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Felipe Berríos: “Hay un grupo dentro de la Compañía de Jesús que tiene otras motivaciones contra mí”

"Me están diciendo que no obedezco, que mi forma de ser no es propia de la Compañía (...) Es brutal, en el fondo me están diciendo ‘ándate’", sostuvo el sacerdote luego de que el Vaticano dejara sin efecto las sanciones canónicas y que los jesuitas le impusieran medidas disciplinarias.

El sacerdote Felipe Berríos abordó esta mañana la resolución del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), que determinó dejar sin efecto las sanciones de restricción al ejercicio del ministerio y la expulsión de la Compañía de Jesús que se habían impuesto al religioso, pero también se refirió a las sanciones disciplinarias que le comunicaron los jesuitas.

Cabe recordar que tras las denuncias por abuso sexual en 2022, la orden religiosa inició una investigación y posteriormente dispuso la realización de un proceso administrativo penal, el que concluyó que habrían sido ocho las víctimas de Berríos. Así, al religioso se le prohibió el ejercicio público del sacerdocio y todo contacto pastoral con menores de edad durante un período de 10 años.

Si bien la congregación religiosa ordenó su expulsión de la Compañía de Jesús, Berríos apeló al DDF y la entidad falló a su favor y dejó sin efecto las sanciones.

En conversación con Tele13 Radio, Berríos afirmó que se siente “libre para comenzar a lamer las heridas que dejan tres años en que uno está en el escrutinio público y acusado de delitos que no cometió, que son una aberración para cualquiera y más todavía para un sacerdote”.

“Han sido tres años muy difíciles, de mucha soledad, de cuestionarme muchas cosas. Así que me siento libre de las acusaciones, pero hay que, de alguna manera, recomenzar la vida ahora”, afirmó.

En esto, señaló que “todos comentan y dicen sobre el delito que uno no cometió y todo un juicio más bien mediático, aunque uno no se puede defender. Es difícil, pero también un aprendizaje. Uno se acerca más al Señor, reflexiona más y la soledad también ayuda”.

En cuanto a los denunciantes y si tenían alguna reflexión sobre la situación, indicó que “muchas de ellas son personas, a lo mejor que tienen sus daños o han tenido experiencias malas”.

“El problema no son ellas, el problema es la gente que las ha utilizado y que le ha metido cosas en la cabeza. Creo que ellas tendrán que ver cada una cómo es todo esto y qué hace con ello, pero yo no tengo ni rencor, ni rabia, ni nada”.

Sobre esto, sostuvo que “poner la mejilla no significa no buscar la justicia y la verdad. O sea, que me acusen de algo tienen que demostrarlo en los tribunales de justicia o en los tribunales canónicos. No basta con decir las cosas dañando a los demás, sino que hay que demostrarlo”.

En cuanto a su crítica a Fundación para La Confianza, el sacerdote expresó “yo apoyé mucho a la Fundación para la Confianza, yo creo que era una idea excelente. Pero se ha transformado en la desconfianza, porque los juicios los han hecho mediáticamente”.

“O sea, se han saltado los procesos jurídicos de la justicia ordinaria o de la justicia canónica. Entonces, mediáticamente acusan a las personas, como lo hicieron, por ejemplo, con Cristian Campos o conmigo, y tú no te puedes defender”, señaló. “Ellos establecen una verdad como la verdad única y tú quedas totalmente indefenso, porque la única manera que tenemos nosotros, si se nos considera a todos inocentes hasta que se nos pruebe que somos culpables, es defendernos en los tribunales de justicia ordinarios o en los tribunales canónicos, si han sido acusados ahí. Pero esa oportunidad no te la dan, te hacen un juicio mediático y como la gente le creía a la fundación, dejaban establecida una verdad y que después es irrecuperable tratar de arreglar eso”.

“O sea, yo tengo un fallo a mi favor tanto en la justicia ordinaria como en la justicia canónica, pero ese fallo no borra todo el daño hecho“, sentenció. “Es irreparable”.

Felipe Berríos: “En el fondo me están diciendo ‘ándate’”

Por otra parte, y cómo se explica que la Compañía de Jesús por una parte diga que acoge los dos decretos que emanan del Dicasterio, pero que al mismo tiempo sostenga que van a iniciar un proceso de reparación para las personas que denunciaron, Berríos afirmó que es “tremendamente confuso”.

“Acata pero no obedece. Y deja esa confusión tremenda de reparar, bueno ¿y quién me repara a mí el daño que me han hecho? Y si tanto la justicia ordinaria, dos veces, y la justicia canónica han declarado mi inocencia, ¿por qué entonces tienen esa actitud? Yo creo primero que no es la Compañía de Jesús, es un grupo dentro de la Compañía que yo creo que tiene otras motivaciones contra mí, no me lo explico de otra manera”, expresó el religioso.

“Me da mucha pena esta como obsesión que tienen conmigo”, añadió.

Asimismo, apuntó que no entiende por qué la Compañía de Jesús le ha impuesto condiciones para continuar en la congregación.

“Nada menos que el Dicasterio de la Doctrina de la Fe, o sea, como la corte suprema de la Iglesia Católica, después de investigar durante un año, va punto por punto deshaciendo toda la investigación canónica que hizo la abogada, va deshaciendo toda la acusación, diciendo que no tienen fundamento (...) y me declara inocente y me dice que anula los dos decretos del general. Sin embargo, el provincial, y quiero aquí decirlo: me manda una carta en que me dice, me pone como 8 puntos, en los cuales me dice que tengo que obedecer, o sea, está diciendo que no obedezco, que mi forma de ser no es propia de la Compañía".

“Y además me dice que durante 8 años no puedo confesar a mujeres ni a niños, ni puedo tener trabajo pastoral con mujeres, con niños, y que esto además es revisable, no sé por quién, en 8 años más. O sea, es brutal esto. Es brutal, en el fondo me están diciendo ‘ándate’”, señaló.

Consultado sobre qué hará, Berríos apunta que va a tomarse un tiempo “para reflexionar”, ya que ”es muy difícil. Esta ha sido mi casa. Yo soy jesuita de alma, pero claro, si no me dejan, tengo 69 años, 8 años más castigado por algo que está demostrado dos veces por la justicia ordinaria, por la justicia canónica, y soy inocente, y me siguen castigando, entonces uno dice, ‘ya, esto es otra cosa’“.

“Entonces, no sé, me voy a dar un tiempo para pensar, rezar y ver”, concluyó.

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