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Alemania da un giro y se convierte en líder del movimiento antiinmigración europeo

Bajo el mando del canciller Friedrich Merz, el gobierno de Berlín ahora abandona el rol moderador que tuvo durante años, para tomar la delantera en las negociaciones que buscan endurecer la política migratoria de la UE.

Gente asiste a una protesta contra los planes migratorios del líder del partido CDU y principal candidato a canciller, Friedrich Merz, y el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) en Berlín, el 2 de febrero de 2025. Foto: Archivo Christian Mang

Los gobiernos alemanes anteriores intentaron moderar las posturas más radicales de Europa en materia migratoria. Ahora, bajo el canciller Friedrich Merz, Berlín aspira a liderar la ofensiva antiinmigratoria de la Unión Europea (UE). Así, su gobierno está impulsando medidas más estrictas, mientras busca contener el avance de la ultraderecha y teje alianzas con países como Dinamarca, Polonia y Austria.

El drástico cambio en la postura migratoria de Alemania bajo su nuevo gobierno promete acelerar el giro radical de la UE hacia la inmigración, mientras el bloque de los 27 se prepara para implementar una serie de nuevas medidas destinadas a reducir drásticamente el número de solicitantes de asilo que entran en Europa y deportar a un mayor número de quienes lo logran, destaca el medio Politico.

Mientras los líderes europeos negocian la implementación de estas medidas, los ciudadanos de algunos de los países más radicales de la UE celebran el nuevo papel de Alemania.

“Alemania lidera algunas de estas conversaciones tan importantes”, declaró a Politico Kaare Dybvad, ministro de Inmigración e Integración de Dinamarca. “Nos alegramos por ello”, celebró.

El candidato conservador alemán a canciller y líder del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), Friedrich Merz, asiste a una conferencia de prensa después de las elecciones generales alemanas en Berlín, el 24 de febrero de 2025. Foto: Archivo Liesa Johannssen

Si bien el cambio migratorio en Alemania comenzó con el anterior gobierno de tendencia izquierdista, la coalición de Merz, bajo la creciente presión del partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) -ahora la mayor colectividad de oposición en el Bundestag alemán- está adoptando un rumbo mucho más duro para frenar la deserción de los votantes conservadores hacia la extrema derecha.

El giro político de Merz

Durante meses, el abanderado de los democratacristianos de centroderecha alemanes (CDU/CSU) hizo todo lo posible para evitar que la inmigración, el único tema que sabía que no podía dominar, se convirtiera en el foco de las elecciones.

Ante el resurgimiento de una empoderada AfD a su derecha, y agobiado por el legado de apertura de fronteras que le dejó la excanciller -también democratacristiana- Angela Merkel, Merz se esforzó por centrar la atención en la economía. Pero el asesinato en Múnich de un niño de dos años a manos de un solicitante de asilo afgano en febrero pasado, obligó a Merz a adoptar un cambio radical en su discurso.

Y tras años de insistir en que nunca bajo ninguna circunstancia colaboraría con la AfD, ni siquiera pasivamente, tuvo que ceder. Desde antes de ser electo, el canciller -quien asumió el cargo en mayo- debió cambiar su retórica, instando a los votantes a otorgarle un mandato para restringir firmemente la inmigración y reconstruir la economía.

“En los próximos cuatro años debemos resolver dos grandes problemas de este país: la migración y la economía”, afirmaba el canciller, advirtiendo que, de lo contrario, “nos deslizaremos definitivamente hacia el populismo de derecha”.

Una embarcación de la Guardia Costera italiana que transporta migrantes rescatados en el mar pasa entre barcos turísticos, en la isla siciliana de Lampedusa, el 18 de septiembre de 2023. Foto: Archive YARA NARDI

Merz afirmó que exigiría un cambio hacia una política migratoria más restrictiva en cualquier coalición, y señaló a la vecina Dinamarca, donde tales medidas frenaron a la extrema derecha.

Berlín y el discurso de la UE

En un ejemplo altamente simbólico de cómo el gobierno de Alemania ahora busca impulsar el cambio migratorio en Europa en lugar de moderarlo, el ministro del Interior, Alexander Dobrindt, recibió recientemente a sus homólogos de varios países europeos con posturas migratorias duras (incluidos Austria, Dinamarca y Polonia) en la montaña más alta de su país en los Alpes bávaros, el Zugspitze, adornada en su cima con una cruz dorada.

“Queremos dejar claro que Alemania ya no es el único que frena las cuestiones migratorias en Europa, sino que forma parte del motor”, afirmó Dobrindt a casi 3.000 metros de altura.

Este mensaje está siendo bien recibido en Bruselas.

Si Alemania contribuye más y se compromete más, será muy positivo, porque simplemente avanzaremos más rápido”, declaró a Politico el comisario de Migración de la UE, Magnus Brunner, en el marco de la cumbre en Baviera. “Y por eso me complace enormemente que el gobierno alemán haya elegido este camino y que también apoye firmemente a la Comisión en la implementación de las propuestas que hemos presentado”.

La nueva disposición de Alemania a liderar el frente antiinmigratorio europeo elimina un obstáculo clave que impide a los países europeos implementar propuestas políticas que hasta hace poco se consideraban inaceptables. Estas incluyen planes para deportar migrantes a terceros países y procesar solicitudes de asilo fuera de la UE, emulando el fallido plan de Reino Unido para Ruanda, que Merz elogió previamente como “algo que podríamos emular”, recuerda el diario Financial Times.

Volodymyr Zelensky, Donald Tusk, Emmanuel Macron, Keir Starmer y Friedrich Merz participan en una reunión durante la cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), en Tirana, el 16 de mayo de 2025. Foto: Archivo HANDOUT

El mes pasado, el canciller Merz propuso un eje estratégico entre Reino Unido, Alemania y Francia para abordar la migración ilegal y reforzar la defensa europea, según informó el diario británico The Guardian. Allí, Berlín se comprometió a modificar su legislación nacional para permitir la incautación de motores de embarcaciones y componentes de contrabando usados para cruzar ilegalmente el canal de la Mancha, cerrando así una brecha de cumplimiento de larga data.

La división entre los 27 del bloque

El cambio de postura de Alemania no significa que exista ahora una postura común en Europa respecto a la inmigración. Al contrario, siguen presentes importantes diferencias internas sobre cómo aplicar reglas más estrictas en materia de asilo.

Aunque hace dos años los líderes del bloque pactaron un marco general para endurecer la política de asilo mediante un acuerdo considerado histórico, todavía quedan aspectos por resolver antes de que entre en vigor el próximo año. Por ejemplo, el reparto obligatorio de responsabilidades y la reubicación de solicitantes de asilo entre los países miembros, así como sobre los procedimientos fuera de las fronteras exteriores de la UE.

Inmigrantes y funcionarios de seguridad caminan junto al buque Libra de la Marina italiana que llegó a Albania como parte de un acuerdo para procesar a miles de solicitantes de asilo capturados cerca de aguas italianas, en Shengjin, Albania, el 16 de octubre de 2024. Foto: Archivo Florion Goga

En estos puntos, los intereses de los Estados del sur y del norte del continente no necesariamente se alinean. Con Merz al mando, se prevé que Alemania adopte una postura más firme en defensa de lo que considera sus prioridades nacionales y las de Europa central y septentrional, incluso si esto implica sacrificar los intereses de otros socios.

La anterior administración de centroizquierda en Alemania, encabezada por el entonces canciller Olaf Scholz, jugó un rol central como intermediaria entre países como Grecia e Italia -que han estado pidiendo mayor respaldo europeo para afrontar la llegada de solicitantes de asilo por sus fronteras- y los gobiernos del norte del continente -interesados en evitar que esas personas abandonen el sur de Europa y se desplacen hacia sus territorios-.

En este escenario, Merz tiene ahora la posibilidad de representar con mayor determinación los intereses de Europa central y del Norte.

Protestas en los países vecinos

Mientras Alemania se alinea con el resto del bloque, las demandas de manifestantes antiinmigración aumentan en los países vecinos. En Reino Unido, se registraron nuevos choques este fin de semana durante manifestaciones contra la inmigración en ciudades como Londres y Manchester, donde la policía indicó que realizó varias detenciones, según informó la Deutsche Welle.

Los grupos antiinmigrantes y contramanifestantes se enfrentaron en Londres y Newcastle, y antes de una marcha en el centro de la ciudad de Manchester. En la capital británica, donde hubo nueve arrestados, la protesta se concentró frente al Hotel Thistle City Barbican, respaldada por grupos externos, mientras que en Manchester unas 1.500 personas marcharon con el grupo Britain First. La contraprotesta fue encabezada por la organización Stand Up To Racism.

En las últimas semanas se han producido una serie de protestas frente a los hoteles para migrantes. Las manifestaciones coinciden con el anuncio del gobierno del primer laborista Keir Starmer de reducir progresivamente el uso de hoteles, con planes de eliminarlos por completo en 2029, lo que implicaría un ahorro de 1.000 millones de libras anuales. La ministra del Interior, Yvette Cooper, prometió agilizar el sistema de apelaciones y aumentar las deportaciones.

Y en Polonia, que desde 2021 se ha enfrentado a un aumento de la inmigración en su frontera oriental -que según Varsovia y otros Estados está siendo diseñada por Bielorrusia para ayudar a decenas de miles de migrantes, principalmente de Medio Oriente, Asia y África, a cruzar a la UE-, también se registraron protestas antiinmigración el mes pasado.

A mediados de julio, la policía intervino después de que estallaran enfrentamientos entre manifestantes antiinmigrantes y contramanifestantes que coreaban consignas antifascistas durante protestas bajo el lema “Alto a la inmigración” en Varsovia y otras ciudades polacas, según reportó en esa ocasión la Agencia Anadolu.

Las marchas antiinmigración, organizadas por grupos asociados al partido político de extrema derecha Confederación, tuvieron lugar en más de 80 ciudades polacas, incluida la capital Varsovia, Cracovia, Wroclaw, Lodz, Poznan, Gdansk, Lublin, Bialystok y Torun. “Polonia está cada vez más indefensa ante la creciente ola de inmigración”, escribieron los organizadores en las redes sociales.

“No queremos que Polonia comparta el destino de Europa occidental… El Estado está fallando, por eso los ciudadanos están tomando medidas”, continuaron. “La gente común de to-dos los rincones del país se ha unido con un mensaje y una motivación claros: ¡QUEREMOS VIVIR CON SEGURIDAD!”.

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