Cuando el tiempo pasa inexorable: los primeros y olvidados Premios Nobel de Literatura
Otorgado por primera vez en 1901 al francés Sully Prudhomme, quienes recibieron el galardón en sus tiempos pretéritos no han resistido el paso de los años y han quedado relegados. Sus obras se han mantenido con una escasa circulación e injerencia, aunque siempre hay excepciones.
Seguro el poeta francés Sully Prudhomme se tomó la noticia con algo de sorpresa. En 1901 tuvo el honor de ser el primer galardonado con el Premio Nobel de Literatura, cuando aún no era considerado el máximo galardón del mundo literario. En ese entonces, la Academia lo distinguió “en reconocimiento especial a su composición poética, lo cual da pruebas de un elevado idealismo, una perfección artística y una rara combinación de las cualidades tanto del corazón como del intelecto”.
Sin embargo, en el siglo XXI, su obra es difícil de encontrar más allá de su Francia natal. Su poesía ha sido poco traducida al castellano más allá de alguno que otro que aparece en algún sitio puntual. Casos como él, que han sido olvidados por la noche de los tiempos se repiten mucho en los Premios Nobel, señal de que no necesariamente obtener el galardón redunda en un mayor impacto en los lectores, y que no todos resisten de igual manera el paso de tiempo.
Los primeros ganadores del galardón responden justamente a esto. Prudhomme fue representante del parnasianismo, el movimiento literario que reemplazó al romanticismo y que se basaba en la valoración de la poesía en sí mismo, la impersonalidad y el rechazo del compromiso social o político, priorizando lo estético y la belleza. Al año siguiente de obtener el Nobel fundó la Sociedad de Poetas Franceses, vigente hasta hoy.
En 1902 el Nobel fue obtenido por el alemán Theodor Mommsen quien, a diferencia de Prudhomme no era un literato sino un intelectual. Se trataba de un jurista, filólogo e historiador, cuyo trabajo sobre el Imperio Romano hizo que su nombre fuese propuesto a Suecia por la Academia Prusiana de Ciencias. Se trata del primer y último caso -hasta ahora- en que el premio fue otorgado a un historiador.
Al momento de serle otorgado el premio, la Academia Sueca señaló: “El más grandioso maestro con vida del arte de la escritura histórica, con una especial referencia a su obra monumental, Historia de Roma”. Hay que decir que en este caso, sus trabajos sobre el pasado glorioso de la Ciudad Eterna sí se pueden encontrar. Incluso en 2022 su Historia de Roma fue reeditada por la casa editorial Turner, por ello, de este grupo de primeros Nobeles es quizás el que mejor se ha mantenido vigente, sobre todo considerando el fuerte interés que en estos tiempos ha despertado el Imperio Romano, y que ha redundado en los éxitos editoriales de nombres como Santiago Posteguillo o Mary Beard.
En 1903 fue el turno del noruego Bjørnstjerne Bjørnson, novelista y poeta. Al ser galardonado, la Academia Sueca indicó: “a manera de tributo a su poesía noble, magnífica y versátil, la cual siempre se ha distinguido tanto por la frescura de su inspiración como por la pureza rara de su espíritu”.
Algunos de sus libros pueden encontrarse en castellano, pero de manera más bien periférica, no de fácil acceso al público. El tiempo sí ha ido depositando arena sobre su nombre.
En 1904, por primera vez la Academia Sueca entregó el premio a dos escritores al mismo tiempo: el dramaturgo español José Echegaray (“en reconocimiento a las numerosas y brillantes composiciones que, en una manera individual y original, han revivido las grandiosas tradiciones del drama español“) y el poeta francés Frédéric Mistral (”en reconocimiento a la originalidad fresca e inspiración verdadera de su producción poética, la cual refleja fielmente el escenario natural y espíritu nativo de su gente, y, adicionalmente, su trabajo significativo como un filólogo provenzal").
En el caso del primero, se trata de un nombre que gozaba de gran prestigio en su país, no solo en el campo de la cultura, sino porque era un destacado matemático. Sus obras de teatro fueron muy representadas en su tiempo, pero tras su muerte han ido quedando fosilizadas. “Pero el teatro de aquel Nobel de Literatura no ha resistido el paso del tiempo y las piezas de Echegaray apenas se han representado en España en las últimas décadas“, apuntaba en 2016 un artículo del sitio español InfoLibre.
Por otro lado, el francés Mistral también ha quedado muy relegado. En la actualidad, sus libros apenas circulan en castellano y su legado ha sido rescatado más bien en su propio país (por lo demás, algo muy propio de los galos). Eso sí, si su nombre nos suena por algo, es porque fue una de las inspiraciones de la joven Lucila Godoy a la hora de escoger su seudónimo literario. Gabriela Mistral, quien sí se ha mantenido muy vigente.
¿Y las mujeres? Desde sus inicios la Academia Sueca mostró la cuestionable tendencia a premiar más a hombres que a mujeres, situación que desde 2018 ha comenzado a revertirse con la alternancia de géneros. Recién en 1909 fue galardonada una escritora, quien además fue la primera ciudadana sueca en recibirlo, Selma Lagerlöf. “En apreciación de su idealismo elevado, imaginación intensa y percepción espiritual que caracteriza sus escritos”, sostuvo la Academia.
Profesora y escritora, ha sido conocida fundamentalmente por su novela infantil El Maravilloso Viaje de Nils Holgersson, de lectura obligatoria en los colegios durante los 90, por lo que ha seguido circulando.
Como sea, el misterio de quién recibirá el galardón este 2025 se resolverá este jueves 9 de octubre a contar de las 08.00 am de Chile.
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