Las municipales también importan



Por Francesca Zaffiri, investigadora en Fundación P!ensa

Este año tendremos un cóctel electoral pues, debido a la pandemia, los procesos eleccionarios locales que debían ocurrir en el 2020 tuvieron que acomodarse al calendario electoral de las nacionales. Así, en el último tiempo hemos visto cómo los medios han llenado la agenda con los candidatos para las elecciones presidenciales y de convencionales constituyentes. Si bien es bastante coherente que se siga discutiendo sobre estos cargos, uno de los efectos de este protagonismo ha sido que las municipales pasen desapercibidas.

Recordemos que el 11 de abril tendremos cuatro papeletas, y una de ellas será para elegir (o reelegir) al alcalde o alcaldesa de su comuna. Pese a que algunos consideren que estos comicios puedan ser de segundo orden, ya sea porque creen que no hay mucho en juego de por medio, o porque consideran que éstas no tienen el perfil suficiente para que los electores se preocupen del proceso, la verdad es que las elecciones municipales son especialmente relevantes.

En primer lugar, son la génesis de la democracia subnacional. No solo porque sean las elecciones más cercanas al lugar en el que vivimos, sino porque entregan legitimidad al sistema político. Este tipo de elecciones han sido las primeras en distribuir el poder y las tomas de decisiones desde el Estado central a la unidad territorial más pequeña. Más aún, en la actual crisis de confianza y representación, las autoridades locales siguen teniendo más legitimidad que las figuras nacionales; los estudios de opinión pública muestran que las personas tienen una percepción más cercana con los Municipios y, de similar forma, confían más en ellos que en otro tipo de instituciones políticas.

En segundo lugar, y en línea con lo anterior, es que los alcaldes y alcaldesas han cobrado una notoriedad significativa a raíz del estallido social y la pandemia. Es menester recordar que, antes del anuncio del plebiscito, las autoridades locales realizaron una consulta ciudadana que, más allá de su notoria falla metodológica y de implementación, se adelantó a la decisión tomada por los partidos políticos el 15 de noviembre. De forma similar, fueron los jefes y jefas comunales quienes iniciaron conversaciones con el poder Ejecutivo para implementar las medidas sanitarias con un enfoque que tomara en cuenta las particularidades de las comunas que gobiernan. En otras palabras, los ediles han usado sus plataformas para mostrar que los problemas locales importan, tanto para las decisiones que toma el gobierno central, como para la puesta en marcha de programas de política pública.

En este sentido, dicha autoridad tiene un gran poder para dar solución a los problemas locales. No solo a través de los medios de comunicación, sino porque, junto al voto de los Concejales, los municipios se hacen cargo del plan comunal de desarrollo, licitaciones y el presupuesto comunal; es decir, no solo pueden coordinar con el poder central las ayudas, sino que pueden promoverlas desde lo local y así mejorar las condiciones de vida en la ciudad.

Sin embargo, una cosa es que lo puedan hacer y otra, bastante diferente, es que efectivamente lo hagan. Es por esto que es importante prestar atención a los distintos candidatos y sus propuestas. Habiéndose iniciado el período de campaña para las elecciones de convencionales, gobernadores regionales, concejales y alcaldes, es fácil confundirse y dejarse llevar por lo conocido o lo ofrecido al momento de votar. Así y todo, es preciso preguntarse qué hicieron los jefes y jefas comunales para mejorar la calidad de vida de los lugares en que vivimos, en qué fallaron, y lo realizable de las promesas de campaña, tanto los incumbentes como los nuevos candidatos. De esta forma, quienes no rindieron buenas cuentas sabrán su resultado el día 11 de abril.

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