Perry Farrell: “Si eres fiel a ti mismo, hay una chance muy grande de que tengas una vida feliz y memorable”

El líder de Jane's Addiction habla con Culto de su próxima visita al país, de su nuevo paso por Lollapalooza Chile y de los planes de la banda emblema del rock alternativo.


“Los días de COVID están en el pasado, pero aún hay estragos y consecuencias en algunas personas que siguen recuperándose, como mi hermano Dave (Navarro)”, señala a Culto el frontman Perry Farrell (63), quien se siente emocionado por el retorno de su grupo Jane’s Addiction al país, con fechas para el domingo 19 de marzo en el festival Lollapalooza y para el 21 del mismo mes en el Teatro Caupolicán.

Pero, a la vez, se exhibe preocupado por el estado de salud de su amigo y compañero de banda desde mediados de los 80. “Fue lamentable no haber ido el año pasado a Chile, pero tomé la iniciativa. Yo estoy a la delantera de todos”, ríe. “Lamento que Dave no pueda venir este año, pero estará con nosotros Josh Klinghoffer. Lo conozco desde que él era un adolescente, cuando yo estaba grabando mi disco solista Song yet to be sung (2001)”.

Klinghoffer tiene historial cubriendo a John Frusciante en Red Hot Chili Peppers y fue inducido junto al resto de aquella banda en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2012. Hoy acompaña en gira a los Jane’s en el lugar de otro ex Red Hot, como es Navarro.

“No estoy diciendo que sea un reemplazo de Dave ni nada. Pero cuando Josh toca, él pone su alma. Lo da todo. Es un músico increíble”, recalca Farrell. Klinghoffer es también buen amigo de otro miembro fundador, el bajista Eric Avery. Por lo mismo, junto a él compusieron nuevo material, el que desde ya anuncian debiese estar listos para estrenarse en Chile. “Cuando estemos allá incluiremos en el set algunas canciones nuevas para ustedes, ¡será una primicia!”, exclama.

En zen

“No quiero llamar álbum a lo que estamos grabando. No quiero que haya malentendidos, por eso quiero dejarlo claro. Creo que, en el lugar en el que estamos en nuestra vida ahora en Jane’s Addiction, estamos libres para poder escribir canciones y tener listas dos o tres este año, para que la gente pueda escucharlas. Eso ya es algo maravilloso y podemos concentrarnos en hacerlas hermosas”, explica el cantante, cuya banda más exitosa abrió su carrera discográfica de forma bastante inusual, por no decir a la contra: con un álbum homónimo grabado en vivo en el Roxy Theatre de Los Angeles a fines de enero de 1987.

“Cuando comienzas tu carrera es importante, al menos, tener la suficiente cantidad de material para poder hacer un show. Puede que hagas algunos números originales y unos covers, y eso ya es un show. Pero a medida de que creces y grabas más, entonces se trata de hacer tu propia música. Después llegas a tener tu lugar en la historia y en el mundo de la música, ya tienes tu setlist armado y discos por los que eres conocido. Cuando yo tenía veinte años, o treinta, tenía tiempo suficiente para sentarme y armar un disco, y eso era lo que hacía. Pero estos días ya no cuento con ese tiempo y creo que tampoco lo necesito, porque la gente, en su mayoría, lo que quiere oír son los clásicos. Puedo garantizarte de que hay gente ahí que no nos ha visto en vivo antes en su vida. Ya son cuarenta años que tengo casi de hacer música y hay gente que no había nacido cuando estábamos de gira antes. Ahora finalmente nos van a ir a ver”, sentencia con entusiasmo.

Siempre místico, Farrell hace una analogía entre este crecimiento artístico y el cuidado de un jardín. “Primero plantas tus semillas y luego vas lentamente regando y agregando o reemplazando macetas. Jane’s Addiction es algo así como eso y por ese motivo seguimos inspirados. El mundo es emocionante y tengo el deseo real de expresarme con nueva poesía y canciones, y eso es grandioso”.

-¿Cómo te enfrentas al mensaje que te hacía sentido transmitir en canciones de hace treinta años, al interpretarlas hoy?

Puedes mirar a tus viejas canciones como si fuesen viejos amigos, a quienes estás feliz de verles, feliz de saber de ellos; y te das cuenta de que se ven bien y puedes preguntarles sobre cómo ha estado su vida. Esperas que te amen de vuelta y escuchas lo que han estado pensando o por lo que han pasado en todo este tiempo.

Perry Farrell se expresa sin pavor alguno acerca del caudal de (sobre) información que nos inunda día a día.

“El mundo ha cambiado mucho. Cuando comenzamos no existían los celulares y no había computadoras en las casas. Tenemos eso ahora y es sorprendente, creo que este es el tiempo más increíble en la historia de la humanidad. El mismo hecho de que ambos estemos hablando así (por internet) y que lo que te diga no tenga latencia, y que pueda llegar directamente a tus oídos dando la vuelta por el mundo. Hay tantas cosas de qué hablar y sobre las cuales hacer música. Queremos hacerla de forma relajada porque en el quehacer del músico hay una sensación de algo que se estruja, y tienes que cuidar la vibra que lanzas. Quieres hacer algo que ilumine a las personas, que les haga felices y que haga mover su cuerpo. Eso no es fácil, pero puede hacerse”, apunta riendo.

Del porte del océano

-Hace un par de años y gracias a la salida de tu extenso box set The glitz, the glamour, fue posible volver a escuchar ese perdido gran disco de Psi Com grabado en tus comienzos. Yo solía tener el cassette hace décadas. ¿Has pensado en incluir en algunos de los conciertos esas viejas canciones?

¿En serio tenías ese disco? Oh, gracias. Podría definitivamente tocarlas, sí. Los músicos en mi banda me han preguntado si podíamos hacerlo, pero suelo enfocarme mucho en las canciones de Jane’s con ellos. Me has dado una buena idea. Hay un par de canciones de ese álbum que me sigo cantando a mí mismo, como Xiola, que es muy potente, porque es sobre una chica que yo amaba realmente mucho, y ella murió, era mi musa entonces. Es interesante, como si fuese un estudio de personaje, poder escuchar a ese hombre joven diciendo esas cosas. Yo estaba empezando mis veinte y ese disco fue hecho en solo un día. No teníamos dinero suficiente, juntamos cien dólares entre todos y lo pagamos. Salió bien, porque estábamos inspirados, nada era más importante para nosotros que esas canciones, no teníamos nada más en nuestra vida que la música. Y eso se escucha ahí.

Farrell reflexiona sobre el paso del tiempo a raíz de los recuerdos que le despierta esa placa perdida de su primera banda Psi Com, cuyo álbum de 1985 es una incinerante y cruda muestra de post punk oscuro y desgarrador. “Lo mejor de la vida y de ser un escritor de canciones es que la vida constantemente se va abriendo y con nuevas cosas sobre las que escribir. Me gusta cabalgar sobre una ola, luego llega otra ola, y cada ola es siempre única, pero siempre mejoras al cabalgar la siguiente, mejoras y puedes mejorar en la vida como compositor o en lo que sea…”

-Sigues teniendo esa perspectiva de Ocean size.

Sí (riendo), me gusta ver las olas todos los días, cada día.

-Y las ondas de agua que creas en tu camino y en el de los demás

Esas ondas de agua son los efectos de cómo vives tu vida y puedes cantar sobre eso. Otra forma de verlo es que cuando eres joven tratas de arreglar tus mierdas y cuando ordenas todos eso puedes tener un compañero o compañera en la vida, y así agrandar tu círculo de influencia, agrandar esas ondas. Cuando te atas a tu compañera después tienes una familia y nuevamente expandes otra vez ese círculo y luego tienes la oportunidad de influir así a todo el mundo, pero solo si es que arreglaste tus mierdas cuando eras joven (risas). Así de lejos pueden llegar esas repercusiones, pueden dar la vuelta al mundo solo afectando todo con tu propia vida.

Además de su familia, de Jane’s Addiction, Porno for Pyros y Lollapalooza, Perry expande sus ondas en el flamante mini festival Heaven after dark. “Es un evento contracultural donde estoy trabajando con productores digitales, gente emergente sobresaliente y hay un sonido distinto que busco, porque tiene otro mensaje. Con la música dance puedes ser bien trascendental en tus motivos o en tu poesía o tu canción. Estilísticamente cuando haces una canción con una banda análoga, puedes decir algo más y variar más los acordes. Pero en música dance se trata más de ser hipnótico y trascendental, no necesitas tantas palabras, sino que más repetición, es casi como una autosugestión, puedes verlo así”.

Perry creó Lollapalooza para despedir a Jane’s Addiction hace 32 años y hoy en día la banda aparece resucitada de cabeza del cartel en el mismo festival, que ahora cuenta con presencia en siete países. Incluso la expansión del festival se traduce a su parrilla, convocando a propuestas en boga que comparten pocas similitudes con el panorama que él mismo fundó con placas seminales del sonido e imaginario alternativo como Nothing’s shocking y El ritual de lo habitual. De todo ese caudal de oleaje y aprendizaje, resume una receta: “Uno siempre se pone metas y a veces no las cumple. Yo siempre me siento mal si en alguna ocasión no las cumplo o si le prometo algo a alguien y no lo hago, si es así me siento terrible. Pero lo único que sé con certeza es que si te aferras bien firme y si mantienes tus promesas tanto con los demás como contigo mismo, si eres fiel a ello, pues entonces hay una chance muy grande de que tengas una vida feliz y memorable”.

Sigue leyendo en Culto:

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.