SEÑOR DIRECTOR:
El panorama académico actual está en constante evolución, impulsado por el rápido avance del conocimiento y la tecnología. La incorporación de nuevas carreras y dobles titulaciones, como se menciona en el artículo publicado recientemente en La Tercera, refleja la capacidad de adaptación de las universidades a las demandas del mercado.
Sin embargo, es necesario ser cautos al crear nuevos programas que, en lugar de “abrir” el foco disciplinar, puedan “cerrarlo”. El avance tecnológico puede generar una sobreoferta de carreras que no se alinean con las verdaderas necesidades laborales, lo que lleva a la “cesantía ilustrada”, donde graduados no logran empleo en su área, un problema que ya hemos experimentado.
Este fenómeno, agravado por el alto costo de la educación superior y problemas como las dificultades en el pago del Crédito con Aval del Estado (CAE), actualmente en el centro del debate público, debe ser abordado mediante análisis rigurosos de la viabilidad y demanda futura de nuevos programas. De lo contrario, el sistema educativo podría formar profesionales para mercados inexistentes o rápidamente obsoletos, generando frustración y precariedad laboral. La innovación debe estar acompañada de prudencia, enfocada en el bienestar y la inserción laboral de los estudiantes.
Fernando Altermatt Couratier
Profesor universitario
