Pesadilla de un Secuestro en California: la insólita historia de un crimen puesto en duda

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un Secuestro en California: la insólita historia de un crimen puesto en duda

El 2015, una noticia titulada como "la Gone Girl real" acaparó los diarios. En ella, la policía describía cómo una pareja había fingido un secuestro al más puro estilo de la película de David Fincher. Sin embargo, lo que a simple vista parecía un relato inverosímil terminó siendo un caso completamente verídico, con una mujer que fue abusada, cuestionada y revictimizada. Una serie documental de Netflix rescata su historia.


Era marzo del 2015 cuando un hombre llamó a la policía de Vallejo, California, para contar una historia que parecía sacada de una película de terror. Los detalles eran tan increíbles que rozaban el absurdo: en medio de la noche, un grupo de hombres vestidos con trajes de neopreno irrumpieron en su habitación para secuestrar a su pareja, drogarlo e instalar un circuito de vigilancia que impediría que el joven marcara al 911 para denunciar el crimen y evitar el pago del rescate.

Pero muchas veces la realidad supera la ficción. El caso fue uno de los más mediáticos del país norteamericano, pues los giros eran cada vez más inesperados. En cuestión de horas, las autoridades pasaron de alimentar la tesis de un femicidio a asegurar en las ruedas de prensa que se trataba nada menos que de un autosecuestro, al más puro estilo de Gone Girl, el exitoso filme dirigido por David Fincher que se había estrenado hace apenas unos meses.

Las similitudes eran evidentes y, sin embargo, se diferenciaban en un hecho clave: a diferencia de la película protagonizada por Ben Affleck y Rosamund Pike, lo vivido por Aaron Quinn y Denise Huskins era total y absolutamente cierto.

Este 2024, una nueva serie documental de Netflix dirigida por Bernardette Higgins y Felicity Morris (la dupla creativa detrás de El estafador de Tinder) ahonda en los detalles del suceso, a través de una narrativa llena de negligencias policiales, giros y dramatismo que captó la atención de la audiencia del mundo. Una trama insólita que estuvo a punto de arruinar la vida de sus protagonistas, y que tuvo su revancha luego de ocho años.

El insólito sesgo policial

Todo comenzó a las 3 de la madrugada del 23 de marzo del 2015. Durante esa tarde, Aaron Quinn y Denise Huskins por fin habían puesto punto final a uno de los fantasmas que rondaba su relación, y que tenía que ver con las dudas de Quinn sobre sus sentimientos hacia su ex pareja, con quien incluso llegó a comprometerse.

Esa noche fue un borrón y cuenta nueva. Hasta que una fuerte luz los despertó de sopetón y anunció el secuestro de la joven. El intruso le ordenó a Huskins que atara a su novio con amarras para luego inmovilizarla a ella.

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

Lo más insólito vendría después, cuando uno de los hombres aseguró en voz alta que se habían equivocado de víctima. Según el secuestrador, el objetivo no era Huskins, sino la ex novia de Quinn, que había dejado de vivir en la casa hace algunos meses.

Por un segundo, la pareja pensó que se habían librado de esa pesadilla. Sin embargo, lejos de desistir, el sujeto decidió que de todas formas se llevarían a la joven. En sus palabras, el secuestro duraría sólo 48 horas, siempre y cuando Quinn siguiera sus instrucciones al pie de la letra y depositara el dinero en el plazo correspondiente.

Antes de irse, les tapó los ojos con lentes de natación parchados con cinta adhesiva y los drogó con un sedante. La última amenaza fue clara: si alguien llamaba a la policía, Huskins moriría. Cuando despertó de la sedación, el joven se dio cuenta de que había un círculo delimitado en el living de su casa y una cámara apuntándolo y custodiando sus movimientos. Luego de nueve horas, y todavía un poco sedado, Quinn por fin optó por marcar al 911 y pedir ayuda.

Las autoridades californianas escucharon su relato. Sin embargo, desde el primer momento estuvieron seguras de que la historia del secuestro era falsa. Para ellos, lo único que estaba en cuestión era quién mentía.

Ni la escena del crimen ni la actitud colaborativa de Quinn fueron suficientes para que los policías se abrieran a otras teorías. Durante las primeras horas, apuntaron duramente al joven como el autor de un presunto asesinato y desaparición del cuerpo de su novia.

En una de las escenas del documental, se ven varias de las cintas de los interrogatorios donde la visión de los detectives quedaba manifiesta: “No creo que estés diciendo la verdad y no creo que nadie haya entrado a tu casa”, se le escucha decir de frentón a Matthew Mustard, uno de los oficiales a cargo del caso.

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

Esa convicción se transformó rápidamente en un sesgo. Tanto así, que hoy se sabe que nunca nadie investigó la posibilidad de que el secuestro fuera verdadero. No se siguieron las pistas ni tampoco se rastrearon los correos electrónicos en los que se pedía la recompensa para el rescate.

Así, son varias las negligencias a las que apunta la pareja. En una ocasión, la policía sometió a Quinn al polígrafo para contrastar su testimonio. Y aunque el encargado le aseguró que no había pasado la prueba, los informes del caso apuntan a que, en realidad, los resultados no fueron concluyentes. En total, el joven fue retenido e interrogado por los oficiales durante 18 horas, hasta que la presión lo llevó a pedir la presencia de un abogado.

Mientras, los detectives ocuparon todo su arsenal comunicacional para insinuar en los medios la culpabilidad de Quinn. Hasta que alguien se puso en contacto con un periodista del diario The San Francisco Chronicle para entregar un mensaje de voz que probaba que Huskins seguía con vida.

El mensaje era breve. En el audio, la muchacha decía su nombre y mencionaba un accidente aéreo que sucedió durante las horas de su desaparición. El 25 de marzo, cumplidas las 48 horas, la joven apareció viva en el sector de Huntington Beach, a pocas calles de la casa de sus padres.

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

La muchacha dio su testimonio y relató lo mismo que días antes había dicho su novio a la policía. Pero nada parecía ser suficiente para la policía. Ahora la teoría no era un femicidio, sino una confabulación de la pareja para fingir un falso secuestro, en un escenario parecido al de la película de Fincher. ¿Los motivos? La actitud de la Huskins les parecía sospechosa, pues en el audio cedido a la prensa se le percibía demasiado “calmada”.

No importó cuántas veces explicaron lo sucedido. Nada hacía cambiar la perspectiva de los detectives. Tanto así que, al tiempo, se descubrió que el equipo policial a cargo del caso ni si quiera siguió las pistas del secuestrador: no se investigaron los correos que le enviaron a Quinn y dejaron su celular en modo avión durante todo el interrogatorio. Cuando lo reconectaron, se percataron de que había múltiples mensajes y al menos tres llamadas perdidas de un número desconocido.

La resolución accidental

Denise Huskins volvió a su casa con vida, lo que no quita lo traumáticas que fueron las horas que estuvo retenida. Su captor la encerró en una habitación con los ojos vendados y abusó sexualmente de ella en dos oportunidades.

Según el sujeto -que le confió que estuvo un tiempo en el ejército y que sufría de estrés post traumático-, era una forma de asegurar que no hablaría con la policía. Los dos ataques fueron grabados, y si la joven revelaba algún detalle a los oficiales, los secuestradores subirían el video a internet.

Antes de liberarla, el hombre le prohibió estrictamente que mencionara las violaciones a los detectives. Y aunque en un principio no lo hizo por miedo, terminó por relatar todos los detalles a los oficiales. Pero su testimonio seguía siendo cuestionado.

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

En el documental, el abogado de la joven denuncia que las autoridades retrasaron los exámenes físicos de la joven con el fin de entorpecer los resultados, que de todas formas terminaron acreditando que sí hubo sexo forzado.

A pesar de todo, su teoría permanecía inamovible. Tras el retorno de Huskins, uno de los tenientes de la policía dijo en una conferencia de prensa: “El Sr. Quinn y la Sra. Huskins han saqueado recursos valiosos de nuestra ciudad y han desviado la atención de las verdaderas víctimas, al tiempo que han infundido miedo entre los miembros de nuestra comunidad”. Ahora, el FBI preparaba un caso judicial en contra de la pareja.

En paralelo, Mitsy Carasau, una detective recién ingresada a la policía de Dublin, California, a 64 kilómetros de la localidad de Vallejo, investigaba un asalto sucedido en la noche del 5 de junio del 2015. Según el matrimonio, una luz los despertó junto a una voz que amenazaba con secuestrar a su hija. Pero el padre logró liberarse y golpear al intruso, que optó por escapar.

En un descuido, el hombre dejó amarras, una cinta adhesiva, un guante y un celular en el living de la casa. Las pericias apuntaban a Matthew Muller, un ex marino y abogado de Harvard suspendido que, según su expediente, sufría de la denominada “enfermedad de la Guerra del Golfo”.

Así fue como llegaron a una cabaña en una zona vacacional llena de nuevas evidencias. Allí encontraron pistolas de fogueo con linternas amarradas y unas gafas de natación idénticas a las que usó Huskins, que estaban guardadas dentro de un auto robado y con un cabello rubio enganchado.

Matthew Muller. Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Matthew Muller. Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

Siguiendo su instinto, Carasau comenzó la búsqueda del secuestro. De a poco fue uniendo cabos sueltos hasta que se topó con la noticia que los medios ya titulaban como “la Gone Girl real”. Tras comparar las evidencias, la detective estuvo segura de que había encontrado a la víctima anterior de Muller.

El hallazgo de la detective llegó justo a tiempo. Con el victimario detenido, resultaba imposible seguir negando la historia de la pareja.

Con el tiempo, se supo que Mattew, indignado por el trato mediático que estaba viviendo la joven, envió varios correos a la policía asumiendo su responsabilidad y adjuntando fotografías de la evidencia que luego se encontró en la cabaña. Elementos que, por supuesto, tampoco fueron tomados en cuenta.

Un final feliz

Para la pareja, el daño causado por la difamación de los medios y las autoridades perjudicó sus vidas para siempre. Justamente por eso, el ejercicio de contar su historia se transformó en una forma de sanación.

Cuando fui a la policía, siempre supe que me considerarían sospechoso, como debían. Pero también estaba seguro de que las pruebas demostrarían mi inocencia”, cuenta Quinn en una entrevista con el equipo de Netflix. “En cambio, me di cuenta de que estaban centrados en conseguir una confesión pasara lo que pasara”.

“Lo que la gente no sabe es que una vez que la policía te mira con ciertos ojos, es casi imposible cambiar su perspectiva. Y esa es otra razón por la que hablamos de nuestra experiencia. Lo que me pasó durante mi interrogatorio no es un caso aislado. La policía puede mentir y lo hará para obtener una confesión si creen que eres culpable. Así es como los entrenan. Honestamente, si no hubiera tenido un abogado, no sé si me habrían dejado ir alguna vez”, agrega sobre lo sucedido.

Misty Carasau, Denise Huskins y Aaron Quinns. Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Misty Carasau, Denise Huskins y Aaron Quinns. Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

Huskins está de acuerdo. “Creemos que es necesario contar lo que vivimos. Nuestra situación específica fue muy poco común, pero la revictimización que enfrentamos (por parte de las autoridades, los medios de comunicación y el público) es algo que sí lo es. Seguimos escuchando a víctimas que nos comparten historias similares. Eso nos motiva”.

Ambos consideran que cruzar caminos con la detective Carasau fue casi un milagro. La consideran como la heroína de su historia.

Además del documental filmado para la plataforma, Quinn y Huskins escribieron un libro titulado como Víctima F: de víctimas de un crimen a sospechosos y a sobrevivientes, donde también relatan los detalles de sus vivencias.

Luego de todo lo que pasaron juntos, la relación salió mucho más fortalecida. Actualmente están casados y tienen dos hijos. “Se siente como si nuestra familia estuviera completa. Quiero que sepan su valor y que nunca permitan que nadie les dicte o determine eso. Más que nada, sólo espero que cuando crezcan sean como su madre. Y si lo hacen, estarán bien”, dice Quinns al final de la serie, entre lágrimas.

El 2017 decidieron demandar a la ciudad de California por daños y prejuicios. El 2018 se supo que llegaron a un acuerdo por 2,5 millones de dólares.

Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)
Pesadilla de un secuestro en California (Netflix)

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