Opinión

Los desafíos del desempleo ilustrado

Los desafíos del desempleo ilustrado

Las cifras de empleo son preocupantes y aún no retornan a niveles prepandemia. En gran parte del mundo ello sí ha ocurrido. La tasa de desempleo alcanza un 8,9% (abril-junio 2025), acumulando 30 meses sobre el 8%, muy por encima del promedio 2010-2019.

El desempleo no afecta a todos por igual: hay diferencias por género y edad, con patrones relativamente estables en el tiempo. No ocurre lo mismo, sin embargo, al analizar los datos por nivel educacional. Un reciente informe del Observatorio del Contexto Económico de la UDP muestra que, si bien la tasa de desocupación de egresados de educación superior es menor al promedio nacional (7,9% vs 8,9%), su deterioro ha sido más rápido (+1,2 vs. +0,6 puntos porcentuales en 12 meses). Dentro de este grupo, los más afectados fueron las mujeres (+1,3pp) y los universitarios (+1,3pp), especialmente los menores de 30 años (+3.4pp). Considerando además que su participación en la fuerza laboral pasó de 22% en 2010 a 41,5% en 2025, este “desempleo ilustrado” debiera estar al centro de las iniciativas proempleo.

Completar la educación superior ya no es garantía de empleabilidad. El panorama se complica, pues cada día más las empresas asignan a agentes de inteligencia artificial (IA) tareas que antes asignaban a recién egresados. Aunque (aún) imperfectos -algunos empleadores los tratan como “pasantes”- estos sistemas resultan más baratos y no están sujetos a regulación laboral.

Si bien no es justo responsabilizar a las instituciones de educación superior por estas cifras, sí deben ser parte de la solución, lo que exige reflexionar sobre el valor que agregan a sus estudiantes. Al desafío de formar habilidades del siglo XXI (pensamiento creativo, resiliencia, flexibilidad, etc.), lo que hacemos de manera deficiente y requiere más formación general (vs especializada), se suma la necesidad de revisar los planes de estudio y evaluar si es que están preparando al profesional para un mundo con IA: ¿Cuáles serán los nuevos problemas de salud mental? ¿Cómo cambiará el mundo de los negocios? Asimismo, ¿es apropiada la actual estructura curricular, en que las universidades tienen que entregar títulos profesionales? ¿son necesarias carreras tan largas? Esta reflexión requiere mayor vinculación con el mundo laboral. Por su parte, la política pública puede contribuir promoviendo mayor flexibilidad curricular y articulación programática (entre educación secundaria y superior y entre técnica y universitaria). El sector público podría partir por eliminar la exigencia de títulos profesionales para sus cargos, reconociendo las licenciaturas como suficiente para asumirlos.

Finalmente, es necesario evaluar apoyos para los recién egresados que están teniendo dificultades para incorporarse al mundo del trabajo pues fueron formados en y para un mundo sin IA, que ya no existe.

¿Es esto una sobrerreacción ante un fenómeno cuyas consecuencias no conocemos? Tal vez, pero la velocidad e impacto de los cambios sugiere que es mejor exagerar la respuesta a arriesgarse a quedar bajo la ola.

Por Soledad Arellano, vicerrectora Académica y de Investigación UAI

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