Noventa millones de documentos contiene el Archivo Nacional, y el Día del Patrimonio servirá para que un público amplio conozca la parte ínfima pero probablemente más significativa de ese impresionante acopio histórico. La celebración del Bicentenario orienta una muestra especialmente preparada para reforzar los valores que han animado el sentir independentista y republicano de Chile, y que concentra documentos que se ordenan cronológicamente desde el acta de fundación de Santiago (1543) hasta la Constitución de 1925. Entre uno y otro, se dispondrán manuscritos sorprendentes, solemnes y emocionantes; como el testamento de La Quintrala (Catalina de los Ríos y Lisperguer), el acta de instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno (1810) y la libreta personal de José Miguel Carrera, un pequeño diario manuscrito actualizado por el prócer hasta pocas horas antes de su fusilamiento con unas dramáticas palabras dirigidas a su esposa, Mercedes.

"Es una pincelada por la historia de Chile, pero con aquellos documentos que creemos puedan generar mayor interés popular", explica Osvaldo Villaseca, director del Archivo Nacional.

Mañana, los visitantes podrán ver la recreación de una tertulia colonial, con muebles, trajes y música de época dispuestos por primera vez en el salón Ricardo Donoso. "La tertulia fue el espacio de intercambio de opiniones en la que comenzó a germinar la inquietud independentista", explica Luis Martínez, del Archivo Histórico. "En las tertulias se difundían los primeros trascendidos de, por ejemplo, lo que sucedía con el Rey de España, y es allí donde surge la propuesta de convocar a un cabildo abierto". Las funciones de las tertulias están programadas para las 10.15, 12.15, 13.40 y 15.30 horas.

La recreación histórica continuará en espacios separados, en los que se ubicarán guías que estarán a cargo de breves monólogos o lecturas de extractos del testamento de La Quintrala, cartas de José Miguel Carrera y la abdicación de Bernardo O'Higgins.

Todo este material suele estar en el archivo resguardado en bóvedas especiales y bajo estrictas medidas de seguridad, por lo cual la oportunidad de ver estos manuscritos es por completo excepcional.