El pesado traje presidencial de Jeannette Jara
No contar con el respaldo cerrado de su partido, ser la representante de un gobierno con alta desaprobación y haber sacado de carrera a Tohá son parte de la mochila que la candidata ha debido cargar tras su sorpresivo triunfo en las primarias. Pero hay otro factor que enciende luces amarillas en la recta final de la campaña.
La mañana del miércoles, en una actividad realizada en el popular bar Victoria, Jeanette Jara en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, Jara salió a matar varios pájaros de un tiro. Así lo señalan, en lenguaje dieciochero, desde su círculo cercano, al explicar que la candidata aprovechó el inicio de las celebraciones de Fiestas Patrias y la partida oficial de la campaña presidencial, para dar una señal de unidad del oficialismo tras ella y defender con fuerza sus capacidades para enfrentar -y vencer a la derecha- en las próximas elecciones.
En momentos en que comenzaban a surgir críticas -privadas y públicas- a la ausencia de figuras del Socialismo Democrático en su campaña, Jara apareció junto a la exministra del Interior Carolina Tohá y al diputado Gonzalo Winter, sus excontendores en las primarias, que se habían restado de su precampaña y mantenido un largo silencio.
Hasta el local de Av. Carlos Valdovinos 1951 también llegaron esa mañana dirigentes de todas las colectividades de la coalición de gobierno y las principales figuras del Partido Comunista, salvo su presidente, Lautaro Carmona, y la secretaria general, Bárbara Figueroa. La ausencia de ambos era una clara señal del profundo quiebre entre la candidata y un sector de su colectividad.
La exministra del Trabajo y Previsión Social aprovechó, también, el momento y el lugar -con todo el público a su favor- para intentar despejar las dudas que había dejado su débil desempeño en el primer debate entre los ocho candidatos a La Moneda, el pasado miércoles 10 de septiembre, en Chilevisión, donde a ratos se le vio abrumada, enojada y sobrepasada.
Esa fría noche del miércoles 10 de septiembre, al terminar el debate, en el oficialismo cundió la sensación de que Jara se había visto disminuida y poco preparada ante los otros candidatos, muchos de ellos con varias campañas en el cuerpo. Al día siguiente, Jara reconoció que no había quedado conforme con su rendimiento y que se sintió muy molesta en algunos pasajes, tal como se había visto en televisión.
El pasado 17 -una semana después-, sonriente y vestida con un traje negro de dos piezas y blusa roja, Jara aseguró que no tenía intención de crear un clima de polarización en el país. Sin embargo, volvió a criticar a su contendor del Partido Republicano, José Antonio Kast.
Sin un discurso escrito, habló del “Chile real”, que ella conocía bien, prometió seguridad y certezas, repitiendo varias veces las palabras “desarrollo” y “crecimiento económico”.
Pero quizás su principal mensaje al electorado de centroizquierda que tiene duda de sus capacidades y probabilidades reales de convertirse en la próxima presidenta fue decirles que se sentía capacitada para gobernar el país, con el apoyo de una amplia coalición política, que va desde su tienda hasta la Democracia Cristiana.
“Hoy partimos el camino a la Presidencia de la República y lo digo con convicción y con orgullo. Porque, como ustedes saben, yo nunca me imaginé que me iba tocar asumir una responsabilidad como esta. De verdad se los digo. Pero estoy tranquila, porque tengo experiencia, y creo que, con ustedes, con los que están en la casa y con los que hoy están indecisos, sabremos gobernar Chile (...) Podemos estar dentro de La Moneda”, dijo.
Su frase develaba su sorpresivo rol como flamante líder de la izquierda chilena y el complejo camino, a ratos cuesta arriba, que ha sorteado en los últimos meses, en una elección cuyo panorama es adverso para el actual oficialismo.
Según revelan fuentes cercanas a Jara, el paso de ser la candidata comunista, a convertirse en la representante de todo el sector, fue muy brusco para ella y, al igual como en 2021 le ocurrió al Presidente Gabriel Boric, no tuvo tiempo para sopesar el nivel de dificultad que ello significaba y la presión que recaía sobre sus hombros.
“No lo vieron venir y ahora tampoco lo verán venir”, es uno de los mensajes que su principal asesor, el sociólogo ex PC Darío Quiroga, ha señalado en privado para reforzar su estrategia. Su máxima es que Jara siga siendo ella misma y no cambie su esencia bajo ninguna circunstancia adversa, como las que le ha tocado enfrentar por doquier.
Luces amarillas
En estos poco más de 80 días que han transcurrido desde las primarias, la dirigenta comunista ha debido cargar el peso de ser la representante de un gobierno con una alta desaprobación, lo cual ella misma comprobó en su reciente gira por 16 regiones del país, la cual estuvo enfocada en sumar nuevos adherentes.
La metodología, diseñada por Quiroga, consistía en reunir en cada ciudad a un grupo de entre 120 y 250 personas, en su mayoría líderes y dirigentes sociales, pero que no fueran militantes ni votantes de izquierda.
Incluso, cuentan fuentes del comando, en la puerta de cada local había una persona que prohibía el ingreso de banderas de Jara o de algún partido de la coalición.
Tras una presentación en que Jara les contaba su experiencia en los gobiernos de Michelle Bachelet y Boric y la travesía que fue concretar la reforma de pensiones, les pedía a los presentes anotar en un papel cuáles eran las principales urgencias de su comuna, los problemas más graves de su región y, si fueran presidente(a) por un día, qué medidas implementarían de inmediato.
Todo ello, bajo la promesa de volver en los próximos meses con una solución concreta y, en la eventualidad de encontrarse con una urgencia apremiante, intentar gestionar alguna medida de alivio.
Como era de esperar, las respuestas más escritas por los asistentes fueron las principales debilidades que ha tenido la administración Boric, como el aumento de las listas de espera en la salud pública, la crisis de inseguridad y el alza del desempleo. Este último, como se lo han hecho ver sus contendores, la afectaba directamente a ella, como exministra del Trabajo.
“Se termina una etapa en que Jara fue a escuchar a la gente a los territorios y ahora seguirá recorriendo el país conversando con la ciudadanía y con la familia chilena. Los que pretendan tener enclaustrada a nuestra candidata, se equivocan”, afirma el senador Gastón Saavedra (PS).
Jara también ha debido sortear el constante torpedeo de su propio partido, presidido por Carmona y, de facto, por Daniel Jadue, quienes tempranamente vieron en su liderazgo una amenaza a la línea más radical del PC que ellos representan y defienden a brazo partido.
En las últimas semanas la propia candidata ha reconocido estar desilusionada de la colectividad a la cual ingresó a militar a los 15 años y explicitado que la relación con Carmona se quebró para siempre y ya no tiene vuelta. También se ha mostrado desilusionada de la actitud condescendiente de Figueroa.
La administradora pública de la Usach, además, ha tenido que pagar un alto precio por haber sacado de carrera a Tohá, para muchos la “niña símbolo” de la ex Concertación -actual Socialismo Democrático- y la candidata a la cual apostaban en La Moneda, ya que la veían con más posibilidades de ganar en una segunda vuelta.
Varios dirigentes del PPD, entre ellos el actual ministro de Economía, Álvaro García (antes de ser nombrado por Boric), se desentendieron tempranamente del triunfo de la comunista, señalando -en privado- que no había tenido un fair play, al ocultar su militancia durante la campaña y desmarcarse de las ideas defendidas por el PC.
Pero quizás el factor que persiste y hoy mantiene las luces amarillas encendidas en sectores del oficialismo es su idoneidad y energía para enfrentar esta exigente recta final.
Desde de su equipo había trascendido que este fin de semana largo que termina hoy, Jara tenía planeado cargar pilas y seguir estudiando, como ya es parte de su rutina diaria. Y que sólo participaría en el tradicional tedeum católico, el jueves en la Catedral Metropolitana. Sin embargo, la candidata no llegó a la ceremonia en encabezada por el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí.
“Temas personales”, señalaron desde su equipo ante su inasistencia.
¿Se vienen refuerzos?
Tempranamente se discutió la posibilidad de que Jara tuviera un escudero. Sonó el nombre de la ministra Camila Vallejo, pero rápidamente se advirtió que la actual vocera de gobierno podría eclipsar a la candidata. Y se descartó esa posibilidad.
También se evaluó la salida del ministro de Educación, Nicolás Cataldo, pero habría sido la directiva del PC la que habría bloqueado su salida, argumentando su rol clave en la discusión del proyecto para reemplazar al CAE.
Hasta ahora, Jara no ha cedido a la presión por realizar cambios en su equipo y se ha apoyado en su círculo de confianza, integrado por varios excolaboradores en el Ministerio del Trabajo, desde su exjefe de gabinete, el socialista Jorge Millaquén, y su jefa de avanzada, Javiera Milla; hasta su secretaria personal, además de un puñado de dirigentes comunistas cercanos a ella que hoy ocupan puestos claves en el comando de calle Londres.
“Necesitamos que su mensaje pueda socializarse con la mayor amplitud (...). Los partidos, junto con colaborar, porque somos necesarios para el despliegue, no somos suficientes, por lo que creemos necesario incorporar al mundo social organizado, con el que Jeannette Jara tiene una evidente conexión”, señala Carmona a La Tercera.
“El esfuerzo personal que está haciendo Jeannette Jara es admirable y digno de destacar. Ella está en todas, en el despliegue territorial, en el tema programático y en la relación institucional del comando”, comenta el presidente del Partido Radical, Leo Cubillos.
Para mañana estaba agendada la presentación de su nuevo programa de gobierno, lo que busca cerrar uno de sus principales flancos por donde ha sido atacada constantemente por la oposición. Por de pronto, el comando y la directiva comunista sellaron un pacto. No habrá cuestionamientos por parte de Carmona y sus orejeros a la nueva plataforma programática.
Habrá algunas sorpresas, pero, por ahora, señalan sus cercanos, no habrá “grandes guiños al centro”, ya que se guardarán para los días previos a la primera vuelta del 16 de noviembre.
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