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Mark Frost, cerebro de Twin Peaks: “Nunca me canso de oír que la gente sigue viéndola y que le parece relevante”

El guionista y escritor, la otra mano detrás de la serie que revolucionó la TV en los 90, conversa con Culto sobre los orígenes de la historia creada junto a David Lynch, sobre su vigencia y sobre la llegada de todos los capítulos a Mubi. Tras el fallecimiento del cineasta a inicios de año, asume su rol como guardián de un legado. “No se puede hacer nada sin nuestro permiso. O ahora del mío. Y no tengo intención de cedérselo a nadie más”, sostiene.

Mark Frost, cerebro de Twin Peaks: “Nunca me canso de oír que la gente sigue viéndola y que le parece relevante” Suzanne Tenner

Hay una imagen que Mark Frost recuerda con nitidez: año 1988, la oficina de su casa, las visitas de David Lynch y una silla que se reclinaba y lucía como un diván. “A David le encantaba sentarse en esa silla, reclinarse y mirar al techo mientras yo estaba en el computador escribiendo”, cuenta. Tras completar con rigor esa rutina a lo largo de tres semanas de trabajo diario, el guión del piloto de Twin Peaks estuvo listo. O casi listo.

“Lo primero que hice fue imprimirlo, tomamos una copia y la leímos en ese mismo instante. Nos miramos y creo que cambiamos unas tres palabras después de leerlo. Dije: esto está listo. Y lo enviamos (a la cadena). Y efectivamente, ese fue el 99,9 % del guión que filmamos”, detalla.

Antes de que esa producción comenzara sus grabaciones y se emitiera en 1990, ambos ya habían colaborado en proyectos de largometrajes que no llegaron a puerta, donde habían comprobado que se compenetraban a la perfección a pesar de sus orígenes disímiles. Frost había trabajado escribiendo series como El hombre nuclear y El precio del poder, hasta que se cansó de la televisión y decidió volcar su atención a la escritura de películas. Lynch, por su parte, comenzó como pintor y saltó al cine a fines de los 60 con trabajos experimentales. Ya había hecho Cabeza borradora (1977) y El hombre elefante (1980) cuando se conocieron en 1985.

“Siempre estoy muy preocupado de la estructura y de cómo fluyen las cosas. Así que cuando llegó el momento de sentarnos y hacer el borrador (de Twin Peaks), teníamos un esqueleto bastante sólido para que todo se mantuviera en su lugar. Y efectivamente todo fluyó”, dice Frost a través de Zoom.

El guionista y escritor se encuentra en el condado de Ventura, al norte de Los Angeles (EE.UU.), donde tiene una casa. “No me puedo quejar. Es una playa muy bonita”, señala a Culto mientras aparece ocupando una gorra de los New York Yankees, su equipo de béisbol favorito. Tiene el tiempo y las ganas de compartir algunas anécdotas de la ficción con la que remeció los años 90. ¿Un ejemplo? La ocasión en que Mel Brooks le enseñó una valiosa técnica para lidiar con los ejecutivos de los canales de televisión.

Mark Frost. Foto: Tom Lascher

“Una vez me dio un gran consejo: siempre que recibas notas de un estudio o de una cadena, di siempre que sí. Siempre diles que harás exactamente lo que quieren porque nunca lo recordarán. Y en parte eso era cierto. Lo único que ellos quieren es sentir en el momento que están haciendo su trabajo, por muy mal que lo estén haciendo. No se ganan la vida con esto. No cuentan historias. Les gusta participar sintiendo que han influido en la serie, pero rara vez marcan la diferencia materialmente en cómo estás haciendo algo. Suelen limitarte. Nosotros teníamos una forma de mantenerlos a distancia y decirles: sí, esa es una buena idea, lo pensaremos. Y luego simplemente lo descartábamos en cuanto salíamos de la sala. Eso fue prácticamente lo que hicimos”.

No es una exageración: Mark Frost y David Lynch se salieron con la suya. Si lograron concebir Twin Peaks tal como la imaginaron fue en gran parte a pesar de la industria, no gracias a la industria. Los ejecutivos de ABC inicialmente se interesaron por su propuesta de mezclar el policial con elementos telenovelescos, pero el crimen de Laura Palmer fue apenas la excusa para elaborar una construcción dramática más ambiciosa donde convivían desde el terror sobrenatural hasta la exploración del alma de los pueblos más recónditos de Estados Unidos.

“Teníamos muchos intereses en común. Resultó que ninguno de los dos había colaborado tan estrechamente en la escritura. Teníamos un ritmo muy fluido y las cosas nos surgían de una forma hermosa y fluida. Sinceramente, la mayor dificultad que tuvimos fue lidiar con la cadena. Y ahí fue donde mi experiencia y pericia, tras haber trabajado en televisión durante casi diez años, realmente entraron en juego. Porque sabía que hay maneras de jugar ese juego. Hay maneras de lidiar con esos elementos políticos”, explica.

La relación con ABC alcanzó su máximo punto de tensión cuando se estaba evaluando si tendría o no un segundo ciclo. Los ejecutivos deseaban apurar la revelación del asesino, algo que se oponía totalmente a lo que tenían en mente Lynch y Frost. No es que no pensaran en la identidad del culpable, pero eso estaba muy abajo en su escala de preocupaciones.

“Obviamente hablamos mucho de eso. ¿Quién es el responsable? ¿Fue Leland? ¿Fue Bob? ¿Fue un Leland loco? ¿Fue un Bob imaginario? ¿Fue el Bob real? Jugamos con todas esas cosas. Y lo que decidimos hacer fue simplemente exponerlo como lo habíamos planeado y dejar que la gente decidiera por sí misma. A la televisión no le gusta la ambigüedad. Ya sabes, a la televisión le gusta la realidad dura y contundente. A que dos más dos es igual a cuatro. Nosotros pensamos: no, debería ser dos más dos igual a infinito”, subraya.

Tras levantarse unos segundos para atender una llamada, se disculpa y continúa: “Queríamos respetar la inteligencia de la audiencia. Eso era algo que yo le recalcaba constantemente a David. La televisión no está acostumbrada a ese tipo de final abierto, y eso volvía loca a la cadena. Solo querían resolver el misterio y acabar con eso de una vez”.

“Nos resistimos todo lo que pudimos, pero no la renovarían para una segunda temporada a menos que prometiéramos resolverlo en algún momento. Querían que fuera en el primer episodio de la segunda temporada. Les dijimos: ¿están locos? ¿Por qué creen que la gente está viendo esto? Realmente no les importa quién la mató. Sólo quieren disfrutar de las personas, del pueblo y las situaciones que estamos creando“.

-¿Cómo se siente cuando la gente dice que Twin Peaks reinventó la televisión?

Bueno, es un honor saber que la gente se siente así después de todo este tiempo. Supongo que es un reflejo de lo duro que trabajamos en la serie. Uno no piensa en ese tipo de cosas cuando la está haciendo. Sólo piensa en cómo puedo hacer que sea lo mejor posible. Es como construir cualquier cosa. Si estuvieras construyendo un auto, querrías uno que durara 35 años y que la gente aún lo apreciara, disfrutara, se entretuviera, se divirtiera o, si Dios quiere, le diera algo de sabiduría. Nunca me canso de oír que la gente sigue viéndola, que sigue enganchada y que le parece relevante.

El regreso y el futuro

Te veré de nuevo en 25 años”. Esa frase le decía Laura Palmer (Sheryl Lee) al agente Dale Cooper (Kyle MacLachlan) en el capítulo final de la segunda temporada. Se emitió en junio de 1991, por lo que dos décadas después, cuando David Lynch y Mark Frost empezaron a hablar sobre la posibilidad de hacer una tercera entrega, esas palabras se habían esfumado de los recuerdos de ambos.

Suzanne Tenner

“Fui a verlo en 2012 y le dije: creo que tengo una manera de que volvamos a hacer la tercera temporada. Después de que lo persuadí de que era una buena idea, nos sentamos a ver ese episodio. Cuando escuchamos esa frase, literalmente nos miramos y dijimos: Dios mío, es como se suponía que debía ser. Así que, desde ese momento, no dudamos. Simplemente dijimos: sí, esto va a pasar”, rememora.

Si bien Twin Peaks: The return tuvo el regreso de caras conocidas (MacLachlan, Sherilyn Fenn, Sheryl Lee, Ray Wise), fue todo menos una apuesta condescendiente. Surrealistas y provocadores, sus 18 episodios fueron un recorrido libre por un mundo por el que sus creadores seguían fascinados y por un puñado de temas con los que sentían una fuerte conexión.

“En retrospectiva, siempre he estado secretamente agradecido de que la serie no fuera renovada para una tercera temporada en 1992”, reconoce. Y profundiza: “Sabíamos que éramos personas diferentes. Todos en la serie habían envejecido como nosotros. Había gente fallecida. Otras personas que iban a unirse a la serie habían crecido. Era como si estuviéramos mostrando lo que es estar vivo durante mucho tiempo y cómo la gente cambia con el tiempo. Y ese es un gran tema con el que trabajar, porque es algo que todos enfrentamos. Todos enfrentamos lo que el tiempo nos hace. ¿Cómo envejecemos? ¿Cómo cambiamos? ¿Cómo evolucionamos? ¿Nos estamos convirtiendo en mejores personas? ¿Nos estamos volviendo más sabios? ¿O nos estamos hundiendo en la oscuridad? ¿Nos estamos hundiendo en la locura? ¿Nos estamos hundiendo en la depresión? Digo, el camino de cada uno es diferente. Y eso nos dio una plataforma para abordar ese tema. ¿Qué le hace el tiempo a la gente y a un lugar, a un pueblo pequeño como este?”.

Suzanne Tenner

Frost está encantado con que por primera vez Twin Peaks esté disponible completa en un solo servicio de streaming, en este caso, Mubi, que en los últimos años se ha abierto a sumar a su catálogo series además de películas. La llegada de todos los capítulos a la plataforma es el primer gran hito de la producción desde el fallecimiento de David Lynch, en enero pasado, a los 75 años, por lo que inevitablemente todo está teñido por una nota agridulce.

-¿Cómo recuerda a David Lynch? ¿Cuándo fue la última vez que lo vio?

Éramos, ante todo, muy buenos amigos. Así empezamos en 1985. Conectamos enseguida. Disfrutábamos de nuestra mutua compañía. Y obviamente despertábamos algo en nosotros cuando nos poníamos a trabajar. Nuestro trabajo individual es bastante diferente y variado, pero nuestro trabajo con Twin Peaks es bastante singular. Recuerdo a David con mucho cariño. Era un ser humano encantador. Era increíble trabajar con él. No sé si esta referencia te sea relevante, pero éramos un poco como Huckleberry Finn y Tom Sawyer. Éramos como dos niños que simplemente disfrutaban muchísimo de lo que hacían. Y de alguna manera nuestro entusiasmo nos permitió hacerlo de una manera que se apartaba de la industria tradicional, porque decidimos ser dueños de la serie nosotros mismos. No teníamos la participación de ningún estudio. Éramos el estudio. Alquilamos unos depósitos que estaban vacíos y los convertimos en sets. Invitamos a todos nuestros amigos y familiares a trabajar con nosotros. Fue una experiencia muy diferente a la habitual en la industria. Y creo que eso contribuyó a convertirla en lo que fue.

-¿Alguna vez habló con él sobre hacer otras cosas después de The Return que no fueran Twin Peaks?

Sí, siempre teníamos algunas ideas dando vueltas que tal vez nos interesaban. Había una idea para una serie que se nos ocurrió antes de Twin Peaks. Sólo escribimos un breve tratamiento de cuatro páginas. Creo que se la mostramos a una cadena y dijeron: ¿qué demonios es esto? No le encontraron ni pies ni cabeza. Debería intentar hallarla, porque no sé dónde terminó después de tanto tiempo. Así que sí, hablamos de quizás revivir esa idea después de Twin Peaks... Como sabes, a David le diagnosticaron enfisema, lo que limitaba mucho sus capacidades físicas. Cuando me enteré del diagnóstico, pensé que le impediría volver a dirigir, que era poco probable que lo hiciera. Así que no hicimos nada. Pero hablábamos con frecuencia y me mantuve en contacto con él. Que Dios lo bendiga. Estaba pasando por una situación muy, muy difícil.

Suzanne Tenner

-En otras ocasiones Ud. ha dicho que una cuarta temporada de Twin Peaks es bastante improbable. En un escenario hipotético, ¿podría haber una cuarta temporada sin su participación? ¿Quién posee los derechos?

Nosotros poseemos los derechos. Siempre hemos poseído la serie, por lo que no se puede hacer nada sin nuestro permiso. O ahora del mío. Y no tengo intención de cedérselo a nadie más. No sé qué nos depara el futuro. Ya hemos pasado por esto antes y eso terminó en la tercera temporada. Es demasiado pronto para saberlo. Es muy difícil imaginar hacer la serie sin David. Puede que haya otras maneras de continuar... Estoy pensando en muchas cosas. Pero siento una gran responsabilidad con este mundo que hemos creado. Quiero que mantenga su integridad. Quiero que tal vez evolucione. Y quiero que la gente que la disfruta encuentre otras maneras de disfrutarla más adelante. Manténganse atentos. No sé qué más decir aparte de eso.

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