Sebastián Edwards: “Lo que hay que preguntarse es ¿qué es ‘más peor’, un IFE universal hasta noviembre, o que destruyan el mercado de capitales?”

Sebastian Edwards

Frente a la polémica por la ampliación de la ayuda fiscal, en medio de la discusión de un cuarto retiro del 10%, el académico de la Ucla afirma: “Si las opciones son un IFE universal hasta noviembre, o el escenario que bosquejó Mario Marcel (...), no me cabe duda que el IFE es menos costoso”. Y agrega que “en política económica hay que tomar en cuenta la realidad, por más que duela, y sopesar, en ese contexto, las alternativas”.


Si bien a lo largo del actual gobierno Sebastián Edwards ha tenido críticas para varias de sus actuaciones y en esta entrevista vuelve a hacer presente más de una de ellas, en lo que fue el debate de la semana, sobre la extensión del IFE universal, no se suma al coro de cuestionamientos que provino de algunos sectores del mundo técnico. Su punto es político-económico y dice relación con el intento que está haciendo el Ejecutivo, con tal medida, de frenar un cuarto retiro de fondos previsionales, más allá de que esté de acuerdo con que las ayudas fiscales ya debieran concentrarse sólo en los que siguen afectados en sus ingresos por la pandemia. “En eso Joe Ramos tiene razón”, reconoce, aunque acto seguido retruca: “Pero no vivimos en ese mundo idealizado. Vivimos en el horrible mundo real de la política chilena, con políticos capturados por la fiebre populista, aterrados de no ser reelectos, políticos sin ningún pudor”. Y advierte que el mayor peligro de seguir adelante con otro giro del 10% es que “el regreso de Chile a sus orígenes -un país entre Ecuador y Costa Rica-, se acelere”.

Desde el fin de semana se desató una ola de críticas de una parte del mundo técnico a la extensión del IFE universal que anunció el gobierno el martes 10, acusándolo de no focalizar esta medida. ¿Qué opina al respecto?

-En un mundo ideal, el último IFE debiera haber ido a quienes siguen sufriendo con la pandemia. En eso Joe Ramos tiene razón. Pero no vivimos en ese mundo idealizado. Vivimos en el horrible mundo real de la política chilena, con políticos capturados por la fiebre populista, aterrados de no ser reelectos, políticos sin ningún pudor. En política económica hay que tomar en cuenta la realidad, por más que duela, y sopesar, en ese contexto, las alternativas.

Entonces, ¿no se equivocó el gobierno al actuar así y buscar por esa vía evitar un cuarto retiro del 10%?

-Lo que hay que preguntarse es esto: ¿Qué es “más peor”, un IFE universal hasta noviembre, o que destruyan el mercado de capitales, mandando a Chile al pasado? Porque Mario Marcel tiene toda la razón cuando dice que un cuarto retiro de los fondos de pensiones le haría un daño profundo a Chile. De hecho, Marcel, como buen banquero central, fue comedido. La verdad es que las consecuencias serían más serias que las planteadas por don Mario, especialmente para las capas medias. No todo el efecto se vería de inmediato, pero sí en el mediano plazo. Una zozobra lenta.

Joe Ramos afirmó que “estamos dando esto como si fuera un carnaval” y Rodrigo Vergara en una columna habló de la “fiesta fiscal”, asegurando que “mantener una política fiscal altamente procíclica en las actuales circunstancias no tiene ningún sustento técnico”.

-Ambos tienen razón. La política en Chile está desbocada, y lo de los “mínimos comunes” -una idea tan simple como obvia- no está funcionando. El gran problema del gobierno ha sido su incapacidad para establecer un verdadero diálogo político con la oposición. Si a eso se le suma una cierta arrogancia y tozudez, y políticos dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de ser reelectos, creamos una tormenta perfecta.

Por su parte, José De Gregorio sostuvo que “estas malas políticas públicas nos van a costar caro” y que nadie lo dice porque hay elecciones, mientras que el exministro Nicolás Eyzaguirre aseguró que el gobierno amplió el IFE porque perdió el control de sus parlamentarios…

-Estos colegas tienen razón. La verdadera pregunta es esta: dado que el gobierno perdió el control de sus parlamentarios -cuestión que es lamentable-, cuál de todas las opciones es la menos costosa. Y si las opciones son un IFE universal hasta noviembre, o el escenario que bosquejó Mario Marcel, con un mercado de capitales gravemente herido, no me cabe duda que el IFE es menos costoso.

¿Pero no hay un problema de timing del gobierno, que llegó tarde a universalizar la ayuda cuando había mucha gente confinada y ahora está llegando tarde a focalizar cuando ya el país no está en cuarentena?

-Claro. Han llegado siempre tarde, y sin mucho ánimo o muchas habilidades para negociar.

Ahora, si el gobierno en vez de extender el IFE tal cual, lo hubiese restringido, y eso le hubiese valido la crítica del mundo político, ¿cree que los técnicos que ahora lo cuestionan habrían salido en su apoyo enarbolando la bandera de la focalización, tan criticada hace solo unos meses?

-Difícil. Desafortunadamente, muchos miembros del llamado “mundo técnico” se han ideologizado y protegen sus intereses políticos. Hay pocos como Joe Ramos, José De Gregorio y Nico Eyzaguirre. Desafortunadamente, hay mucho colega disparando a tontas y a locas, diciendo sandeces con respecto a variados temas.

El actual ministro de Hacienda, considerado más bien un ortodoxo hasta antes de llegar a su actual puesto, incluido su desempeño a la cabeza de la Dipres, va a terminar siendo el que prácticamente gaste por completo los fondos soberanos, en paralelo a seguir elevando la deuda. ¿Es una paradoja, lo que simplemente le tocó, o se le soltó en demasía la billetera fiscal?

-Los fondos soberanos se crearon como un colchón para una emergencia. La pandemia es una emergencia brutal, el tipo de evento que sucede una vez cada cien años. Está bien usarlos. Pero una vez que la emergencia amaina, hay que volver a la prudencia. Y con un precio alto del cobre, es prudente empezar a reconstruir los colchones.

A su juicio, ¿cómo lo ha hecho Rodrigo Cerda versus Ignacio Briones? ¿Y respecto a Felipe Larraín?

-A cada uno le tocó una realidad diferente. Y el veredicto es variado. Vamos a ponerles nota entre un tres y un cinco coma tres, pero sin divulgar qué le toca a quién. ¿El promedio de los tres ministros? Un cuatrito coma uno, apenas. Como paquete, pasan raspando; apenitas por mi generosidad como profe.

¿Y usted cree que con esta medida del IFE el gobierno logrará frenar el cuarto retiro? ¿Qué pasa si no lo consigue, cuál será el efecto de todo ese dinero, IFE más otro retiro, sobre la economía?

-No sé si lo podrán frenar. El problema de fondo es que en el Congreso se ha creado una adicción al populismo; adicción acompañada de un desprecio muy poco saludable a lo técnico. Se perdió el concepto de “restricción de presupuesto”, y eso es grave. Cuando eso sucede en el mundo político, los resultados en el mediano y largo plazo son desastrosos.

No estoy hablando de cataclismo instantáneo o muerte súbita. De lo que estoy hablando es de un deterioro lento pero seguro, de una caída de la inversión, de mayores tasas de interés, menos préstamos de vivienda, mayor inflación, menos empleo. Pero el que el gran daño no sea instantáneo, no le quita gravedad a la situación. El mayor peligro es que el regreso de Chile a sus orígenes -un país entre Ecuador y Costa Rica- se acelere.

¿Y qué opina del cambio de visión del candidato presidencial Gabriel Boric, que tras decir en uno de los debates de primarias que era contrario a un cuarto retiro si se extendía el IFE, ahora lo apoya?

-No conozco a Boric. Una vez nos íbamos a juntar en una comida, pero él se fue atrasando y no llegó. Nosotros lo esperábamos como a Godot; yo me sentía en el rol de Estragón, en la obra de Becket. Aún sin conocerlo, le tengo simpatía como persona. Me parece que es inteligente, tiene curiosidad y buenas intenciones. Pero, la verdad, es que, con pocas excepciones, su equipo económico me ha decepcionado.

¿A partir de noviembre, si es que no hay nuevos confinamientos, el IFE universal sí debiese terminarse y seguir solo con el IFE laboral? ¿Le parece suficiente este último?

-Hay que ir viendo cómo viene la pandemia. Pero lo que sí está claro es que mientras Chile tenga las fronteras cerradas -una política muy cuestionable-, el sector turismo va a seguir en la ruina. Los turistas no van a ir si hay que hacer cuarentena obligatoria. En los años anteriores a la pandemia Chile recibía un poco más de 6 millones de turistas por año, los que se quedaban en promedio por 11 días en el país. Si hay que pasarse 10 días encerrado, a pesar de los PCR negativos, y las mejores vacunas del mundo (no chinas), no va a ir nadie. Así de simple.

¿En qué pie va a quedar el país fiscalmente de cara al próximo gobierno? Se dice que el Presupuesto 2022 debe caer en un 20% respecto de lo gastado este año. ¿Es eso realista?

-Difícil, pero necesario.

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