Sustentabilidad

¿Podría un Fondo Global de Minerales acelerar la transición energética?

La ONU plantea que crear un organismo internacional para supervisar los insumos críticos podría reforzar el suministro mundial, pero lograr que los grandes actores se sumen sería un desafío.

Precio del cobre vuelve a caer. Foto: AFP RAUL BRAVO

La carrera global por los minerales críticos tiene un nuevo capítulo. Hace unos días, The Wall Street Journal publicó un reportaje del periodista Don Nico Forbes que explora una idea tan ambiciosa como polémica: la creación de un Fondo Global de Minerales impulsado por Naciones Unidas para asegurar el suministro estratégico de litio, cobalto y otras materias primas clave para la transición energética. El artículo analiza cómo esta propuesta, inspirada en los grandes acuerdos de gobernanza económica del siglo XX, busca evitar escasez, promover el reciclaje y apoyar la producción en países en desarrollo, en un contexto de creciente nacionalismo de recursos y tensiones geopolíticas entre Estados Unidos, China y Europa.

El objetivo es múltiple: evitar crisis de abastecimiento, incentivar el reciclaje, apoyar la producción en naciones en desarrollo y priorizar el suministro a proyectos sostenibles. La iniciativa se inspira en el espíritu de Bretton Woods —el acuerdo que tras la Segunda Guerra Mundial sentó las bases de la gobernanza económica internacional—, pero enfocado exclusivamente en la transición energética y la economía verde.

Según investigadores de la Universidad de la ONU, el plan busca reducir riesgos geopolíticos y garantizar cadenas de valor más seguras. “Al coordinar el acceso, agrupar recursos e incorporar salvaguardas sociales y ambientales, el fondo puede promover cadenas de valor de minerales equitativas, circulares y libres de conflicto”, señala un informe del organismo.

Un mercado bajo presión

La Agencia Internacional de Energía proyecta que la demanda global de minerales críticos se triplicará hacia 2030, impulsada por el desarrollo de tecnologías limpias, la industria de defensa y el crecimiento de los centros de datos para inteligencia artificial. Solo las energías renovables y la electromovilidad explican más del 50% del incremento proyectado, y en metales como el litio o el cobalto concentran la mayor parte del consumo actual.

Para Pierre Blanc, CEO de la fabricante suiza de baterías Leclanché, el suministro se volverá cada vez más estratégico: “A medida que la industria crezca y los volúmenes aumenten, la oferta será un factor crítico”.

Nacionalismo de recursos y tensiones comerciales

La creciente demanda ha encendido disputas comerciales. En abril, China respondió a nuevos aranceles de Estados Unidos con restricciones a la exportación de ciertas tierras raras, obligando a fabricantes como Ford y Suzuki a reducir su producción. Paralelamente, países en desarrollo con grandes reservas han optado por políticas proteccionistas: Zimbabue prohibirá exportar litio desde 2027 y la República Democrática del Congo mantiene un veto sobre el cobalto sin procesar.

Para Saleem Ali, coautor de la propuesta y profesor en la Universidad de Delaware, estos movimientos son síntomas de un sistema fragmentado: “No tenemos suficiente coordinación global; hay bloques divididos entre este y oeste, norte y sur”.

Avances diplomáticos, pero con cautela

En junio, Washington y Pekín alcanzaron un acuerdo para facilitar el acceso estadounidense a tierras raras chinas. Días después, EE. UU., Australia, India y Japón lanzaron la Iniciativa Quad de Minerales Críticos, con el fin de diversificar cadenas de suministro y reforzar la seguridad económica. El G7, por su parte, presentó un Plan de Acción sobre Minerales Críticos para promover transparencia y sostenibilidad en el sector.

Ali considera que el G20 podría ser la plataforma idónea para escalar el proyecto, especialmente porque incluye a China y porque EE. UU. asumirá la presidencia en 2026. Sin embargo, convencer a las potencias no será fácil. “Nadie quiere perder control sobre sus suministros o su poder de negociación”, advierte Martina Raveni, analista de GlobalData.

Una propuesta con resistencias… y aliados

Julian Kettle, vicepresidente de metales y minería de Wood Mackenzie, cree que el momento no es óptimo: “Con más estabilidad política y económica, esta idea habría tenido más impulso”.

Aun así, la industria manufacturera ve con interés el potencial de un mecanismo que amortigüe riesgos geopolíticos. CATL, el mayor productor mundial de baterías para vehículos eléctricos, respaldó la necesidad de una cooperación internacional más estrecha. También la Asociación Internacional del Litio expresó su apoyo a cualquier iniciativa que acelere la descarbonización.

Sostenibilidad y transición justa

Desde una óptica ambiental, el Fondo podría fijar estándares globales que eviten prácticas extractivas de alto impacto, como la explotación de yacimientos de baja ley o la apertura de minas en zonas ambientalmente frágiles. Incluso podría vincular acuerdos comerciales a indicadores de emisiones y economía circular, certificando que la expansión minera terrestre se compense con medidas de reducción y reciclaje.

En países de África y Sudamérica, donde hoy predomina el modelo “extraer y exportar” y China domina el procesamiento, el mecanismo podría abrir oportunidades para industrializar localmente y mejorar la participación en el valor agregado.

Ali lo resume así: “En desafíos planetarios, hemos cooperado incluso en tiempos de conflicto. Lo hicimos con el Tratado Antártico en plena Guerra Fría; ahora necesitamos el mismo liderazgo y visión para garantizar minerales que son el corazón de la transición energética”.

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