Gustavo Gatica: “Cometimos el error de pensar que toda esa gente que salió a marchar en 2019 era de izquierda”
El psicólogo está empeñado en demostrar que él es más que un símbolo del estallido social. Como candidato por el distrito 8, hace un llamado a conocer sus propuestas. Además, a seis años de las movilizaciones, concluye que no necesariamente esa gente hoy está con Jara.
La próxima semana, sea cual sea el resultado de la elección de este domingo, Gustavo Gatica volverá a trabajar como psicólogo en Estación Central. Se terminan las vacaciones que pidió para hacer campaña e intentar llegar al Congreso como diputado por el distrito 8 (Maipú, Estación Central, Lampa).
En su interacción con los vecinos, ha reconfirmado que es percibido como un símbolo de las marchas del estallido social, donde recibió disparos que lo dejaron ciego, caso que todavía se encuentra en juicio.
Ad portas de la elección y como postulante al Congreso en un cupo del PC, pide conocer otra faceta de él. “Lo que me pasó en 2019 es grave, pero no me define de por vida”, plantea.
¿Confía en que va a ser electo?
No. Estoy bien cansado, han sido más de cien días de campaña, pero estoy muy conforme del trabajo hecho. Hemos dejado los pies en la calle. Estoy tranquilo, conforme, pero en ningún caso confiado.
¿Cómo se dio la decisión de ser candidato?
Mis padres son profesores de escuela pública, de ellos aprendí el deseo de aportar a la sociedad desde donde uno está. Me propuse estudiar Psicología con ese deseo. Trabajo en una unidad de víctimas de delitos graves. Es tan dramática la situación, que me nació de la guata aportar un poco más. Así surge la idea de ser candidato.
¿Cuáles son los problemas más urgentes del D-8?
Existen prioridades. Una de ellas es la salud mental. En Chile invertimos muy poco en ella y me gustaría generar políticas que mejoren la calidad de vida. La otra es seguridad, los vecinos me lo hacen saber. Cuando empezó la campaña, sentí que teníamos que darle una vuelta: cómo planteamos la seguridad desde la izquierda, para que dé sentido a las personas.
¿La derecha ha avanzado más en eso?
Los discursos de la ultraderecha, de Kast, Kaiser o Matthei, de cárcel o bala, no hacen sentido. La delincuencia, la violencia, es un fenómeno muy complejo. Desde una perspectiva política, no podemos caer en ese discurso simplista, sino que tenemos que atender el fenómeno con la complejidad que merece.
¿Y por qué cree que hoy a la gente le hace sentido el discurso de Kast o Kaiser?
Históricamente, a la derecha se le asocian conceptos como seguridad o la economía, mientras a la izquierda, la solidaridad, la igualdad. Sin embargo, cuando uno evalúa, este gobierno ha hecho muchos esfuerzos e inversiones en seguridad. Esa bajadita de la seguridad como un derecho no la hemos planteado lo suficiente para que la gente entienda que sí es importante para la izquierda.
¿Es probable que la derecha consiga mayoría en ambas cámaras?
Estoy bastante esperanzado de que haya un buen Congreso. Efectivamente, la derecha está -al menos en encuestas- mejor aspectada, pero estas semanas los candidatos de la izquierda podemos hacer propuestas que le hagan sentido a la persona y tener un buen resultado.
¿Es de la idea de que hubo un cierre de ciclo? En el sentido de que tras el estallido el país se inclinó a la izquierda y eso terminó.
Es un debate más complejo, porque después Chile votó en contra de la Constitución republicana. No creo en este péndulo que se mueve y se mueve, sino que hay un sistema que está agotado y que mandata a la gente a rechazar lo que está en el poder.
A propósito de esa complejidad, ¿es posible pensar que gente que salió a marchar en 2019 hoy vote por la derecha?
El estallido social es una manifestación de malestar. Si uno lo miraba de lejos, parecía ser un solo color, pero había una serie de matices. Nosotros cometimos el error de pensar que toda esa gente era de izquierda. Y no, estaban manifestándose por algo que les resultaba injusto y esas personas han ido votando de diferente forma. No creo necesariamente que toda esa gente vote Jara.
Aceptó un cupo del PC para competir. ¿Se siente identificado con ese partido?
Soy muy respetuoso de la historia y el presente del PC. Hemos tenido una buena comunicación, bastante cercanía. Ellos han sido muy respetuosos de mi candidatura, han permitido que yo decrete los lineamientos.
¿Entraría a militar?
La militancia, por ahora, no me hace tanto sentido. No lo descarto, pero por ahora no es alternativa para mí.
¿Se decepcionó del FA? Le ofrecieron un cupo y se retractaron.
Está superado. Su argumento de querer llevar a un candidato de sus filas es muy válido. Ahora hemos tenido muy buena relación con Tomás Vodanovic. Sin rencores.
¿Qué tan identificado se siente con el gobierno?
Ha sido un gobierno de luces y sombras. Destaco proyectos como la ley Papito Corazón, 40 Horas, la ley de pensiones, el alza al sueldo mínimo. En materia de derechos humanos hubo avances, pero faltaron cosas por hacer. En ese equilibrio, la nota es azul.
¿Es una deuda de este gobierno la política de reparación para las víctimas del estallido?
Faltaron señales. La política es mucho de señales. Me parece que hacia las personas que fueron violadas sus derechos humanos hizo falta un pronunciamiento, un gesto político.
¿Su candidatura toma un compromiso sobre esta materia?
No debe haber otro Gustavo Gatica o Fabiola Campillai. Tengo una convicción profunda de querer trabajar para que haya garantías de no repetición.
¿La campaña le ha confirmado que la gente lo percibe como un símbolo del estallido? ¿Es algo que juegue en contra?
Para las personas soy un símbolo. Me abrazan, se emocionan, y eso lo recibo con mucho cariño, me siento muy agradecido. Sin embargo, hay una cosa muy personal, más allá de lo político, de querer demostrar que soy más que eso. Lo que me pasó en 2019 es grave, es importante, pero no me define de por vida. Espero que eso se logre transmitir. Soy psicólogo, soy profesional, tengo postura política y quiero hacer las cosas bien. Invito a conocer esta otra faceta.
Es una posibilidad que sea electo y que la derecha llegue a La Moneda. ¿Cómo se pararía como oposición?
En el escenario en que haya un gobierno de ultraderecha, que espero que no pase, me gustaría construir una oposición constructiva. Siempre y cuando se generen políticas para mejorar la calidad de vida de las personas.
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