Jara y Kast pasan a segunda vuelta con estrecho resultado y se consolida giro a la derecha en el Congreso
Aunque ambos abanderados disputarán el balotaje en diciembre, los resultados de ayer consolidaron el impulso del electorado hacia la derecha, sector que logró su mayor triunfo en la Cámara de Diputados. La gran sorpresa de la jornada de ayer fue Franco Parisi, quien salió tercero y logró sacar 13 diputados para el PDG.
Desde muy temprano, en la tarde de ayer, el comando de la abanderada oficialista y la DC, Jeannette Jara, comenzó a levantar en calle París –en el centro de Santiago y a solo unos metros del edificio que albergó al cuartel central de la exministra del Trabajo– el escenario donde esperaban celebrar el paso a segunda vuelta.
Salvo algunos momentos de incertidumbre a comienzos de año, cuando circuló brevemente la idea de que dos candidatos de derecha podrían disputar finalmente la presidencial, nunca estuvo en duda que el nombre de Jara estaría en la papeleta del balotaje, algo que quedó despejado muy pronto, luego de que el oficialismo, a diferencia de los bloques de oposición, lograra amarrar una primaria amplia y vinculante de todo el sector, la que se celebró el 29 de junio pasado.
Desde entonces, las mayores dudas giraban en torno a la capacidad de Jara para desmarcarse de un gobierno que tiene el 62% de rechazo, como también de su propio partido, el PC, que la proclamó a contrapelo de la opinión de su directiva. También de si sería capaz de convencer a un electorado cuyas demandas centrales hoy están orientadas hacia la seguridad pública, frenar la inmigración irregular y el crecimiento económico, áreas donde la derecha ha logrado posicionarse con mucha mayor efectividad.
Los resultados de anoche, tras el cierre de las urnas, si bien ratificaron el paso de Jara a la segunda vuelta con la primera mayoría nacional (26,8% de los votos), sepultaron cualquier afán de celebrar. La militante comunista logró superar por apenas unas décimas el resultado alcanzado por Boric en la primera vuelta de 2021 (25,83%), pero estuvo muy lejos del techo necesario (sobre el 30% de respaldo al actual gobierno) que le era indispensable para mantenerse como carta competitiva para la segunda vuelta.
Por el contrario, la mínima distancia que la separó de José Antonio Kast, quien obtuvo el 23,9% de los votos, asegurando así su paso al balotaje, dejó al oficialismo en una compleja situación con miras a la presidencial que se disputará en un mes más.
La contienda entre el republicano y la exministra del Trabajo, además, corre el riesgo de convertirse en un plebiscito de facto al gobierno de Gabriel Boric, pese a los esfuerzos de Jara por tomar distancia del Ejecutivo.
“Uno siempre espera mejores resultados, esa es la realidad, pero eso nos hace plantearnos mayores desafíos”, reconoció Jara anoche al subir al escenario para hablarles a sus adherentes. Ella y su equipo tienen claro que les será difícil salir a buscar votos nuevos en un electorado que ya marcó hacia la derecha.
Por lo mismo, anoche Jara no escatimó los guiños hacia los demás candidatos que quedaron en el camino, desde frases de apoyo a Evelyn Matthei por la campaña en contra que sufrió por redes sociales, hasta saludar el “tesón” de Mayne-Nicholls y Marco Enríquez-Ominami. Pero principalmente dirigió sus mensajes hacia el electorado del líder del PDG, Franco Parisi, quien fue la gran sorpresa de la noche al quedar tercero con el 19,42% de los votos, y de quien Jara se comprometió a revisar algunas de las medias y propuestas, entre ellas la devolución del IVA a los medicamentos. La performance del economista también arrastró al PDG a su mejor resultado parlamentario, al lograr quedarse con 13 escaños en la Cámara de Diputados.
Para el abanderado republicano, José Antonio Kast, el resultado de las urnas fue mejor de lo que habían previsto en su entorno, no solo porque disputará la presidencial al pasar a segunda vuelta con holgura, sino porque queda en una posición expectante con miras a convertirse en el próximo Presidente de Chile en diciembre próximo. Si se suma matemáticamente el 13,94% de los sufragios obtenidos por el candidato libertario, Johannes Kaiser, quien salió cuarto en la jornada de ayer, y el 13,41% de los votos de la candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei, las derechas ya lograron el 51,23% de los votos, el mejor resultado electoral obtenido por los partidos de derecha en una elección presidencial de primera vuelta.
La gran diferencia de votos de Kast respecto de Kaiser y Matthei facilitó sin duda los gestos en pro de la unidad del sector. Pese a las tensiones que habían marcado la relación entre los tres candidatos de derecha durante la campaña, apenas se conocieron los resultados de la elección tanto Evelyn Matthei como Johannes Kaiser dieron vuelta la página y ofrecieron su apoyo inmediato a Kast para asegurar el triunfo de las oposiciones en diciembre próximo. De hecho, Matthei fue la primera en concurrir al comando de Kast para felicitarlo, e incluso se subió al escenario, algo que había estado en duda hasta horas antes.
“Quiero agradecer en primer lugar a ti, Evelyn, a tu equipo, a las personas que han trabajado arduamente por sacar adelante Chile. Creo que lo que nos convoca, como bien dices, es el bien de Chile, y para lograr el bien de Chile y salir de la crisis en la que estamos, tanto en seguridad económica como en las áreas sociales que todos conocemos, la unidad es fundamental”, comenzó señalando el republicano.
“Creo que el llamado que ha hecho Evelyn a todos los chilenos a unirnos en torno a una causa que es Chile es muy relevante, tan relevante que hoy día yo me quedaría al menos en ese punto, en pedir unidad, en ponernos todos a disposición de una causa que no es la causa ni de un candidato ni de un partido, es la causa de Chile”, continuó.
El giro a la derecha y un estallido que envejeció mal
Para el sociólogo y politólogo socialista, Alfredo Joignant, con esta elección se cierra un periodo político que se extendió por seis años y que comenzó con el estallido social. Un periodo, dice, que se caracterizó por una agenda muy orientada hacia causas progresistas y que en Chile se subió tardíamente a la ola “woke”, de agendas ultraidentitarias, que ya se había vivido varios años antes en países de Europa central y América del Norte, según explica el experto en análisis de riesgo político y gerente de asuntos públicos de Imaginacción, Ignacio Imas.
Se trató de un periodo muy confuso en Chile y en el que, en palabras de Joignant, pasó de todo: estallido social, pandemia, el triunfo de Gabriel Boric en la presidencial de 2021, dos procesos constituyentes abortados, y el desgaste de un gobierno que terminó mal ante los ojos de la ciudadanía.
Así, con los resultados de esta noche se consolidó la mirada crítica de los chilenos a lo que fue el estallido social. Si a fines de 2019 y comienzos del 2020, encuestas como la del Centro de Estudios Públicos (CEP) arrojaban un apoyo mayoritario a las movilizaciones sociales (55%) y a las demandas allí expresadas, para septiembre de 2024 el respaldo a la revuelta social apenas alcanzaba el 23%, mientras que el rechazo a las protestas callejeras había pasado de 11% a un 34% en el mismo periodo.
“El estallido envejeció muy mal y con un gran cinismo de los propios chilenos. Da la impresión de que nadie salió a protestar para el estallido social, cuando las encuestas de la época arrojaban un apoyo no mayoritario, sino abrumador, a favor de las movilizaciones y de las demandas sociales. Incluso, había en esos días un apoyo mayoritario, pero esta vez no abrumador, a ciertas formas de protestas violentas que estuvieron presentes en el estallido. Y hoy día pareciera que hay una gran amnesia de los chilenos”, dice Joignant.
El distanciamiento de los chilenos respecto del estallido social y de sus consecuencias en el país marcó un giro de la población hacia posturas más conservadoras, las que se vieron impulsadas primero por el enojo de la ciudadanía frente al caótico desempeño de la primera convención constituyente, y luego por la creciente inseguridad ante la expansión del crimen organizado.
Alentada por la ola conservadora a nivel mundial, en Chile por primera vez la derecha chilena logró superar los clivajes que habían guiado la política chilena desde el plebiscito del Sí y el No de 1988 y que había configurado la forma en que se tomaban posiciones en la política chilena, sumando por primera vez a sectores de centro que hasta entonces habían estado en la ex-Concertación.
El 62% del rechazo al primer texto de propuesta constitucional se vería refrendado un año después, en 2023, en la elección de consejeros constitucionales y en la cual la suma de los sufragios obtenidos por los partidos políticos que estuvieron por la opción rechazo, incluso, creció levemente, hasta el 62,04%.
Y aunque ayer no lograron repetir ese resultado, los bloques de derecha sí consiguieron superar su mejor resultado histórico en las elecciones parlamentarias.
Los pactos de derecha se quedaron con 77 de los 155 escaños de la Cámara de Diputados, uno menos del necesario para tener la mayoría simple para aprobar proyectos de ley.
Aun así, para Kast y el Partido Republicano el triunfo fue por partida doble. Además de asegurar el paso de su abanderado a la segunda vuelta, el pacto Cambio por Chile –que agrupa a republicanos, libertarios y socialcristianos– se quedaba hasta el cierre de esta edición con 41 escaños, superando con creces a Chile Vamos, que obtuvo 37.
El Partido Republicano, además, se consolidaba como la bancada más grande en diputados, dejando en claro cuál es el sector que tendrá le hegemonía dentro del sector.
En el Senado, el oficialismo logró contener la oleada derechizadora, luego de que se ratificara un empate de fuerzas.
Candidatos marginales
Los porcentajes obtenidos por Harold Mayne-Nicholls (1,3%), Marco Enríquez-Ominami (1,1%), y Eduardo Artés (0,66%) terminaron siendo marginales y poco o nada tendrán que decir con miras al balotaje.
Por algunos días, tras su buena performance en el primer debate presidencial por televisión, donde destacó con su tono moderado, Mayne-Nicholls logró entusiasmar a alrededor de un 4% del electorado, según varias encuestas. Pero su crecimiento se estancó muy pronto. No ayudó, aseguran varios analistas, que el expresidente de la ANFP haya dicho que votó por el No en el plebiscito de 1988, cuando en verdad su opción entonces fue el Sí. Tampoco la pelea con Antonio Neme.
“Yo creo que Mayne-Nicholls nunca tuvo claro ni por qué quería ser candidato, ni para qué, ni a quién quería hablarle (…) Era de los que siempre le sobraba tiempo en los debates. O sea, no sabía qué quería decir”, señala el sociólogo Cristián Valdivieso, director de Criteria.
Para Marco Enríquez-Ominami, quien disputaba su quinta incursión presidencial, tampoco fue una buena jornada. Su declive electoral en el tiempo ha sido evidente desde el 20,14% que sacó en 2009 a un modesto 1,1% de ayer. Durante toda la campaña mantuvo un discurso crítico, incluso rudo, contra el gobierno, la candidata oficialista Jeannette Jara y contra los candidatos de las derechas, lo que dificultaba su crecimiento.
Con su votación, ME-O quedó apenas unas décimas arriba que el profesor Artés y su candidatura testimonial, según la definición del director de Descifra, Camilo Feres, ya que no logró calar entre el electorado joven de izquierda, apelando a la eventual molestia por el giro de Jara hacia la socialdemocracia.
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