Opinión

La extrema izquierda

Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

Entre quienes presumen de sofisticados no es bien visto ser tildado de anticomunista. En cambio, en la derecha, producto del lenguaje que se ha logrado instalar, vivimos una anomalía geométrica: tenemos extrema derecha y centroderecha, pero no derecha.

José Antonio Kast, un niño de pecho frente a Daniel Jadue en la radicalidad de sus propuestas, es calificado por los periodistas como extrema derecha y los candidatos en la primaria del sector se declaran de centro o a lo más de centroderecha. Jamás se escucha en los medios de comunicación la expresión extrema izquierda.

Pero ya no está el horno para bollos. Frente a la amenaza real de ser gobernados por el Partido Comunista, hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre. Daniel Jadue, que puede ser el próximo Presidente de Chile, ha sido claro en sus dichos. No es una campaña del terror: es el terror. La extrema izquierda está entre nosotros y se dispone a tomar el poder total en Chile, la única manera de gobernar que conocen.

La libertad de prensa es intolerable para ellos. Bastó que el periodista Matías del Río haya incomodado a Jadue en un programa de televisión para que la diputada comunista Carmen Hertz calificara a Del Río de “vergüenza e indecencia de periodista”. El mismo Jadue ha propuesto la creación de un Consejo Ciudadano que vele por los contenidos de los medios de comunicación, lo que Carlos Peña ha denominado el control del discurso y que ha llevado el jueves al Apple Daily, en Hong Kong, al cierre del diario ante las restricciones del Partido Comunista chino.

El PC es extremo también en su instrumentalización de todos los órganos del Estado. Ayer nomás, el exministro Marcos Barraza y el exdiputado Hugo Gutiérrez, convencionales de ese partido, han exigido la libertad de todos “los presos de la revuelta” y la salida de Sergio Micco del Instituto Nacional de Derechos Humanos por “relativizar la violación a los derechos humanos”. La acusación a Micco es por haber sincerado la cifra de personas con daños oculares durante la revuelta, que había sido abultada por funcionarios del INDH militantes del PC y del MIR. Y aquí no es solo el PC quien sostiene posiciones extremas; Gabriel Boric acusa al Presidente Piñera por violaciones a los derechos humanos, arrogándose facultades que no posee. Lo mismo frente a la propuesta de “desalojos pacíficos” a quienes se tomen viviendas: una burla a los propietarios.

La extrema izquierda en Chile existe y ha llegado incluso a reivindicar las acciones de organizaciones violentistas que utilizan la causa mapuche para cometer crímenes como asesinatos de horrible crueldad, secuestros, asaltos e incendios. Se configura así una red de protección a organizaciones criminales que impide la paz en La Araucanía.

Frente a tales amenazas, lo digo con todas sus letras: soy anticomunista.

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