Revelan la existencia de un cocodrilo terrestre prehistórico que vivió junto al Lago General Carrera y fue contemporáneo al Chilesaurio

Una familia de Chilesaurus diegosuarezi, el dinosaurio previamente descubierto en la zona, junto al Burkesuchus mallingrandensis. Crédito: Gabriel Lio

Bautizado como Burkesuchus mallingrandensis, la especie de 70 centímetros de largo habitó en el sur del país hace 147 millones de años. Perteneció al último período de la etapa Jurásica. "Es el abuelo de los cocodrilos modernos", señala unos de los investigadores


El sur de Chile es un territorio reconocido por grandes hallazgos paleontológicos. Muchas especies de antiguos dinosaurios han sido descubiertas en el extremo austral del país. El más reconocido de éstos es el Chilesaurio, (Chilesaurus diegosuarezi) una extraña especie que vivió hace 150 millones de años.

Hoy la revista científica Nature reveló la existencia de una nueva especie, contemporánea al Chilesaurio. Se trata de un cocodrilo terrestre prehistórico, perteneciente a la familia de los mesoeucrocodilios, llamado Burkesuchus mallingrandensis.

El hallazgo fue realizado al sur del Lago General Carrera, en el lecho de la Formación Toqui, cercano a los ríos Maitenes y Horquetas, y la localidad de Mallín Grande. Vivió en la zona hace 147 millones de años, perteneció al período geológico Titónico (Jurásico más reciente) y tenía una longitud estimada de 70 centímetros.

Mapa de la ubicación de la especie. Crédito: Nature

El estudio es responsabilidad de los científicos Fernando E. Novas, Federico L. Agnolin, Gabriel L. Lio, Sebastián Rozadilla, Manuel Suárez, Rita de la Cruz, Ismar de Souza Carvalho, David Rubilar-Rogers y Marcelo P. Isasi.

Fernando Novas señala que este pequeño cocodrilo, “tiene la importancia de que, en contraste con sus parientes ya conocidos y abundantes en zonas marinas, era una especie modesta, pequeña, pero representa toda una radiación de cocodrilos terrestres, de los cuales se conocen muy pocos a nivel mundial”.

Este descubrimiento, “se suma a una serie de hallazgos sumamente interesantes que hemos hecho en cooperación con Manual Suárez y su equipo de la Universidad Andrés Bello. El primer descubrimiento fue el del Chilesaurio, que representó una especie de punta de iceberg, de una fauna de reptiles que se desconocen por el momento en otras partes del mundo, incluso en la Patagonia argentina”, añade Novas.

Equipo de trabajo en terreno. Crédito: Armando Vega

Rozadilla establece que todo lo relacionado al hallazgo es asombroso. “Desde lo inhóspito del sitio donde hay que ir a buscar los fósiles, hasta las implicancias evolutivas de Burkesuchus. En una montaña cerca de Mallín Grande, rodeados de bosque de lengas y glaciares aparecieron los restos de este animal. Llegar hasta allí es toda una aventura con vehículos 4x4 y caballos”.

La nueva especie constituye uno de los pocos registros de crocodiliformes jurásicos no pelágicos para todo el continente sudamericano. Burkesuchus se encontró en los mismos niveles de saurópodos titanosauriformes, diplodocoides y el mencionado terópodo herbívoro Chilesaurus diegosuarezi, expandiendo así la composición taxonómica de las faunas de reptiles jurásicas actualmente poco conocidas de la Patagonia.

Reconstrucción en 3D del esqueleto de Burkesuchus mallingrandensis. Los huesos coloreados en rojo son aquellos los fósiles recuperados. Crédito: Santiago Miner

Fue una especie pequeña, con un cráneo deprimido dorsoventralmente y transversalmente ancho en la parte posterior. La anatomía de éste es intermedia, entre la de los protosuquios y los crocodiliformes neosuquios. Mientras que la anatomía de la caja cerebral ayuda a reconocer algunas características paleoecológicas que pueden ser importantes para comprender los hábitos de los primeros mesoeucrocodilianos, señala la investigación.

Este nuevo descubrimiento amplía el escaso registro de representantes no pelágicos de este clado para el Período Jurásico, y junto con Batrachomimus, de los lechos del Jurásico Superior de Brasil, apoya la idea de que América del Sur representó una cuna para la evolución de los crocodiliformes derivados durante el Tardío Jurásico.

Con el estudio de otros cocodrilos extintos los paleontólogos pueden conocer las relaciones evolutivas de Burkesuchus mallingrandensis. Crédito: Sebastián Rozadilla

Los fósiles del Burkesuchus se encontraban en una sucesión de aproximadamente 100 metros de areniscas de rocas volcánicas y brechas sedimentarias arenosas, con intercalaciones de rocas erosionadas.

Esta especie no solamente es importante porque nos muestra cómo eran estos cocodrilos que vivían en tierra firme entre las patas de los dinosaurios, sino que además, “la forma que tiene su cuerpo, su cráneo, las patas traseras, nos muestra que estuvo en rumbo a dar origen a los cocodrilos modernos, con hábitos acuáticos, fundamentalmente en lagunas, ríos, no en mares, que demuestran esas adaptaciones físicas. El Burkesuchus es algo así como el abuelo de los cocodrilos modernos, y está mostrando etapas de la evolución que son muy poco conocidas a nivel mundial”, añade Novas.

Este cocodrilo es pequeño, “pero nos cuenta una historia increíble: el origen de los cocodrilos modernos. En la época de los dinosaurios vivían todo tipo de cocodrilos: marinos con aletas, herbívoros, corredores... y estaban los que darían origen a los cocodrilos que ́vemos hoy en día. Bueno, el abuelo de los cocodrilos de hoy, es el Burkesuchus mallingrandensis”, coincide Rozadilla.

El cráneo de Burkesuchus mallingrandensis en relación al de un yacaré (Caimán latirostris) juvenil. Crédito: Sebastián Rozadilla

Rozadilla añade que “este animal ya muestra en su anatomía las adaptaciones para la vida anfibia. Este cocodrilo demuestra una vez más que Sudamérica es un lugar clave para comprender el origen y evolución de muchísimos de los grupos más importantes de animales. Con hallazgos como el Chilesaurus y el nuevo Burkesuchus, Chile está ganando cada vez más importancia en la paleontología mundial”.

En contraste con el Período Cretácico y la Era Cenozoica, los crocodiliformes del Período Jurásico se conocen predominantemente de formas marinas (por ejemplo los talattosuquios). Se sabe mucho menos sobre los crocodiliformes no pelágicos de este período de tiempo, lo que complica nuestra comprensión de los patrones de diversificación y el origen de los eusuquios y la línea con los crocodilianos modernos, señalan los autores en la investigación.

El nombre del género honra a Coleman Burke (Nueva York, EE. UU.), quien apoyó la exploración de campo en la que se descubrieron los fósiles; mientras que suchus, proviene del latín, y quiere decir cocodrilo. Por su parte, el nombre mallingrandensis se refiere a Mallín Grande, localidad ubicada en el sur de Chile adyacente a la localidad fósil.

La imagen (cladograma) muestra la evolución de la especie. Crédito: Nature

La escasez de registro fósil crocodiliforme jurásico de formas no pelágicas es una de las principales razones de las incertidumbres sobre los cambios morfológicos que ocurrieron entre los protosuquios y los mesoeucrocodilianos.

El objetivo de este estudio fue proporcionar una descripción preliminar de Burkesuchus, enfatizando la combinación particular de caracteres, tanto derivados como plesiomórficos. Esta nueva especie ayuda a llenar la brecha morfológica entre el grado protosuquio y los crocodiliformes mesoeucrocodilianos de ramificación temprana.

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