El “paciente Chile” II: ¿Oasis?
Vivir en Chile es vivir en mundos paralelos; habitar en una disociación permanente. Por eso, el “paciente Chile” enferma y padece a diario, se médica, se narcotiza, se autoengaña, se contradice. En la esfera pública, la contradicción se materializa en la desconexión entre la clase política y los intereses cotidianos de las personas; en la oposición entre “elite” y “pueblo”, entre “lo político” y “la ciudadanía”. Pero también en la comunicación pública cotidiana de los grandes medios de comunicación.
Vivimos como en mundos paralelos llenos de arbitrariedad moral e hipocresía donde, por un lado, se alzan voces que denuncian irritadas irregularidades, delitos o errores de personas o instituciones, mientras que, a la vez, le dan tribuna o algunos canales de TV incluso están dispuestos a pagar millonarias sumas a figuras televisivas polémicas de la farándula para ser entrevistados sobre sus malas prácticas financieras, infidelidades o irregularidades comerciales. ¿Premios al demérito?
¿Cuándo dejó de importar el mérito?, ¿con los inmigrantes, con la delincuencia, el feminismo o los progresistas? Podríamos creerlo, porque es cierto que, en parte, éramos “oasis”. Y aprender a reconocer aquello es importante. Pero también es tiempo de ver el lado B de aquel “oasis” no sólo denominado, sino en buena parte legado por el fallecido Presidente Piñera.
Un “oasis” es una tierra de tregua, de descanso en medio del desierto, de las penalidades o fatalidad. Así visto, decir que Chile es un “oasis” tiene algo de poético y bondadoso. Pero desde una óptica económica dice algo muy distinto. En alemán, por ejemplo, paraíso fiscal se dice literalmente “Steueroase”, “oasis de impuestos”, “tregua de impuesto”. ¿No era eso lo que quería el expresidente?, ¿rebajar impuestos?, ¿y no fue antes de ser Presidente, en 1982, sentenciado por violar las disposiciones de la Ley General de Bancos, y estuvo prófugo por unos días tras recibir una orden de arresto (mientras sus socios del Banco de Talca estaban encarcelados)? ¿Y no fue sancionado en 2007 por 363 millones de pesos por uso de información privilegiada en la adquisición de acciones de LAN? Finalmente, ¿no tuvo Hermosilla en 2024 un rol fundamental en la defensa de Piñera en la famosa investigación Pandora Papers sobre la venta de la Minera Dominga en las Islas Vírgenes Británicas (paraíso fiscal) en la que participó la familia Piñera Morel, pero que tras el fallecimiento del exmandatario su eventual responsabilidad penal quedó extinguida?
Ya sé que no es bien visto hablar mal de los fallecidos. Pero hay algo de blindaje hipócrita en ello que envenena en silencio al “paciente Chile”, y que le falta el respeto a quienes no tienen tregua en impuestos, cumplen las leyes, siguen largos y revictimizantes juicios, y la justicia demora. A estos últimos, el oasis nunca fue un paraíso. Es apenas un eterno espejismo.
Por Diana Aurenque, directora Centro de Estudios de Ética Aplicada, Universidad de Chile
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