Amigo de Francisco Gilabert y discreto juez asistente: quién es Felipe Jerez, el soplón que hizo caer el complot a Javier Castrilli

El cuestionado árbitro Francisco Gilabert, dirigiendo en el Torneo Nacional. (Foto: Agenciauno)

El guardalíneas es una pieza clave para entender el conflicto que desató la mayor crisis en el árbitraje chileno. De sus manos sale el audio que terminó con la salida del argentino de la testera de la Comisión de Árbitros de la ANFP. El transandino había decidido su salida del referato.



Felipe Jerez se terminó transformando en la piedra angular de la trama que desmoronó la gestión de Javier Castrilli al mando de la Comisión de Árbitros de la ANFP. La investigación a cargo de Miguel Ángel Valdés, el oficial de cumplimiento de la ANFP, se enfocó en resolver la trama detrás de los audios en que Francisco Gilabert acusaba haber recibido presiones para sancionar un penal en la definición entre Huachipato y Copiapó, en el duelo en que los acereros terminaron quedándose en Primera División. Felipe Jerez terminó siendo el delator.

Las indagatorias, que duraron 14 días, determinaron que la trama tenía una intención específica. “De acuerdo con los antecedentes analizados en el curso de esta investigación, se pudo determinar fehacientemente, en más de 200 páginas del informe de investigación internas, a través de entrevistas, recopilación de datos, informes (externos e internos) y diversas pruebas documentales, que no existe ni ha existido intervención o presión indebida, abuso de autoridad ni injerencia alguna de parte de terceros, respecto a la decisión adoptada por el árbitro, el Sr. Gilabert”, dice el escrito que publicó ayer El Deportivo. Concretamente, se buscaba desestabilizar a Castrilli, objetivo que, inicialmente, se consiguió, pues el 6 de abril, el argentino y quienes lo acompañaban en la testera del arbitraje chileno fueron despedidos de la Comisión por el directorio de la ANFP. Luego se resolvería la reincorporación de los jueces a los que el transandino había resuelto dar de baja, aludiendo a consideraciones técnicas. El plan funcionaba a la perfección. De paso, se suspendía el paro que habían resuelto los jueces un día antes de que cayera Castrilli.

El soplón

Desde ese momento hasta que se conoció el resultado de la investigación, Castrilli arrinconó a la ANFP y puso a su disposición hasta su teléfono móvil con el objeto de desacreditar los cargos que se le imputaban, sobre todo el relacionado con una eventual injerencia en el decisivo penal que favoreció a los acereros. La expresión “Llamaron de Santiago, que había que cobrar penal”, que aparecía en el audio que dio a conocer la radio ADN, en el que Gilabert comentaba la situación con un conocido que no fue identificado”, lo ponía en la primera línea de las sospechas. Días después, sin embargo, Mario Vargas, el Quality Maganer de la ANFP, establecía a El Deportivo que no había existido tal orden. “No hubo nada; ni intervención ni intermediación”, aseguró, convencido de la inexistencia de irregularidades.

La investigación termina comprobando la participación clave de Jerez en el complot. Arroja que el 27 de enero recibió el audio que luego se hizo público. Jerez fue despedido el 3 de abril. Un día después, se realizó la filtración del testimonio, que ahora se considera como parte de un complot. Y más allá que su nombre fue ingresado al Tribunal de Disciplina para evaluar sanciones deportivas, que pueden ser hasta 50 fechas de suspensión, Jerez avisó que no seguirá ligado a la actividad. Su carrera como juez terminó.

Javier Castrilli, en la sede de la ANFP.

En rigor, Jerez tenía poco que perder. Castrilli lo había desafectado en función de un criterio técnico. “Consideraba que no tenía futuro y que tapaba a los más jóvenes”, confidencian en Quilín. Ahora, eso sí, puede perder lo poco que le quedaba. Junto con Gilabert y Mario Vargas, fueron pasados al Tribunal de Disciplina. En el caso de los dos primeros, jueces activos, la sanción puede alcanzar los 50 partidos de suspensión. Es decir, más de un año de inactividad.

Finalmente, Jerez se termina transformando clave, ahora en otro sentido: encerrado, sin argumentos para sustentar la historia que había generado y ya decidido a abandonar el arbitraje, comenzó a entregar los antecedentes que le permitieron a Valdés llegar a la conclusión de que todo se había tratado de un montaje.

“Perjudicó a un amigo”

Entre Gilabert y Jerez existe un vínculo de amistad. Se conocen desde que partieron conjuntamente en el arbitraje y, quienes conocen la intimidad referil, dicen que siempre compartieron conversaciones e ideas. El progreso dispar que tuvieron sus respectivas carreras no terminó con el vínculo. “Pancho (Gilabert) explotó antes y por eso siguió el camino como juez central hasta llegar a Primera División. A Jerez le costó un poco más y eso explica que haya quedado como asistente. En los árbitros, la carrera es similar a la de los futbolistas. El que muestra mejores condiciones va optando a mejores cosas”, sostiene un árbitro que pide reserva de identidad.

Seguramente, quería ayudar a un amigo, pero terminó perjudicándolo”, teoriza respecto de la actuación de Jerez en medio de la investigación que realizó la ANFP.

Entre los jueces, eso sí, existe un poco de extrañeza por la celeridad del proceso. “Demoraron muy poco en la resolución. Y, claramente, debió haber muchos más ‘artistas invitados’”, concluye la misma fuente.

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