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La disputa por las tierras raras, la nueva moneda de cambio de la geopolítica global

Esenciales para fabricar imanes, autos eléctricos o sistemas de defensa, estos minerales se han transformado en un arma silenciosa, pero determinante, en las negociaciones entre Estados Unidos y las naciones que cuentan con los mayores yacimientos, que buscan contrarrestar la hegemonía global de China en la industria de esta materia prima.

La disputa por las tierras raras, la nueva moneda de cambio de la geopolítica global

Cuando China endureció las restricciones a las exportaciones de tierras raras este mes, haciendo tambalear la frágil tregua arancelaria que había alcanzado con la Casa Blanca, fue el último recordatorio del control de Beijing sobre una industria vital para la economía mundial: las tierras raras, el grupo de 17 elementos químicos con propiedades únicas que sirven para fabricar todo tipo de productos, desde teléfonos inteligentes hasta aviones de combate.

El grupo compuesto por escandio, itrio y lantánidos no es raro en abundancia en la corteza terrestre, pero se encuentran dispersos y son difíciles de extraer y procesar. Son esenciales para la producción de una amplia gama de tecnologías, como paneles solares, autos eléctricos y equipos militares. Por ejemplo, se estima que un solo avión de combate F-35 necesita más de 400 kilos de tierras raras para sus recubrimientos de sigilo, motores, radares y otros componentes, destaca la BBC.

“Son muy críticas en muchas grandes industrias, porque esencialmente se usan en todo. Como en los chips en nuestros teléfonos y cosas así, que realmente tú no los ves. Pero están en todas partes y el suministro en este momento es limitado y la demanda continúa creciendo”, explicó a La Tercera Chad Lindner, ingeniero de ventas en American Elements, empresa especializada en la fabricación y distribución de materiales avanzados.

La intención de China

Hace dos semanas, el Ministerio de Comercio de China publicó un documento denominado “Anuncio N° 62 de 2025”. Pero no se trataba de una simple misiva burocrática, sino que era el detalle de las nuevas y drásticas restricciones a las exportaciones de tierras raras. Ahora, las empresas extranjeras necesitan la aprobación del gobierno chino para exportar productos que contengan incluso una pequeña cantidad de tierras raras y deben declarar su uso previsto.

Los exportadores extranjeros de artículos necesitarán ahora una licencia de exportación debido a motivos de seguridad nacional, declaró la cartera de Comercio china. Doce de las 17 tierras raras de la tabla periódica ahora están restringidas, aun cuando ya el 70% de las tierras raras a nivel mundial se extraen en China y el 90% se procesan allí.

Y no es la primera vez que Beijing irrumpe con esta medida: lo había hecho en mayo pasado, cuando bloqueó las exportaciones de siete metales de tierras raras al suspender las restricciones dirigidas a 28 empresas estadounidenses, durante la tregua comercial de 90 días alcanzada en Suiza y que rápidamente se rompió en junio.

tierras raras

“China es plenamente consciente de la influencia que ofrece su dominio en las cadenas de suministro de tierras raras”, indica a La Tercera Reed Blakemore, subdirector del Centro de Energía Global del Atlantic Council. Así, el anuncio N° 62 cumple dos objetivos de Beijing: primero, “dada la persistente dependencia de Estados Unidos de China para las tierras raras, Beijing ha encontrado en estas una herramienta útil en las negociaciones comerciales con la Administración Trump”, destacó.

En segundo lugar, “China es consciente de que su propia cadena de suministro de tierras raras alimenta directamente la capacidad militar de Estados Unidos y otras empresas de defensa occidentales y, en consecuencia, Beijing desea garantizar que sus propias cadenas de suministro de recursos no se utilicen para inclinar la balanza militar contra la República Popular China”, explicó Blakemore.

Hegemonía global

La disputa monumental entre el dragón y el águila por el control de las tierras raras partió en la década de 1990. En 1991, Estados Unidos era el principal proveedor mundial de estos minerales, gracias a la mina californiana Mountain Pass.

Pero China también contaba con tierras raras en abundancia, y su estrategia a largo plazo se estaba volviendo más clara. Y así lo zanjó en 1992 el fallecido líder chino Deng Xiaoping -que ideó la reforma económica de China-, cuando durante una visita a Baotou, en Mongolia, dijo: “El Medio Oriente tiene petróleo y China tiene tierras raras”.

El exlíder chino Deng Xiaoping se muestra en una pantalla durante un evento que conmemora el centésimo aniversario de la fundación del Partido Comunista de China en el Memorial del Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de China en Shanghai, el 4 de junio de 2021. Foto: Archivo ALY SONG

No es que China “posea” todos los yacimientos de otros países, pero sí domina la cadena global de valor de estas: su monopolio es casi absoluto en la extracción, así como en su refinación, que es el proceso de separarlas de otros minerales, y además de eso domina la exportación y manufactura de componentes.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que China representa alrededor del 61% de la producción de tierras raras y el 92% de su procesamiento. Ese control le otorga influencia directa o indirecta sobre Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Japón, India, Brasil, varios países africanos y naciones de Asia Central. El bloque de 27 países, por ejemplo, depende en un 98% de China para imanes y materiales procesados de tierras raras. Y EE.UU. importa el 80% de sus elementos de tierras raras de China, según datos del Banco Central Europeo.

Dicho eso, lo que China logra con la nueva norma es “afirmar su dominio sobre industrias y naciones que dependen completamente de un suministro estable de estos minerales de tierras raras. Esto permite aprovechar estos recursos como herramienta geopolítica, garantizando que cualquier interrupción o restricción envíe señales contundentes a sus socios comerciales de todo el mundo”, indicó Lindner.

Y complementó: “La idea es el control. Quieren incentivar a las empresas a trasladar sus operaciones a China continental y así tener un control general de toda la cadena de suministro”, añadiendo que “es mucho más efectivo y rentable para una empresa trasladar sus operaciones a China en lugar de lidiar con aranceles y restricciones a la exportación”.

Obreros trabajan en una fábrica de minería de tungsteno en Zhongshan, China, el 2 de junio de 2017. Foto: Archivo CHINA STRINGER NETWORK

Guerra de aranceles

Tras el anuncio, el Presidente estadounidense Donald Trump respondió con la amenaza de duplicar los aranceles a las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre, considerando un 100% adicional, a menos que Beijing dé marcha atrás con sus nuevas restricciones que están previstas para entrar en vigor en noviembre y diciembre. “Es absolutamente inaudito en el comercio internacional y una vergüenza moral en el trato con otras naciones”, les criticó el mandatario en Truth Social.

El Departamento del Tesoro y la Oficina de Comercio Exterior estadounidense describieron el sistema de licencias como “una expansión extraterritorial del poder económico chino”. Sin embargo, expertos han dicho que las medidas podrían afectar gravemente a la industria estadounidense, dado que China concentra alrededor del 90% de la capacidad mundial de refinación de tierras raras.

Por esa razón, en los últimos meses la Administración Trump ha adquirido participaciones en varias empresas mineras y de minerales. Ha hablado de establecer una reserva estratégica de tierras raras y de apoyar a los productores nacionales con controles de precios y aranceles. El lunes, anunció un acuerdo estratégico con Australia para invertir miles de millones de dólares en el desarrollo de los suministros minerales.

Donald Trump y el primer ministro australiano, Anthony Albanese, firmando un acuerdo bilateral sobre tierras raras. Foto: X/RE_Exchanges

En abril pasado, Washington firmó un pacto de minerales con Ucrania a cambio de reconstrucción, otorgando a las empresas estadounidenses acceso preferencial a tierras raras y recursos energéticos a cambio de inversiones una vez que termine la guerra con Rusia. También hay conversaciones con la República Democrática del Congo sobre la extracción de cobalto y litio, en que EE.UU. ofrece garantías de seguridad a cambio de derechos mineros.

También se espera que el tema de las tierra raras esté en la agenda de la reunión del Grupo de los 7 en Canadá, a finales de mes, y que sea uno de los temas claves de discusión en la Cumbre N°47 de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de este año en Kuala Lumpur, Malasia, que comienza este domingo y durará hasta el martes próximo.

La razón de esta constante en la diplomacia de la Administración Trump desde su llegada en enero es que “si bien Estados Unidos cuenta con algunas de las materias primas que necesita, carece de suficiente actividad en su cadena de suministro nacional para satisfacer sus necesidades industriales y de defensa. En consecuencia, Estados Unidos se ve dependiente de las cadenas de suministro chinas y necesita buscar en otros sectores”, comentó Blakemore.

Mayores reservas

Además de China, otros países con grandes reservas de tierras raras son Australia, Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, Vietnam, Groenlandia y Kazajistán, según la página web de la Bolsa Nasdaq, especializada en empresas tecnológicas. Los dos primeros son los más avanzados en el aumento de su propia producción minera y de procesamiento de tierras raras, mientras que los otros países todavía están en las etapas iniciales o intermedias y requieren de cinco a 10 años, consideraciones ambientales y miles de millones de dólares en inversiones.

Para Ian Lange, profesor de Economía en la Escuela de Minas de Colorado, “lo único que hace China con la nueva norma es animar a otros países a crear su propia industria de tierras raras, lo que en última instancia debilita su posición negociadora”, dijo a este medio. Coincide Reid Standish, corresponsal de Asuntos Globales de China en la Radio Free Europe/Radio Liberty, quien sostuvo que “todos los países buscarán llenar ese vacío”.

“Australia ya cuenta con algunos de los recursos mineros más avanzados, con una enorme capacidad minera, con la infraestructura, la experiencia y todo lo necesario. Así que creo que Australia está muy bien posicionada para capitalizar y beneficiarse de la reticencia de la gente a depender tanto de China. Todos los países tienen yacimientos enormes, pero aún no se ha accedido a ellos”, declaró Standish a este medio.

Incluso, Chile cuenta con importantes yacimientos de tierras raras, destacaron a La Tercera los expertos consultados. En nuestro país, estos minerales están principalmente ubicados en la comuna de Penco, Región del Biobío. “¿Qué pueden hacer otros países para evitar depender completamente de China? Buscar otros socios. Por eso Europa está analizando Latinoamérica, con países como Chile o Brasil, o Canadá, que también tienen bastante”, señaló el periodista especializado en política exterior china.

La mina Mount Weld, ubicada en Australia Occidental, es una mina de tierras raras propiedad de Lynas Corporation. Las operaciones mineras en Mount Weld comenzaron en 2011. Foto: X/AIBRIDG3

“Creo que, en cierto modo, esta es la próxima fiebre del oro. Es como el petróleo del siglo que viene o algo así. Habrá mucha prospección, y puede que haya países que inflen estratégicamente sus reservas para atraer inversión. Así que creo que habrá una nueva carrera por los recursos que ya se está calentando, y esto solo va a echar más leña al fuego”, proyectó Standish, corresponsal en China.

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