Niños en primera línea

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El diputado Hugo Gutierrez (PC).


El uso de niños en cualquier tipo de conflicto es un acto repudiable. Por ello causa indignación ver como el diputado Hugo Gutiérrez sin miramiento alguno se vale de menores y sus dibujos para difundir un seudomensaje navideño propagando el odio e incitando a la violencia contra el Presidente.

La anterior no es una irresponsable actuación más de aquellas que caracterizan a parte de la clase política, sino que una grave vulneración a la Convención sobre Derechos del Niño que exige la reacción de la Defensoría de la Niñez. Que un niño dibuje un magnicidio implica que ha sido sometido a inéditos niveles de violencia mental que deben investigarse. Es inaceptable escudarse políticamente en menores para articular un mensaje extremista. La indiferencia, el silencio, o los intentos de justificación solo legitiman el fanatismo ciego que anima a quienes participan o incentivan la violencia como medio para obtener aquello que perdieron en las urnas.

Las cosas por su nombre. Es evidente que para algunos los niños son la verdadera primera línea. Igual que en Corea del Norte o en su tiempo en Cambodia y otras latitudes. Es a los niños a los que se adoctrina políticamente en algunos colegios, como se vio en reveladores videos al inicio de la actual crisis. Fue en un liceo de niñas donde años atrás se recrearon en carácter casi heroico las actividades terroristas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Son niños, los que participaron de largas tomas a colegios y quienes prendieron fuego a la oficina del Rector de la institución educacional más emblemática de nuestro país. Son niños también los que tristemente han sido víctimas silenciosas del fracaso del Sename.

Por lo mismo la cobarde conducta del diputado Gutiérrez es reveladora de la forma en que algunos persiguen sus objetivos políticos y nos alerta de cara al complejo año 2020 que se avecina. Chile cierra una década exitosa e inicia otra llena de incertidumbre pero con algunas certezas. Esta es una de ellas. Sectores minoritarios pero violentos y dudosamente democráticos quieren demoler no solo el "modelo" sino también la convivencia nacional. El odio y resentimiento inoculado a niños es una estrategia fría y deliberada, tal como ha sido la demanda por una nueva Constitución.

Así como no hay espacio ni legitimidad para una Constitución elaborada en medio de la violencia o bajo la amenaza de mayor violencia, tampoco puede haber espacio para el uso de menores en este descarado ataque a nuestra democracia.

Walter Benjamin dijo una vez que la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que "los adultos sean más fuertes, sino su incapacidad de hacer magia". El diputado comunista pretende reemplazar la magia por una inaceptable acción de adoctrinamiento político que compromete la dignidad de Chile cuyos niños no son ni deben ser la primera línea, sino los primeros de la fila.

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