Trayectorias en educación superior

Foto: Patricio Fuentes Y./Archivo


Esta columna fue escrita junto a Cristián Blanco del IFCC y Francisco Meneses, Duke University.

En estos días, miles de jóvenes elegirán carreras en educación superior, en una decisión que genera estrés y presión. Esto, porque optar por una profesión no solo significa definir trabajos e ingresos futuros, sino también implica riesgos, pues equivocarse puede producir importantes costos.

En un estudio recientemente publicado por la revista Calidad de la Educación ("Más allá de la deserción: Trayectorias académicas en la educación superior en Chile"), analizamos el camino de varios miles de alumnos de la educación superior durante nueve años, con el objeto de caracterizar no solo el retiro de las carreras inicialmente escogidas -y que solemos asociar a deserción-, sino el reingreso a otra institución o carrera.

Los resultados indican que después de nueve años del primer ingreso, uno de cada cuatro estudiantes se ha retirado del sistema para no volver, mientras que un 60 por ciento se ha titulado, y un 15 por ciento continúa estudiando. Así, aun cuando el sistema de educación superior es relativamente ineficiente en términos del tiempo que toman los estudiantes en completar sus estudios, es flexible en el sentido que es capaz de recapturar alumnos que desean reingresar y finalmente titular a un porcentaje significativo. Es decir, el retiro de la primera elección no es el fin del proyecto educativo personal, sino que suele ser un paso que muchos dan antes de titularse definitivamente.

También notamos que de los estudiantes que desertan de su primera carrera, la mitad reingresa a otra institución, y de ellos, la mitad lo hace a carreras en áreas de conocimiento distintas de las originalmente escogidas. Asimismo, constatamos que muchos "desertores" de universidades reingresan a carreras técnicas, y a la inversa también. Por ello, el sistema permite más permanencia en el estudio de lo que muestran los datos de deserción por carrera, por institución y por tipo de institución.

El cambio de carrera a áreas muy diferentes, como el movimiento desde lo universitario a lo técnico, evidencia problemas de orientación vocacional, falta de conocimiento sobre carreras y falta de flexibilidad en las instituciones para permitirles cambiarse internamente.

Para abordar este problema, hay tres caminos a seguir. A nivel escolar, la orientación vocacional es clave, particularmente cuando -como sucede hoy- una mayoría de los estudiantes son primera generación y carece de referencias que los guíen. A nivel superior, también es fundamental la información sobre el esfuerzo asociado a la carrera, la metodología de enseñanza y las perspectivas de trabajo. Finalmente, un marco de cualificaciones general, que atraiga a las principales instituciones de educación superior a participar de él, permitiría mayor movilidad de alumnos y reduciría lo que podría ser una deserción sin retorno.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.