Estudio revela cuáles son las principales percepciones de los países respecto de la COP30
A pocos días de que empiece la COP30 en Belém, Brasil, un nuevo estudio global de Ipsos, detalla un panorama dividido entre el Sur y Norte Global respecto del conocimiento y la efectividad de este evento, clave en la lucha contra el cambio climático.
En el nuevo estudio “Actitudes hacia la COP 30: percepciones y expectativas del público”, realizado en octubre de este año por Ipsos a 30 países con más de 23 mil entrevistas, se consultó sobre la percepción ciudadana en el conocimiento de la Conferencia de las Partes (COP). En él se revela que solo uno de cada dos encuestados declara conocer los objetivos de la COP, mientras que apenas el 12% sabe que la edición de este año se celebrará en la ciudad de Belém. En Brasil, país anfitrión, la cifra asciende a un 35%, pero sigue siendo baja.
A nivel global, el 49% cree que la COP30 será “meramente simbólica”, sin un cambio real en la lucha contra el cambio climático, mientras que solo un 34% confía en que traerá resultados concretos. La percepción, sin embargo, varía fuertemente por regiones: en Europa y América del Norte predomina el escepticismo (25% y 24% respectivamente creen que será efectiva), mientras que en Asia, África y América Latina hay más optimismo. En el Sur Global, más de la mitad considera que el encuentro puede generar resultados reales.
Tras el análisis de estos datos, Miguel Pinto, subgerente de Estudios Públicos de Ipsos, explica que “en el hemisferio norte se ha instalado con mucha fuerza un discurso político que afirma que, en el momento actual de crisis económica global, las políticas de desarrollo sostenible están frenando el desarrollo económico. Este discurso explica que las regulaciones excesivas en lo ambiental pueden frenar proyectos de desarrollo que son necesarios para la recuperación económica. En distintos estudios hemos visto que este tipo de ideas se da con mayor fuerza en Estados Unidos y Europa, por lo que se entiende que la COP se reciba con menor optimismo que en el sur”.
Chile: conciencia ambiental pero escepticismo en cambios concretos
Haciendo zoom al escenario en Chile, el estudio revela una postura clara frente a la percepción de esta COP. Un 35% cree que la COP30 será efectiva, frente a un 51% que la considera simbólica. A la vez, el 33% señala que el éxito de la conferencia pasa por “proteger, reforestar y cambiar la economía para hacerla sostenible”, cifra que se ubica por sobre el promedio latinoamericano (31%), pero bajo los niveles de Europa (43%) y la Cooperación Económica Asia-Pacífico (40%).
El país destaca también por su alto nivel de preocupación ambiental, pero acompañado de duda respecto del avance real hacia una economía sostenible. “Somos en general uno de los países con mayor sensibilidad ante los problemas climáticos, pero pensamos que hay poco avance hacia una economía sostenible, cuando en realidad el país tiene un camino recorrido mucho más robusto que el de la región y en comparación con otros países del mundo”, indica Pinto.
Desconfianza en las empresas y rol en su financiamiento
El estudio también muestra una fuerte crítica hacia el sector privado. En promedio mundial, el 69% cree que las empresas priorizan las ganancias por sobre el cuidado del medio ambiente, percepción que sube al 73% en el caso de Chile. Por otro lado, solo un 11% considera que las compañías ponen el medio ambiente en primer lugar.
A pesar de esa desconfianza, la mayoría exige una mayor acción: 65% a nivel global y 69% en América Latina está de acuerdo con que las empresas destinen parte de sus utilidades a financiar acciones climáticas. Además, un 54% en Chile piensa que las personas más ricas deberían asumir la mayor parte de los costos de combatir el cambio climático.
Consultado sobre la percepción nacional en el rol del sector privado con la acción climática, Pinto sostiene: “En general hay poca visibilidad de lo que se está haciendo en el sector privado, la comunicación de las empresas es bastante técnica y poco cercana, por lo que pensamos hay una desinformación que provoca que la demanda por acciones concretas sea alta. Las personas saben que gran parte de las emisiones provienen de las empresas, pero desconfían en que se realicen esfuerzos reales donde se priorice la problemática ambiental. En la medida que se revierta la desconfianza y mejore la comunicación podemos tener un mejor escenario para que los esfuerzos sean reconocidos y para que los propios consumidores también se sumen a los desafíos”.
Obstáculos: política, implementación y financiamiento
A nivel global, la falta de voluntad política de los líderes gubernamentales aparece como el principal obstáculo para cumplir los objetivos climáticos (42%), seguido por la débil aplicación de leyes ambientales contra la deforestación y contaminación (34%) y la escasez de financiamiento (31%), un problema particularmente importante en América Latina y Sudáfrica.
En Chile, la mitad de los encuestados (50%) identifica la falta de voluntad política como el mayor freno para avanzar en materia climática. Para Pinto, este diagnóstico tiene raíces profundas: “En el plano regional, la falta de voluntad política es una expresión de la poca credibilidad de la clase política de Latinoamérica, que no siempre se condice con la realidad. En Chile ha costado mucho menos ponerse de acuerdo, independiente de los sectores políticos que han estado en el gobierno para legislar en materia ambiental en comparación con otros temas, sin embargo, se ha dejado esta materia en un segundo o tercer plano comunicacional”.
Asimismo, el experto agrega que la cumbre climática también enfrenta un desafío de credibilidad internacional. “La COP ha sufrido de un desprestigio porque las últimas versiones no han sido resolutivas y se han concretado mucho menos acuerdos que en las anteriores. En resumidas cuentas, si no se concretan cambios relevantes, y el foro sirve solo para cumplir con reunirse, está destinado a perder relevancia y a sufrir con ello de un aumento del escepticismo”.
Con una opinión pública dividida y un nivel de conocimiento aún bajo, la COP30 en Belém se perfila como un punto de inflexión sobre las decisiones que vienen por delante. El Sur Global, más esperanzado en la acción climática, llega con altas expectativas de cooperación y de justicia ambiental. En contraste, las economías avanzadas y países desarrollados, más escépticas, piden certezas y resultados medibles.
Chile, por su parte, emerge como un país más consciente que el promedio regional, pero con un escepticismo institucional que pone a prueba la capacidad de sus actores públicos (liderazgos políticos) y privados (empresas) de comunicar avances reales y sostener compromisos a largo plazo.
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