Epidemiólogo ante rebrotes en España: “La prisa por perjudicar lo menos posible la economía fue más importante”

En entrevista con La Tercera, Alberto García-Basteiro, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), dice que “el no saber la magnitud de la pandemia en nuestro país es el primer gran problema que tenemos que resolver”.


El 6 de agosto, a través de una carta publicada en la revista médica The Lancet, un grupo de 20 prestigiosos científicos e investigadores españoles solicitó una “evaluación independiente e imparcial, por un panel de expertos internacionales y nacionales”, sobre la gestión de la pandemia de coronavirus en España.

“El Covid-19 ha golpeado fuertemente a España, con más de 300.000 casos, 28.498 muertes confirmadas, y un exceso de alrededor de 44.000 muertes, al 4 de agosto de 2020. Más de 50.000 trabajadores de la salud han sido infectados, y casi 20.000 muertes se dieron en residencias de ancianos”, exponen los epidemiólogos y expertos en salud pública españoles en el inicio de la misiva. ¿Cómo es posible que España se encuentre ahora en esta situación?, se pregunta este grupo de especialistas, dado que el sistema de salud español es considerado como uno de los mejores del mundo, según clasificaciones internacionales.

(Foto: ISGlobal) Alberto García-Basteiro, profesor asistente de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona.

A casi dos semanas de la publicación de esa carta, España ya es el país que sufre una mayor incidencia de coronavirus por cada 100.000 habitantes en Europa en los últimos 14 días, según el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). De hecho, el Ministerio de Salud español notificó hoy 6.671 nuevos casos de Covid-19, lo que eleva la cifra total de infectados en el país a 370.867 desde el inicio de la pandemia.

Para Alberto García-Basteiro, uno de los signatarios de la carta publicada en The Lancet y máster en Epidemiología en la London School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM), los casos actuales “tienen poco que ver con los casos de marzo”. Sin embargo, el profesor asistente de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) es crítico de las medidas adoptadas. “La prisa por perjudicar lo menos posible la economía fue más importante que la preparación eficaz en la prevención de brotes o segundas olas”, asegura García-Basteiro en esta entrevista con La Tercera.

(Foto: Europa Press) Personal sanitario traslada a un paciente ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes, en Madrid, en abril.

Usted es uno de los científicos que firmó la carta publicada en The Lancet, donde se solicita una "evaluación independiente e imparcial" sobre la gestión del coronavirus en España. A su juicio, ¿qué falló en el manejo de la crisis?

Lo que falló de la crisis lo ha de identificar de forma certera la evaluación que estamos pidiendo. Ese debe ser el resultado de dicha evaluación. El gobierno ya ha reconocido que se actuó tarde. Me atrevería a decir que hay varios frentes que posiblemente estén relacionados con que España tenga el dudoso privilegio de ser de los países más afectados por la pandemia. Todos ya comentados por múltiples expertos. Entre ellos, hay cuestiones sobre gestión (cómo y cuándo se toman las decisiones), preparación previa (a nivel de recursos materiales, humanos y técnicos), un sistema de vigilancia desactualizado y poco coordinado, condiciones de las residencias de ancianos deficientes, etc., que han determinado claramente la magnitud de la epidemia. Seguro que hay otras cuestiones inherentes a nuestra sociedad, como el grado de movilidad de las personas, las migraciones por trabajo y turismo, la población envejecida que tenemos, que también han jugado un papel determinante. Por último, posiblemente seamos de los países de Europa donde antes se detectaron casos, con lo que teníamos menos ejemplos para intentar adelantarnos en las medidas contra la epidemia.

También ha apuntado que el sistema de vigilancia epidemiológica española "es ineficiente y precario". ¿Qué se ha hecho para revertir ese problema?

Nuestro sistema de vigilancia epidemiológica no es a tiempo real, que es lo que necesita en estos momentos. Lo triste es que tenemos las herramientas y la tecnología para que así sea. Deberíamos de tener un sistema de información clínica a tiempo real y un sistema de laboratorio a tiempo real. Todos los hospitales y centros de salud del país manejan historias clínicas electrónicas. No se entiende que, a día de hoy, cualquier diagnóstico escrito en estas plataformas, no pueda estar disponible para análisis y toma de decisión inmediata. La vigilancia epidemiológica implica acción, y los equipos de respuesta (desde el punto de vista analítico, como el punto de vista más operativo, los rastreadores de contactos) han estado pobremente dotados. Por otra parte, la mayoría de competencias sanitarias están transferidas a las diferentes comunidades, con lo que la coordinación de la información ha sido mucho más complicada que si hubiera sistemas de información más homogéneos y compatibles entre ellos.

(Foto: Europa Press) Un anciano contempla en una residencia la actuación del personal sanitario.

El recuento del gobierno español sobre los muertos de Covid-19 se ha puesto en duda. Incluso, el diario El País ha dicho que el número sería 60% más alto que la cifra oficial. ¿Cómo se explican estas diferencias? ¿Cree que el gobierno ha manejado los números?

El no saber la magnitud de la pandemia en nuestro país es el primer gran problema que tenemos que resolver. Sabemos que el número de infectados posiblemente nunca se sepa (pues depende de testar a toda la población e incluso no llegaría con medir anticuerpos, pues hay que acudir también a respuestas dependientes de la inmunidad celular). De todas formas, la avalancha de casos en marzo fue tal, que las recomendaciones eran que solo acudieran a los centros de salud los casos graves, con lo que no sabemos cuántos casos leves ya han podido pasar la infección. Es cierto que el estudio de seroprevalencia reduce la incertidumbre, pero difícilmente sabremos con precisión el número de casos y muertes. Estudios retrospectivos a posteriori nos acercarán a ese dato más específico.

(Foto: Europa Press) Una camarera limpia varias sillas y una mesa de la terraza de un bar, durante el segundo día de la Fase 1 en Barcelona, en mayo.

España lidera hoy la cifra de contagios en Europa tras los rebrotes. ¿Por qué se está produciendo este fenómeno? ¿El país puede enfrentarse a un escenario peor que en la primera ola de contagios?

Los casos actuales tienen poco que ver con los casos de marzo. Ahora se concentran en adolescentes y adultos jóvenes, los que más se mueven, los que más viajan y los que más se exponen a encuentros de riesgo. La tasa de detección ha aumentado, con lo que ahora los casos que tenemos son más leves, y los asintomáticos representan una proporción mayor que en marzo. De todas formas, seguimos teniendo una respuesta poco coordinada, el número de rastreadores es insuficiente, y los encuentros familiares y el ocio nocturno no se han reducido todo lo que deberían. Es probable que seamos un país donde nos relacionemos de forma más cercana con nuestras familias y amigos que otros países. Y seguimos teniendo bastante turismo en comparación con otros países. También parece que el uso de mascarillas al aire libre puede que tenga un impacto menor de lo esperado, al tenor de las tasas que se ven en muchos países donde solo se utilizan en el transporte público o en espacios cerrados. De todas formas, muchos países están teniendo cada vez más casos y las comparativas a estas alturas puede que no sean del todo justas.

(Foto: Europa Press) Una mujer protegida con mascarilla hace uso del Metro de Madrid, en mayo.

En mayo, usted dijo que "no debemos titubear si hubiese que volver hacia atrás". ¿Considera que España se apresuró demasiado en la desescalada? ¿Se falló al permitir a las comunidades pasar de fase sin estar preparadas?

Algunas regiones pasaron de la fase 2 a la 4 en dos días. Se había dicho, incluso desde el gobierno, que la preparación para prevenir rebrotes era fundamental en paralelo al levantamiento de medidas, pero la prisa por perjudicar lo menos posible la economía fue más importante que la preparación eficaz de todas los frentes que intervienen en la prevención de brotes o segundas olas. Obviamente yo hablo desde el punto de vista sanitario, no económico. El debate de cuántos casos son compatibles con la reactivación de la economía es tabú, pero está claro que subliminalmente va implícito en la toma de decisiones. Si no, seríamos más agresivos en las medidas que implementamos.

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