Pantalla grande nostálgica: el furor por los reestrenos en cines

Pantalla grande nostálgica: el furor por los reestrenos en cines

Mientras el dominio de la taquilla local durante 2024 se lo han repartido las nuevas películas de Kung Fu Panda, King Kong y Willy Wonka, hay un fenómeno que no se detiene: la reposición en la cartelera de filmes que dejaron una huella en la cultura popular. Estas son las claves de una tendencia que las diferentes voces de la industria consideran que se seguirá acentuando. “Tendremos a diferentes generaciones madurando y con deseos de sumergirse en el placer de la nostalgia”, aseguran.


Es un fenómeno que para nadie ha pasado desapercibido: de un tiempo a esta parte, se ha ampliado la reaparición en los cines de películas con varias décadas en el cuerpo. La épica de mafiosos de Francis Ford Coppola, el romance entre Jack y Rose a las puertas del hundimiento del Titanic, el retrato de la sociopatía de Alex DeLarge y su pandilla, el viaje de Frodo por la Tierra Media para destruir el Anillo Único en Mordor. Todas, en mayor o menor magnitud, son historias que han regresado a las salas chilenas en el último par de años, permitiendo que muchos las redescubran (o descubran por primera vez) en pantalla grande.

La lista se ha seguido engrosando recientemente. Star Wars: La amenaza fantasma (1999) retornó al circuito hace un mes, coincidiendo con los 25 años de su debut y con el Star Wars Day, que se celebra cada 4 de mayo. El público local respondió con entusiasmo ante el Episodio I: en la única semana en que estuvo disponible se posicionó segunda en la taquilla y reunió a cerca de 40 mil espectadores, una cifra considerada positiva según los volúmenes de la industria. De hecho, hay cintas nuevas –probablemente no superproducciones– que soñarían con alcanzar a ese número en sus primeros siete días.

También apuntando a festejar su fecha de lanzamiento original, desde esta semana se encuentra disponible Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), la entrega que hace dos décadas impulsó a la saga de fantasía a un nuevo nivel. En tanto, desde este 6 de junio las cadenas volverán a tener funciones de Matrix (1999). El caso del filme de ciencia ficción de las hermanas Wachowski es especial, porque ya se había reestrenado (a fines de 2021, en la previa a la llegada de la cuarta parte) y ahora resurge a raíz de sus 25 años de vida y presentando una copia restaurada.

Todas tienen en común que regresan por tiempo limitado, una o dos semanas en que se unen a la cartelera, a la par de los estrenos de cada jueves y aquellos que se mantienen desde antes. La idea apela a que las personas asistan de inmediato, una fórmula que parece estar dando réditos. Aunque a algunos les parezca una práctica ajena, la evidencia sugiere a que hay un buen número de personas dispuestas a preferir una película que podrían ver en su hogar, por sobre una nueva o simplemente dedicar el tiempo a otra cosa.

La pantalla grande se tiñe de largometrajes del recuerdo, una tendencia que se explica en gran medida a la luz de los agitados últimos años de Hollywood, el principal productor para mercados como el chileno. La pandemia provocó el cierre temporal de los cines e innumerables cambios en el calendario que pusieron en jaque a los diferentes actores del sector. Ante tamaña crisis, las cadenas salieron de aprietos hurgando en el catálogo de grandes hits de los estudios.

Una copia remasterizada de Harry Potter y la piedra filosofal (2001) fue un éxito en China a mediados de 2020, un hito que en ese momento Warner Bros. describió como una prueba de que su atractivo es “atemporal y universal”. El origen (2010), de Christopher Nolan, también sacó cuentas alegres en los países en los que las salas reabrieron el mismo año en que comenzó el confinamiento mundial (en Chile retornaron efímeramente recién en el verano de 2021 y luego, de manera definitiva, en el segundo semestre de ese año).

Aunque esa fue una época enrarecida, donde cualquier análisis debía hacerse con pinzas, Hollywood tomó nota y concluyó que apelar a la nostalgia podía ser un instrumento oportuno para tiempos convulsos. Una vez que los complejos recuperaron la normalidad, el recurso se empezó a emplear bajo dos excusas: para precalentar motores para el aterrizaje de un título relacionado (una secuela, una versión live-action, un reinicio) o para conmemorar un aniversario importante de un filme que dejó una huella en la cultura popular.

“La posibilidad de verlos nuevamente en cines le da un valor agregado muy relevante. Eso generó que muchas empresas decidiéramos volver a apostar por estos contenidos. Eso se vio reforzado por lo que pasó después de la pandemia, donde no todos los estrenos tenían la misma fuerza que en 2018 o 2019″, indica Patricio Fuentealba, gerente de ventas de Cinecolor Films, que distribuye las cintas de Disney en el país.

Esa compañía registró buenos resultados con el regreso de Avatar (2009), reestrenada en 2022 en la antesala a la llegada de la segunda parte, y unos meses después con Titanic (1997). El motivo original de la reaparición del drama romántico con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet era festejar sus 25 años, pero su programación se ajustó para que estuviera en cartelera para el Día del Amor. Tras presentar el “Ciclo de Cine Disney 100″ en 2023, esta semana la empresa trae Matrix y tiene en carpeta otros títulos para el segundo semestre.

“Los distribuidores estamos apostando por películas que tengan un enganche popular y que se hayan transformado en hitos generacionales”, explica Fuentealba, quien expande el análisis más allá del cine. “Hay películas que las puedes reestrenar diez veces y las diez veces van a volver a vender mucho. La nostalgia tiende a vender mucho, y eso es extrapolable a la música. Hay que ver lo que pasa con Simply Red, que no ha sacado un disco importante en mucho tiempo, pero llenan cinco Movistar Arena”, argumenta.

Foto: Melinda Sue Gordon

Coincide en ese punto Jorge Licetti, Country Manager de NC Films, distribuidora responsable de los largometrajes de Warner Bros. “Es el cariño que el público le tiene a ciertas propiedades, combinado con un fenómeno de nostalgia que puede ser una industria en sí misma. Algo que se ve también en los conciertos de rock: hay un deseo enorme de volver a disfrutar a bandas emblemáticas y recordar ‘los buenos tiempos’, especialmente en el marco de un aniversario importante”, señala.

Desde 2021 hasta la actualidad, la firma ha reestrenado la trilogía de El señor de los anillos y las tres primeras partes de Harry Potter, además de ofrecer varios clásicos (de El mago de Oz y La naranja mecánica a Buenos muchachos) en el marco de los 100 años del estudio. Y no aflojará con esa estrategia: para septiembre alista el relanzamiento de Interestelar (2014), la cinta de ciencia ficción de Christopher Nolan, que con el paso del tiempo parece haber ampliado su masa de adeptos.

Encontrar el instante adecuado para esas reposiciones amerita un análisis riguroso. En el calendario de este 2024, a raíz de los cambios que causó la huelga que se tomó Hollywood en 2023, se generaron algunas lagunas entre superproducciones, abriendo varios momentos propicios para mostrar películas antiguas. Por lo pronto, ahora se acerca una seguidilla de blockbusters que aspiran a llenar las salas (Intensa-mente 2, Mi villano favorito 4, Deadpool & Wolverine), pero a partir de agosto se abre otro espacio que luce propicio para atreverse con títulos de ese perfil.

“La nostalgia vende bien acá en Chile, pero hay que saber comunicar que esa nostalgia viene. Por lo menos en Cinecolor, nos preocupamos muchos de que cada reestreno llegue con un diferencial, más allá de que el contenido sea el mismo. Es contar una historia distinta”, advierte Fuentealba.

En ese sentido, la distribuidora apostó por una estrategia singular para potenciar el retorno de Matrix: se asociaron con la discoteca Blondie, que este viernes organizará una fiesta temática inspirada en el filme de Keanu Reeves, donde quienes presenten su entrada al cine podrán ingresar gratis hasta las 1 de la mañana.

Diversidad para una pantalla tibia

Siempre en el terreno de las reposiciones, la cadena Cinemark tuvo una experiencia positiva con “Clásicos en Cinemark”, el ciclo que debutó en 2014 y que en sus diferentes ediciones proyectó títulos como El Padrino (1972), Taxi driver (1976), Volver al futuro (1985) y Pulp fiction (1994). Aunque la mecánica que ejercitaban era algo distinta –funciones puntuales, en vez de otorgarles una o dos semanas en cartelera–, la iniciativa les permitió sacar conclusiones sobre la respuesta de la audiencia nacional frente a la idea de zambullirse en el pasado.

“Los reestrenos son muy importantes. Marcaron la vida de las personas que ahora quieren volver junto a sus hijos, padres, abuelos. Es una sensación nostálgica la que se vive adentro de una sala de cine”, opina Karina Ventura, directora Comercial y Marketing en esa empresa en el país. “Programar clásicos nos gusta mucho, es recordar la magia del cine. Hay muchas películas que se están exhibiendo hoy que en un tiempo más empezarán a ser clásicos para otros”, agrega.

Esa misma cadena fue la sede exclusiva del Studio Ghibli Fest, un ciclo que se desarrolló entre fines de 2022 e inicios de 2023 en torno a cinco largometrajes del estudio de animación cofundado por Hayao Miyazaki: Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2001), El castillo ambulante (2004) y Ponyo y el secreto de la sirenita (2008). No sólo logró convocar a un buen número de espectadores (rozó los 100 mil en total), sino que se estableció como un hito en la previa al estreno de la cinta más reciente del director japonés, El niño y la garza (2023), que llegó al país en enero pasado.

Una de las curiosidades de esta tendencia al alza es que, sin importar el arrastre que consigan, los filmes abandonan los complejos tras cumplir el período definido inicialmente (máximo dos semanas). ¿Por qué no darle más tiraje?

“Tampoco la idea es tratar de quitarle espacio a las películas que están apostando por renovar la cartelera”, apunta Patricio Fuentealba. “La idea es que haya diversidad de contenidos. Pero eso no significa que tenemos que salir a puro reestrenar o que sólo haya estrenos. La idea es que haya un equilibrio interesante de contenidos”, plantea.

Las voces de la industria aseguran que en afluencia de público la primera parte de 2024 ha sido más tibia que el mismo período de 2023. Durante los primeros cinco meses de la temporada el liderazgo ha recaído en Kung fu panda 4 (965 mil asistentes), Godzilla y Kong: El nuevo imperio (466 mil) y Wonka (433 mil este año), pero se ha extrañado un mayor número de éxitos de un calado similar.

En ese escenario, las cifras que alcancen los relanzamientos siguen siendo consideradas un condimento y no un salvavidas de la taquilla. Patricio Fuentealba piensa que una de sus principales utilidades reside en que operan como una herramienta para volver a atraer a un público que, por diversos motivos, se ha alejado de la pantalla grande. Una realidad que por el momento limita las posibilidades del circuito de exhibición nacional de retomar las magnitudes de 2019, año récord para el sector, con 29,7 millones de entradas vendidas.

Según su análisis, el objetivo es “generar estos movimientos diferentes en cartelera para que la gente constantemente se reencante con ir al cine y su frecuencia de visita a las salas siempre sea mayor”. Y añade: “Creo, y esto lo digo a título personal, que la gente está mucho más racional al momento de los consumos en cines. Prefieren elegir una o dos películas por mes. Cuando logremos que esas personas vayan tres veces, obviamente vamos a estar en los números de 2019″.

“Pienso que la responsabilidad principal para recuperar las cifras prepandemia siempre recae en el producto nuevo, sobre todo en las propuestas nuevas –sostiene Jorge Licetti–. Pero sin duda el contenido alternativo ha sido de gran ayuda para ese objetivo. El cine asiático, el animé y los conciertos de rock se suman a los reestrenos para añadir una cuota adicional no sólo de espectadores, sino también de variedad y diversidad en las salas locales”.

El ejecutivo de NC Films estima que el auge de los largometrajes antiguos en cartelera no es algo pasajero. “Definitivamente es un fenómeno que no sólo llegó para quedarse, sino incluso para aumentar en cantidad e impacto. A medida que pase el tiempo se seguirán cumpliendo más aniversarios. En paralelo, tendremos una audiencia de diferentes generaciones madurando y con deseos de sumergirse en el placer de la nostalgia, a través de una experiencia que sólo el cine puede ofrecer”, concluye.

Así las cosas, no luce descabellado imaginar que en 2025 puedan reaparecer títulos como Corazón valiente (1995) o Casino (1995), o que en el corto plazo las nuevas entregas de Gladiador, Superman, El rey león y Beetlejuice sean la excusa perfecta para volver a tener en exhibición las cintas originales. Las razones del auge están a la vista; sus consecuencias todavía están por descubrirse.

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