En búsqueda de las señales químicas de los glaciares: estudio de National Geographic está analizando el estado de salud de Campos de Hielo en la Patagonia chilena

Marius Schaefer otografiado por F. Fernandoy, en el refugio Greve de la Dirección General de Aguas (DGA) en Campos de Hielo Sur.

La iniciativa liderada por el académico e investigador Francisco Fernandoy, en la que también participan científicos europeos, analizará piezas cilíndricas superficiales de hielo de hasta 20 metros. Éstas son una porción de las precipitaciones que han caído en el lugar


En Chile, los glaciares ocupan 23.641 km2, prácticamente el mismo tamaño de toda la Región del Biobío (la segunda con más habitantes en Chile). Pese a su gran extensión, estos se han visto seriamente amenazados en el último tiempo. Y Campos de Hielo, en la Región de Aysén, no es la excepción.

Un proyecto de National Geographic Explorer en Chile, está estudiando en detalle el cambio que se ha producido en la zona. ¿Cómo lo hace? A través de un grupo de investigadores de Chile y Reino Unido.

El equipo es liderado por el explorador NatGeo, Dr. Francisco Fernandoy (Universidad Andrés Bello) y compuesto por los investigadores Dr(c) Dieter Tetzner (Universidad de Cambridge y British Antarctic Survey, UK), Dra. Ines Dussaillant (World Glacier Monitoring Service, Universidad de Zurich, Suiza), Dr. Alvaro González-Reyes (Centro Hemera, Universidad Mayor), además de la investigadora internacional Dra. Elizabeth Thomas (British Antarctic Survey, UK).

El objetivo de los científicos es interpretar en terreno la señal química de los testigos de hielo. En otras palabras, muestras cilíndricas superficiales de glaciar de hasta 20 metros. El proyecto aún se encuentra en una fase de exploración. Luego, los investigadores intentarán realizar perforaciones más profundas.

Marius Schaefer en la instalación de una torre nivológica en la zona de acumulación del glaciar Greve en Campos de Hielo Sur.

Francisco Fernandoy, glaciólogo de la Universidad de Concepción y académico e investigador de la Unab, señala a Qué Pasa que la National Geographical Society (o NatGeo) ha sido un aliado importante en la investigación científica de regiones poco exploradas y de difícil acceso. “NatGeo se interesó en nuestra propuesta de explorar la región de los grandes campos de hielo de la región de Aysén. Esta zona se caracteriza por malas condiciones meteorológicas, difícil acceso y altos costos de cualquier operación logística, por lo que existen aún grandes brechas de conocimiento científico en esta región”.

Por observaciones satelitales sabemos que los glaciares de la región están sufriendo una pérdida de masa general, “que incluso alcanza el orden de metros de descenso al año de la cubierta glacial, de acuerdo a un estudio publicado en 2020 en la revista Nature, por una de las investigadoras de este proyecto, Inés Dussaillant. Uno de los indicadores más claros del estado de salud de los glaciares, es el comportamiento de su frente, los que han presentado un retroceso generalizado en la región (a excepción de algunos glaciares, de los que aún no entendemos bien su comportamiento). Nuestro proyecto apunta a investigar los sectores donde los glaciares están siendo alimentados de nieve, la que llamamos la zona de acumulación y que va alimentar al resto glaciar posteriormente”, explica Fernandoy.

Esta zona es particularmente difícil de acceder, ya que se encuentra en las zonas más altas de los glaciares, cercanas a las cumbres. Fernandoy establece que “esperamos que estudiando la precipitación que se acumula en estas zonas, podremos encontrar evidencia de los cambios ambientales recientes que han afectado a los glaciares de la región, y entender cómo estos diversos parámetros ambientales han variado durante las últimas décadas”.

Los cilindros en “idioma” científico los llamamos “testigos de hielo” o “núcleos de hielo”, explica Fernandoy. “Estas muestras se obtienen mediante una perforación mecánica del hielo. Entonces lo que estamos extrayendo es una porción de la precipitación que ha caído en este lugar. La precipitación, que cae y se deposita en esta región es principalmente de tipo sólida (nieve). Al caer, la precipitación puede incorporar distintos tipos de impurezas, siendo estas de origen natural o de origen antrópico. La presencia de estas impurezas y su concentración nos permiten diagnosticar la situación ambiental de una región. Además, como la acumulación de la nieve se produce estacionalmente, podemos determinar cómo estos factores ambientales han ido cambiando en el tiempo”, añade.

Los glaciares están formados por capas de nieve que se van acumulando y compactando por miles de años. Por lo mismo, son verdaderos testigos de cómo el clima ha ido evolucionando.

Próxima expedición en 2022

Fernandoy revela que su objetivo central es poder analizar los cambios ambientales que están influyendo en el “estado de salud” de estas grandes extensiones glaciares. “Para poder lograr esto, apuntamos a estudiar la dinámica de los procesos de transporte atmosférico, que son los responsables del transporte de las precipitaciones, y también de regular el transporte de calor que está alcanzando esta región, y cómo las variaciones de las condiciones de este proceso pueden afectar a los glaciares”.

En especial nos interesa responder preguntas como “¿cuánta nieve se acumula en la región cada año? Y si esta ha variado en el tiempo, ¿esto se ha debido a cambios en la precipitación o a recientes eventos extremos de fusión en superficie? En caso de identificar estos eventos, ¿éstos han aumentado en su frecuencia durante los últimos años?”, explica.

Para responder estas preguntas debemos analizar muestras de hielo que esperamos extraer en distintos puntos de la región, y luego completar un análisis exhaustivo de la composición química del hielo y de sus propiedades físicas. “Esto se logrará en colaboración con las instituciones internacionales asociadas a este proyecto, ya que en Chile no tenemos las capacidades para poder lograr estos objetivos”, señala el investigador nacional.

De izquierda a derecha: Cristian Donoso, Hugo Castañeda, Steffen Welsch (Guías de Montaña) y Dr. Marius Schaefer (Univ. Austral) en el cruce transversal de Campos de Hielo Sur.

Esta investigación, como muchas otras iniciativas científicas, se ha visto fuertemente impactada por los efectos de la pandemia global. En los últimos meses, nos hemos visto forzados a retrasar nuestras campañas de terreno. “A pesar de las dificultades, durante el mes de abril (2021), tuvimos la oportunidad de hacer una primera visita a la región que buscamos estudiar. En aquella campaña de terreno realizamos una primera exploración de un sitio de muy difícil acceso ubicado en la montaña Cuerno de Plata, una montaña ubicada en el borde de Campos de Hielo Norte”, explica Fernandoy.

Nuestras primeras mediciones y observaciones en la región confirman el potencial de esta zona para los estudios que llevaremos a cabo en este proyecto. Esperamos poder volver a la región después del invierno, para explorar otros sitios de interés en los Campos de Hielo Norte y Sur. “Cuando podamos estudiar estos puntos, tomaremos la decisión de investigar más a fondo algunas de estas ubicaciones (la que presente las condiciones más favorables). Esto último debería ocurrir probablemente en 2022. Luego de esto necesitaremos algunos meses para llevar las muestras a los laboratorios en Chile y Reino Unido, donde llevaremos a cabo los análisis químicos y glaciológicos que necesitamos reunir”, señala.

Durante 2020, Fernandoy y un grupo de investigadores realizaron un trabajo de características similares, pero en la Antártica. Puntualmente en el Glaciar Unión. En esa oportunidad, estudiaron el clima del pasado a través de la composición química del hielo. Publicado en la revista científica The Cryosphere, y apoyado por el Instituto Antártico Chileno (Inach), concluyeron que las condiciones se han mantenido estables por tres décadas en esa región.

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