Documental National Geographic ve "dentro de Guantánamo"
El documental es la primera producción con una visión interna del centro de detención para presuntos terroristas.

Los guardias de la prisión militar de la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba, llaman un "cóctel" a la mezcla de heces, orina y saliva que los presos lanzan sobre ellos y que dramatiza su situación, como si fueran soldados en un campo de batalla.
Los reclusos hablan de sus años tras las puertas de acero, la mayoría de ellos sin tener condena alguna, y denuncian a sus carceleros como "atacantes de musulmanes (...) con sangre en sus manos".
Las tensiones del día a día entre los reclusos, algunos de los cuales denuncian tortura, y los soldados que los vigilan son gráficamente descritas desde los dos puntos de vista en un nuevo documental de la cadena National Geographic, "Explorer: Inside Guantanamo".
"Este aún es una parte integral de la guerra del terrorismo", dijo en el documental el coronel Bruce Vargo, "alcaide" de Guantánamo. Un ex recluso concuerda, al describir la prisión como una "zona de guerra" física y sicológica.
El documental es la primera producción con una visión interna del centro de detención para presuntos terroristas, que se ha convertido en un símbolo mundial de los abusos de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.
También podría ser la última producción dentro del centro de detención, ya que el presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó en enero que se cerrara antes de fin de año. Su Gobierno está evaluando el destino de los cerca de 240 detenidos que aún se encuentranm en la prisión.
"La Bahía de Guantánamo era el equivalente legal del espacio sideral, un lugar sin ley", dijo el ex abogado de Defensa Naval Charles Swift en el documental.
El representado de Swift, Salim Ahmed Hamdan, ganó un importante dictamen de la Corte Suprema que les daba derechos a los prisioneros de Guantánamo en las cortes estadounidenses.
El documental de una hora y media fue filmado en agosto del año pasado, en momentos en que el Gobierno de George W. Bush insistía que era imposible cerrarlo, pese a la condena mundial.
El equipo de producción también visitó Afganistán e Inglaterra para entrevistar a reclusos liberados y conversó con legisladores estadounidenses, funcionarios de inteligencia y abogados de las dos partes involucradas en el tema.
El documental describe la rutina diaria en una celda del recinto de concreto y acero de máxima seguridad de Guantánamo.
Los guardias hacen rondas de vigilancia cada tres minutos por posibles suicidios; los reclusos hacen bromas o se burlan; un bibliotecario musulmán entrega libros o los soldados corren con protecciones en sus rostros y guantes de goma para aplacar los disturbios.
GRILLETES APRETADOS, HABITACIONES SIN VENTANAS
El documental muestra las ruinas cubiertas de parras del campo de rayos X, las celdas abiertas donde los reclusos en uniformes naranjos estuvieron presos por primera vez en el 2002 y eran llevados con grilletes apretados a chozas de madera con estrechas habitaciones sin ventanas donde los interrogaban.
La producción también analiza la política estadounidense tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 hacia los sospechosos de terrorismo, desde los abusos e interrogatorios hasta los dictámenes de la Corte Suprema y lo que el Ejército califica ahora como un trato humano y respetuoso.
A lo largo del camino, el ex presidente Bush denunció a los militantes como "nada más que un grupo de asesinos a sangre fría y así es como vamos a tratarlos".
"Una vez que capturas a esas personas no puedes liberarlas", dijo el ex consejero asociado de la Casa Blanca Bradford Berenson. "No puedes matarlos, eso sería una violación a la ley internacional", agregó.
Un guardia de Guantánamo orienta a sus nuevos compañeros: "Pueden ser justos, firmes e imparciales sin ser un idiota (...) la gente sabe", afirmó.
Pero en la prisión, un preso grita desde su celda: "Nunca, nunca, estoy hace siete años aquí, nunca tuve mis derechos".
Otro recluso dice que los guardias están montando un espectáculo para el equipo de producción, que tiene prohibición de entrevistarlo.
"Ahora es un buen servicio", dice el recluso riendo. "Hace una hora, ustedes no se preocupaban por nada", sostuvo.
"Si creen en esta propaganda, yo soy Santa Claus", dijo el recluso.
Cruzando el Atlántico, el ahora libre Moazzam Begg, ciudadano británico detenido desde el 2002 al 2004, dijo que casi se vuelve loco durante su solitario confinamiento bajo la sospecha de que estaba financiando el terrorismo, y que deseó que una tormenta se lo llevara lejos.
"Todo lo que era había terminado. Ser padre se había terminado. Ser hermano, esposo, hijo", señaló Begg.
Las figuras claves involucradas en el documental dicen que describieron objetivamente la prisión.
"Entrega una vista de 360 grados y la gente puede formar su propia opinión", aseveró Charles Stimson, un ex director de temas de detención del Pentágono, que ayudó al canal National Geographic a ingresar a Guantánamo.
Stimson dijo a un panel de discusión tras ver un avance del documental que esperaba que el esfuerzo ayudara a reducir "el abismo" entre el Guantánamo de ahora y el que fue en los años previos, cuando se hizo conocido.
La abogada defensora Sarah Havens advirtió que el cierre de Guantánamo no limpiaría un registro cuestionable de los derechos humanos de Estados Unidos, mientras el Gobierno de Obama continúe afirmando que puede tener prisioneros sin un juicio justo.
"Si ellos toman a los reclusos y los remueven a los Estados Unidos y los detienen indefinidamente, Guantánamo todavía existirá como concepto", afirmó Havens.
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