Opinión

Carta al votante de Kast

Carta al votante de Kast Andres Perez Andres Perez

Estimado votante de J.A. Kast:

Entiendo por qué lo apoyas. Tu preocupación es genuina: quieres más seguridad y una economía que genere más trabajos. Y confías en él porque te parece claro y consistente, sin ambigüedades y enfocado en las urgencias de Chile. Esa claridad resulta atractiva en un país estancado, inseguro y cansado de promesas incumplidas. Sin duda, Kast es un buen candidato. Pero un candidato elocuente, con un buen diagnóstico, no significa que vaya a ser un buen presidente. Gobernar exige experiencia, o al menos capacidad política y técnica. El problema de Kast es que no tiene ninguna.

En esta carta no pretendo cuestionar los objetivos de Kast en seguridad o economía. Son demandas legítimas, compartidas por muchos. Mi preocupación es otra: la viabilidad de llevarlas a la práctica. Y ahí la comparación con Evelyn Matthei se vuelve inevitable.

En seguridad y crecimiento, Kast y Matthei comparten diagnóstico. La diferencia está en quién tiene más opciones de lograr resultados. Matthei ha sido diputada, senadora, ministra y alcaldesa. Tiene un historial probado de negociaciones, acuerdos y leyes aprobadas. Kast, en cambio, como concejal y diputado no dejó rastro alguno. En los últimos ocho años, Matthei se puso el chaleco reflectante y transformó Providencia. Kast, en cambio, abandonó el Congreso para convertirse en un cómodo crítico y eterno candidato.

Nada de esto son detalles. Gobernar significa persuadir, sumar fuerzas y aprobar reformas en un Congreso fragmentado. Sin eso, los resultados que quieres nunca llegarán. La única vez que Kast y el Partido Republicano estuvieron a cargo, en el segundo proceso constitucional, tuvieron un mal resultado porque fueron incapaces de lograr acuerdos.

Además, para gobernar se requiere capacidad técnica y de gestión. No basta voluntad. Se necesitan equipos sólidos, experiencia y conocimiento para diseñar políticas que funcionen. El equipo de Matthei ofrece esas garantías. Kast promete ideas atractivas, pero sin respaldo técnico. Un ejemplo basta: todos queremos reducir con urgencia el gasto del Estado, pero mientras el camino que plantea Kast está lleno de voluntarismo e ilusión, Matthei nos ofrece una vía realista.

Sé que suena tentador creer en un “gobierno de emergencia” que promete cambios rápidos y drásticos. Pero sin capacidad política ni técnica, esa promesa terminará en frustración.

Por último, no olvidemos que no todo es seguridad y economía. También importan temas que marcarán el futuro de tus hijos, como la lucha contra el cambio climático, o que sostienen nuestra cohesión social, como la igualdad entre hombres y mujeres. En esto Kast no solo carece de experiencia, sino que representa un retroceso.

Por eso te escribo esta carta. Porque entiendo tus motivos, pero creo que la opción más realista para lograr lo que quieres —un país más seguro y próspero, sin abandonar otros avances esenciales— no es Kast, sino Matthei. La pregunta no es qué discurso te convence más, sino quién tiene más posibilidades de hacer realidad los cambios que necesita Chile.

Por Benjamín Salas, abogado, colaborador asociado de Horizontal

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