Culto

Rodrigo García, cineasta: “Me impresiona la inteligencia de algunas personas con bipolaridad”

El realizador de origen colombiano estrena en Netflix su película Las Locuras, seis historias de mujeres al borde del descalabro emocional. “Lo que me interesa de los personajes femeninos es su capacidad para expresar emociones”, dice el director de Con Tan Sólo Mirarla y series como In Treatment y Santa Evita.

Las Locuras. (L to R) Rodrigo García, Alfredo Castro as Ismael in Las Locuras. Cr. Alejandro Focs/Netflix ©2025 Alejandro Focs / Netflix

A sus 66 años, Rodrigo García Barcha ha logrado la nada desdeñable hazaña de dirigir 11 largometrajes, en gran parte a partir de guiones propios y con actores que van desde Glenn Close a Annette Bening. El hijo mayor del Premio Nobel Gabriel García Márquez forjó en el cine una carrera más intimista y de cámara, en oposición a las historias de dimensiones pantagruélicas de su padre.

Las tramas protagonizadas por mujeres son, en particular, su rúbrica inconfundible. Así lo fue su celebrado primer largometraje, Con Tan Sólo Mirarla (2000), cinco viñetas ambientadas en Los Ángeles con Glenn Close, Cameron Díaz, Calista Flockhart y Holly Hunter.

Las Locuras. Alfredo Castro as Ismael in Las Locuras. Cr. Alejandro Focs/Netflix ©2025 Alejandro Focs / Netflix

Después de dirigir series como In Treatment (2008-2011) y recomenzar su carrera en el México que lo vio crecer, García llegó a una suma de sus obsesiones a través de Las Locuras (2025), largometraje con seis historias femeninas. Cada una de las mujeres se encuentra en una situación emocional límite, a veces al borde del colapso mental.

La película se acaba de estrenar en Netflix y desde Ciudad de México, detalla pormenores de su trabajo.

-¿Es difícil representar la locura en el cine?

Sí, por cierto. He tenido un par de amigos que han tenido crisis de manía bipolar. Incluso antes de saber que tenían esa condición, siempre me impresionó en ellos su inteligencia, velocidad, ocurrencia, humor y carisma. Esa personas, en plena bipolaridad, influyen a la gente que los rodea. Por otro lado, siempre me han llamado la atención aquellos que son muy eficientes y ejecutivos en su vida y que imprevistamente se descarrilan por una presión familiar, conyugal o amorosa.

Las Locuras.Cassandra Ciangherotti as Renata in Las Locuras. Cr. Alejandro Focs/Netflix ©2025 Alejandro Focs / Netflix

-¿Observa una relación entre la excelencia profesional y un eventual trastorno mental?

Bueno, la historia está llena de muchos casos de artistas o científicos brillantes que bordean la locura. El libro del chileno Benjamín Labatut, Un Verdor Terrible, habla de eso, de que a veces la brillantez nace de gente que ve las cosas de manera diferente y eso puede estar ligado con enfermedades psiquiátricas.

-Ha hecho al menos tres largometrajes (Con sólo mirarla, Nueve Vidas, Las Locuras) con historias corales protagonizadas por mujeres, ¿Cómo es su relación con ellas?

Me gustan los personajes femeninos porque me gustan las mujeres, me interesan desde todo punto de vista. Son muy diferentes entre sí. Comparadas con los hombres, expresan mucho más sus emociones. Lloran y ríen mucho. Los hombres, por el contrario, nos reprimimos más. Como cineasta, es su capacidad para expresar sus emociones. Para mí, las mujeres son como instrumentos. Prefiero trabajar con ellas, como algún músico podría querer tocar el chelo, el oboe o el clarinete en vez del violín y las trompetas. Los personajes femeninos me salen mejor. No necesito contar una historia que suceda en la selva o en Polonia. Para mí, ir con ellas es suficiente.

Las Locuras. (L to R) Cassandra Ciangherotti as Renata, Ilse Salas as Miranda in Las Locuras. Cr. Courtesy of Netflix/Netflix ©2025

-El actor chileno Alfredo Castro aparece en dos de las historias de Las Locuras, la inicial y la última. ¿Por qué se interesó en trabajar con él?

Es un actor al que he visto mucho y siempre me ha impresionado. No solo es su calidad, sino que la variedad de sus interpretaciones. Ha hecho de tipos excéntricos, crueles, normales, cómicos. Es decir, de Tony Manero a El Conde hay un enorme recorrido. Por suerte quiso y pudo trabajar con nosotros. Además hizo un muy buen papel, tuvo muy buena química con Cassandra Ciangherotti, quien interpreta a su hija en la película.

-Él tuvo que aprender el acento mexicano…

Sí, aunque en realidad es un acento neutral. Pero como dicen los actores en Latinoamérica, el acento neutral tiende a ser más mexicano que neutral. Por otro lado, su personaje tiene un origen chileno. Él dice en algún momento: “Mis abuelos vinieron a este país”. En México hay una enorme tradición de españoles y sudamericanos inmigrantes. Alfredo Castro lo hizo muy bien, un personaje muy entrañable.

Las Locuras. (L to R) Raúl Briones as Aurelio, Naian González Norvid as Penélope in Las Locuras. Cr. Courtesy of Netflix/Netflix ©2025

-En la película se muestran bastantes diferencias de clase, ¿le interesaba ese aspecto de la sociedad mexicana?

Me interesaba era situar las historias en la clase media. Están los dos veterinarios, la gente que vive en la vecindad, la familia de la psiquiatra, una señora más de clase media alta que es la ejecutiva enamorada. Pero mi intención principal no eran las clases sociales. Lo fundamental era ingresar a los personajes y contar sus historias. Y como es una película coral había que tratar diferentes profesiones, edades, tonos, tendencias, gente más blanca, gente más mestiza.

-¿Le acomoda que su película se estrene directo en plataformas en gran parte del mundo? También le pasó a Guillermo del Toro con su Frankenstein.

Como director, siempre quieres que el mayor número de personas vea tu película en pantalla grande. La experiencia es diferente, es más ritual. La sala oscura, la pantalla grande, sin distracciones, cien personas enfocadas en lo mismo. Pero, por otro lado, la mayoría de las películas clásicas no las vi en cine. Kurosawa, Fellini, la nueva ola francesa y el neorrealismo italiano fue todo en la pantalla pequeña. Además, mi cine nunca fue muy taquillero, entonces tampoco puedo decir que he perdido mucho. Por ejemplo, Familia (disponible en Netflix) la vieron más personas en un mes que casi todo el público que asistió a mis anteriores filmes. Y no hubiera podido hacer Las Locuras sin la ayuda de Netflix. Es una película curiosa, rara. Todavía estaría dando vueltas y mendigando unos dólares. Lo que me interesa es seguir contando historias. Si no fuera en cine, lo haría en un podcast.

-Usted vive y hace cine entre California y México, ¿Ve amenazada la industria cultural por la actual administración de Estados Unidos?

Definitivamente hay un desprecio por todo lo que se considere intelectual, liberal, pero, me parece que el rechazo a la ciencia es hasta más peligroso. Por lo menos, las películas se siguen haciendo y la gente continúa expresándose. Pero en el campo de la ciencia, ya se están cortando recursos a la investigación, los seguros médicos, las vacunas. Aún así, los contadores de historias siempre se las arreglarán para relatar sus vivencias. No es algo que se pueda destruir. Los intelectuales han atravesado momentos aún más duros en la historia y salieron adelante.

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