Columna de Pablo Ortúzar: Oiga, compañero



- Ya, compañero, llegó la hora. Hay que ir a votar por Oliva para derrotar a la vieja política y al neoliberalismo. Botamos a Orrego y los botamos a todos. -Sabe que no lo tengo claro, compañero. Vi a Oliva en varios debates y parece no entender el cargo al que está postulando. Más encima su programa son como dos planas de generalidades. No se ve muy capacitada para la función.

- Se le está metiendo el neoliberalismo al cuerpo, compañero. Está pensando de forma tecnocrática. Si esto es una elección política, no de alta dirección pública. Orrego es la vieja política, pues compañero.

- Ahí es que yo me pierdo. ¿No era la vieja política el electoralismo, el clientelismo y la búsqueda de cargos a toda costa? ¿No era votar a ciegas por lo que dictara el partido?

- Así es, pues. Máquinas electorales de viejos vinagres que vienen a servirse y no a servir.

- Pero justamente me estás diciendo que vote a ciegas por Oliva, aunque no tenga programa ni mérito. Más encima, ella guardó silencio frente a los narcos de San Ramón y aceptó los apoyos de Maltés y la tránsfuga piñerista de Alejandra Bravo por razones electorales. Y nada de eso es gratis. ¡Hasta salió a hacer el loco diciendo que el problema del narcotráfico venía del patriarcado! Claudia Pizarro, la alcaldesa de La Pintana, se las cantó claritas.

- Es que Pizarro también es parte de la vieja política. Mire, es súper simple: Oliva es joven, mujer, madre soltera, tiene tatuajes y parientes en Bajos de Mena. Qué más quiere. Usted se está enredando en puras leseras. Votar por Orrego es votar por la derecha fascista, no lo olvide.

- Curioso que lo diga, porque anda la derecha dura diciendo que nica votan por Orrego, porque no les ha hecho gestos. Lo que Oliva le aceptó a Maltés, Orrego no se lo aceptó a la derecha. ¿Cómo va a ser su candidato entonces?

- Es que así es la derecha fascista. Busca confundir con esas triquiñuelas.

- Yo he llegado a pensar que vamos mal, compañero. ¿Se acuerda cuando Boric hablaba del “mareo de altura”, esa arrogancia que había corrompido a la militancia concertacionista? Si el Frente Amplio ahora nos pide votar por malos candidatos por puro deseo de poder, ¿cuál sería la diferencia con lo que terminó siendo el PPD?

- Toda la diferencia. Nosotros venimos a renovar la política y a acabar con el neoliberalismo. Vamos a usar ese poder para bien. Y ni me cite a Boric, que anduvo amarillando pa’ variar.

- Dijo que el pacto con Maltés era un error, que no lo habría hecho ni por un millón de votos. ¿Está en desacuerdo, compañero?

- Claro que sí. Esto es política, no un concurso de ética. O ganamos nosotros o ganan los malos. No hay que ser arrogante para acumular fuerzas para impugnar radicalmente el neoliberalismo desde los territorios con todas y todes. ¡Seguimos!

- Pero eso es ganar por ganar. ¿No será que tiene que haber coherencia entre fines y medios pa’ que las cosas cambien de verdad? Si ponemos a gente incapaz en cargos importantes, lo más probable es que los usen como trampolín político o máquina de favores pa’ conservarlos.

- A usted le falta abrir los ojos, compañero. Igual vamos a ganar, porque la derecha no irá a votar. Pero te quedaste sin peguita con nosotros. Así es la nueva política.

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