Vasos multicolor

Ron, jugos de fruta, syrups y mucha decoración. Ese podría ser la descripción base de la “coctelería Tiki”, un estilo de tragos que hasta hace no mucho tiempo era para nosotros algo que solo podíamos encontrar en el cine o las series. Algo que claramente, ahora está cambiando.


Si a cualquier ciudadano de a pie que circula por las calles de Santiago u otro punto del país le preguntan acerca de la Coctelería Tiki, lo más probable es que no tenga idea a lo que se refiere este concepto. Ahora bien, si se le explica que corresponde a esos cocteles elaborados mayoritariamente en base a ron, mezclados con jugos naturales, syrups y otras cosas; además de venir decorados con trozos de fruta, pequeñas sombrillas de papel y muchas veces servidos en vasos de cerámica con caras algo similares a los moais de Isla de Pascua, lo más probable es que nuestro ciudadano sí reconozca a la Coctelería Tiki. Obviamente no con ese nombre, pero sí recordando haber visto estas llamativas preparaciones en diversas películas estadounidenses, en alguna vacación a un todo incluido o -con un poco de suerte- últimamente en ciertos bares santiaguinos. Pero… ¿de dónde viene todo esto?

Los orígenes

Una vez derogada la llamada ley seca en Estados Unidos, a fines de 1933, la apertura de bares en ese país creció como la espuma. En este contexto fue que abrió en Los Ángeles el bar Don’s Beachcomber, propiedad de Ernest Beaumont-Gantt, un estadounidense con muchos viajes en el cuerpo que decidió ambientar su bar al estilo de lo que le había tocado ver en varios puntos del Pacífico Sur. Así, mientras la decoración era todo flores, remos de madera y botes de bambú, los cocteles se hacían en base a ron (muy barato por esos años) y frutas exóticas. Además, eran servidos en estos curiosos vasos “tiki” que él mismo mandó a confeccionar. Es decir, con formas que hacían recordar a las estatuas de piedra típicas de las islas del Pacífico Sur. La propuesta gustó, por lo que al nuevo bar rápidamente le fue muy bien. Tan bien que incluso un par de años más tarde otro estadounidense, Victor Bergeron, decidió copiar la idea del Don’s Beachcomber fundando en la ciudad de Oakland el Hinky Drink’s, que podría calificarse como el segundo Tiki Bar de la historia. Pero tampoco fue el último, porque Bergeron poco a poco fue asociándose con algunas cadenas hoteleras para expandir así un verdadero imperio de bares en este estilo primero por todo Estados Unidos y luego a distintos puntos de Europa e incluso Asia. Así, hacia mediados de los años sesenta la Coctelería Tiki era algo ampliamente conocido en diversas partes del mundo y vivía sus mejores días de la mano también de artistas como Elvis Presley y The Beach Boys, que sucumbieron a su estética y la hicieron propia en muchos aspectos de su trabajo. De ahí en más vendrían nuevas modas y estilos, lo que pondría a estos coloridos cocteles en un silencioso letargo, aunque preparaciones emblemáticas de este estilo -como el Mai Tai, Zombie o Blue Hawaii- se convirtieron en clásicos y nunca desaparecieron totalmente de las barras.

Un segundo aire

Para nadie ya es novedad que la coctelería en el mundo viene viviendo una especie de revival desde más menos comienzos de este siglo, cuando la industria del gin se volcó al marketing y la publicidad para recuperar el tiempo perdido. Luego fue el turno de algunos amargos, el whisky, los vermú y así suma y sigue. Todo esto ha hecho que muchos cocteles clásicos como, por ejemplo, el negroni y el spritz hayan vuelto a tomar protagonismo en las barras alrededor del mundo. Y en toda esta dinámica, el estilo Tiki también ha aprovechado el impulso. “La coctelería viene fuerte desde hace más o menos dos décadas, lo que ha levantado una serie de licores y preparaciones que habían caído un poco en el olvido”, explica el bartender argentino Martín Tummino, agregando que “así también la coctelería Tiki ha encontrado un buen momento para reaparecer. Por un lado estamos viviendo tiempos con veranos muy calurosos en que la gente quiere beber cosas livianas y frutales, lo que se encuentra en esta coctelería. Y por otro lado viene toda una estética de camisas hawaianas y decoración con flores que le calza perfecto a este estilo”. Tummino, quien actualmente es jefe de barra del siempre taquillero bar The Harrison Speakeasy en Buenos Aires, sabe de esto porque trabajó durante años en Venezuela para una marca de ron, por lo que tuvo que buscar distintas formas para hacer lucir este destilado en coctelería y así fue que dio con lo Tiki. “Al final me hice de un manual con todas las anotaciones que tenía sobre los cocteles Tiki clásicos y los que fui inventando. Y este manual después, ya de vuelta en Argentina, muchos bartenders me lo pedían para consultar”, cuenta Tummino, quien no se quedó en solo el manual y se decidió a escribir un libro que explicara la coctelería Tiki completa, desde su creación a la actualidad, pasando por recetas y consejos varios. “A lo largo del tiempo que he estado trabajando en coctelería Tiki me pude dar cuenta que no había ningún texto en español acerca de este estilo y por eso me embarqué en este proyecto”. Así nació el libro Tiki en Español, lanzado en Buenos Aires el pasado mes de enero y que cuenta con distribución en varios países de Latinoamérica, Chile incluido.

Chile tiki

Por definición la coctelería Tiki se inspira estéticamente en el Pacífico Sur y la polinesia. “Y Chile tiene la Isla de Pascua y los moais, que son polinesia. Entonces, podríamos decir que Chile es el país de Sudamérica que más conectado está con la cultura Tiki también”, explica entusiasmado Martín Tummino, agregando que “de los catorce países en lo que se está vendiendo mi libro Chile es el tercero con más ventas después de Argentina y Perú”.

Y sí, algo se está moviendo la cosa Tiki acá. Desde luego, se puede comprar el libro de Tummino en Santiago -a través de la cuenta de Instagram @yefry_the_bartender y también ya existen en la ciudad un puñado de bares donde se pueden pedir cocteles con esta inspiración. Hablamos de lugares como Sarita Colonia, Bar La Providencia, Siete Negronis, Lorenza y el Red2one del Hotel W. Y hasta antes de la pandemia, existían las”Noches Tiki” en el Hidden Bar del -por ahora cerrado- Hotel Nippon.

“Es que la coctelería Tiki es muy cautivadora, con esos vasos con formas parecidas a un moai, las hojas de piña como decoración y esos brebajes que los amantes de lo dulce, como la gran mayoría de los chilenos, tanto disfrutan la hacen un estilo muy acorde con el gusto nacional”, explica Bernardo Serrano, bartender y cofundador de Courier La Coctelera, un servicio que despacha a domicilio sets armados con todo lo necesario para preparar cocteles en casa y que obviamente también tiene entre sus productos -dependiendo de las frutas de temporada- un set en estilo Tiki. Además, Serrano entrega un elemento clave para pensar en que este estilo puede seguir creciendo en aceptación en Chile: “La coctelería Tiki ayuda a mostrar que el ron es mucho más que un Cuba Libre y eso en la coctelería chilena, que nunca le va a soltar la mano al ron, es algo que te permite apostar a que va a funcionar bien. Yo le pongo todas las fichas”.

Más allá de las apuestas y el optimismo, no suena tan descabellado pensar que este tipo de coctelería pueda tomar fuerza en el país. Mal que mal está en sintonía con lo dulce de nuestro paladar y estéticamente se acerca mucho a las hoy tan de moda camisas hawaianas que casi ningún varón se resiste a usar. En otras palabras, podría ser este el momento clave para la coctelería Tiki en Chile, o al menos en Santiago. Aunque para los que ya somos algo mayores, el primer antecedente de este estilo seguirá siendo esa botella de pisco con forma de moai que hacía furor entre turistas y nacionales en los años 90. Sin saberlo, fueron unos adelantados a su época.

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