Columna de Cristián Valenzuela: Pailita tiene razón

El presidente Gabriel Boric Font.
El presidente Gabriel Boric Font.


El gobierno de Gabriel Boric nuevamente está haciendo historia: desde 1963, solo en 2017 habíamos tenido tanta superficie dañada por los incendios forestales, llegando a la fecha a 309.791 hectáreas afectadas y más de 4.370 incendios. Todo indica que ese récord será superado y el 2023 será el año con mayor cantidad de incendios forestales de nuestra historia.

Algunos, convenientemente, culpan al cambio climático o los monocultivos del desastre que estamos viviendo. Pero los datos muestran otra realidad: fue la tardanza, inexperiencia e incompetencia de quienes nos gobiernan, lo que más contribuyó a profundizar los impactos de esta tragedia que ya lleva 24 muertos.

Eran las 14.00 horas del miércoles 1 de febrero, cuando el Presidente Boric recibió a los presidentes de partidos del socialismo democrático en su casa para conversar sobre las listas electorales del Consejo Constitucional. A la misma hora, en el sur de Chile, había 130 incendios forestales, 11 bajo control y 16 en combate activo por bomberos y brigadistas de Conaf. A las 10 am del día siguiente, mientras el Presidente Boric iba rumbo a sus vacaciones en Aysén, los incendios en combate subían a 21 y aquellos bajo control ascendían a 125. Solo horas después, mientras el Presidente compraba en un supermercado, se activaron los sistemas de emergencia y comenzaron las evacuaciones en distintas localidades de Ñuble. Recién, el viernes, a las 11 am, el Presidente Boric decidió suspender sus vacaciones e instruyó decretar el estado de catástrofe en Ñuble. A esa hora, ya había 36 incendios activos y más de 145 incendios estaban bajo supuesto control. La respuesta llegó tarde, muy tarde.

Fueron esas 45 horas, donde quienes debían liderar la respuesta a la crisis que se estaba incubando en el país, optaron por priorizar la política – o sus vacaciones – antes que tomar las medidas urgentes y decisivas que podrían haber evitado esta escalada de fuego que comenzó a vivir el sur de Chile y que está lejos de apagarse.

Fue Pailita, el exitoso cantante urbano, quien mejor resumió la ineptitud del gobierno al publicar en sus redes sociales un mensaje duro contra el gobierno: “Muevan la raja”, agregando que el incendio llevaba muchos días y que recién ahora iban a actuar. Las críticas, le valieron duros reproches de los fanáticos del Presidente y de la izquierda en general, por supuestamente “alinearse con los fachos”. La misma cancelación sufren quienes osan criticar la acción del gobierno bajo la mala excusa de la unidad nacional y de que hoy “no es momento para buscar responsables”.

¿Es legítimo criticar al gobierno en medio de una emergencia? Por supuesto que no solo es legítimo, sino que muy necesario. Si no fuera por Pailita y tantos otros, el Presidente Boric seguiría sacándose fotos en Coyhaique y los Ministros y Subsecretarios más preocupados de la negociación electoral que de enfrentar con sentido de urgencia los incendios forestales. Gracias a esa presión, hoy el gobierno está completamente desplegado en el territorio afectado y se ha comprometido el apoyo de los distintos actores políticos, empresarios e incluso, la colaboración de los ministros del gobierno anterior.

Otra tarea pendiente, y por la que hay que seguir presionando, es la persecución efectiva de los autores de estos incendios y las medidas excepcionales que se requieren para detener su accionar. Así que esperamos que el gobierno, en vez de sacarse selfies en helicópteros o videos emotivos de sus visitas, sigan “moviendo la raja” y actuando con rapidez y efectividad en la persecución de estos delitos.

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