Kast-Matthei: la incómoda conversación que cruza a Chile Vamos y a republicanos
Las fricciones abrieron el debate sobre si es viable el desembarco de sus militantes en un gobierno de Kast o Matthei si logran llegar a La Moneda. Y aunque no hay una decisión tomada, ninguno de los dos bloques quiere reeditar lo sucedido en el gobierno del Presidente Boric, quien a los pocos meses debió recurrir al Socialismo Democrático.
El domingo 12, Evelyn Matthei tomó la decisión. En su casa, junto a su equipo -preparando el debate del martes en Enade-, planteó que en esa plataforma quería cerrar definitivamente la polémica de los bots con José Antonio Kast. Un gesto que no quería hacer vía redes, comunicados o entrevistas, sino que en su estilo: frente a frente.
“Escuché tus explicaciones (el viernes 10, en radio Pauta), acepto las disculpas, te perdono y doy vuelta la página”, le dijo ante empresarios y ejecutivos, en alusión a la “campaña asquerosa”, que estalló a mediados de julio y que -según acusó- habría sido levantada por adherentes republicanos para exponerla en las redes sociales sufriendo un supuesto alzhéimer.
La exedil sostuvo -luego- que “no me veo nunca votando por una persona que sea continuadora de este gobierno y menos comunista”, lo que fue interpretado como una vía indirecta de apoyo a Kast -cosa que se ha resistido a decir- si este pasa a la segunda vuelta.
Pero las fricciones entre Chile Vamos y republicanos están lejos de superarse.
El mismo martes 14 -día del Enade- el comité político de la exalcaldesa analizó con rudeza la columna titulada “Parásitos” de Cristián Valenzuela, asesor estratégico de Kast, por incluir en esa condición desde el PC a la UDI.
“Inaceptable” y “canallesca”, fueron algunos de los calificativos que se repitieron en esa reunión, aunque la evaluación de fondo fue más allá: que hay un diseño estratégico de sus adversarios para provocarlos, de tensionar la relación, con un Kast que -por un lado- llama a la unidad y con subalternos que los agreden. Y que están aplicando con ellos la misma superioridad moral que usó el exministro Giorgio Jackson con la ex Concertación y que terminó derrumbándose con el caso Convenios, cargos que los republicanos refutan.
A ello obedeció que el presidente de RN, Rodrigo Galilea, saliera a frenar los cuestionamientos a Chile Vamos. “Basta ya de este nivel de ataques”, fue su sentencia.
El gesto de Matthei distendió la situación. Pero la tregua duró menos de 24 horas, luego de que la secretaria general de republicanos, Ruth Hurtado, afirmara que el ideólogo del gremialismo y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, votaría por Kast y militaría en republicanos.
“Me llama la atención que alguien crea saber qué es lo que piensa una persona que está fallecida, yo por lo menos no soy médium”, fue la respuesta de Matthei, postura que fue secundada por el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, diciendo que resulta “doloroso” que se use el nombre de Guzmán con un fin electoral.
Lo más grave -para muchos- es que estos choques terminen afectando los apoyos en segunda vuelta. Y, de paso, un proyecto mayor: la posibilidad de sumarse al gobierno del vencedor -si Kast o Matthei logran superar la valla de la segunda vuelta-, por las heridas que está dejando la campaña. Un tema que aún no se ha tomado las instancias formales de los partidos -por considerarse prematuro y porque ambos bloques están concentrados en los últimos 30 días de campaña-, pero sí la discusión de pasillos.
El análisis en Chile Vamos es que si Kast resulta vencedor y gobierna solo con los suyos es quien más pierde, pues podría sufrir el mismo efecto del Frente Amplio: que después de unos meses tenga que llamarlos, tal como lo hizo el Presidente Gabriel Boric con el Socialismo Democrático. Una reedición que no quieren los partidos base de Matthei, porque no están dispuestos a que su coalición sufra el desgaste político del SD.
Desde la tienda de Kast se descarta esta tesis.
Aunque a cuatro semanas de la elección no hay conversaciones ni acercamientos, afirman que si logran llegar a La Moneda, no van a gobernar solos. En eso, el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, es categórico.
“Jamás -afirma a La Tercera- ha estado dentro de nuestro esquema pensar que no vamos a necesitar colaboración y ayuda de personas que no necesariamente están en el Partido Republicano. Si nos toca hacernos cargo de esa responsabilidad, evidentemente que vamos a contar, y queremos contar, con todos los que hoy día están en la oposición”.
En esa decisión sostiene que “no hay vetos” y “tampoco cuoteos”, y que “el único requisito es querer hacer todo por Chile y compartir el diagnóstico de la magnitud que tiene la crisis en materia de seguridad y económica por la que estamos atravesando. Teniendo eso claro, la verdad es que todos van a ser muy bienvenidos”.
En Chile Vamos
En los partidos base de Matthei no hay una decisión tomada sobre si integrarían o no a republicanos como partido si llegan a La Moneda, aunque algunos no descartan que llamen a figuras individuales. Tampoco han definido si se sumarían o no a un posible gobierno de Kast. El foco está puesto en la campaña de la exalcaldesa y, por tanto, ninguna tienda ha llevado este tema a instancias institucionales.
Las primeras luces las entregó en agosto el presidente de RN y senador por el Maule, Rodrigo Galilea, quien no va a la reelección y es -en su tienda- de la línea dura frente a las arremetidas de los republicanos.
“En un eventual gobierno de Kast, naturalmente, en lo que es el área ejecutiva, va a tener sus cuadros propios, tiene que llamar a sus aliados naturales (...). Tendrán que recurrir a los cuadros de Johannes Kaiser y del Partido Social Cristiano. Y nosotros, desde el Congreso, por supuesto que siempre vamos a estar dispuestos a hacer lo mejor para el país”, señaló en Mesa Central.
Sí hay coincidencia en que a diferencia de 2021, esta vez la decisión es más compleja, por la posibilidad que las encuestas le entregan a Kast de ser gobierno. Y que las dinámicas indican que hay que esperar el resultado de las parlamentarias y las cesiones que esté dispuesto a hacer el candidato, especialmente en un programa de gobierno que por ahora no ven viable, con el recorte de US$ 6 mil millones del gasto fiscal en 18 meses y el despido -como parte de ese objetivo- de hasta unos 100 mil funcionarios públicos que entraron entre 2022 y 2024, cifra que ha sido objetada por autoridades de gobierno.
El asunto no es fácil.
Al interior de Chile Vamos se confidencia que si bien tienen una mayoría que no está dispuesta bajo ninguna circunstancia a sumarse a un gobierno de Kast, hay una parte que sí lo haría. Una de las tiendas que ha tenido relevantes descuelgues ha sido Renovación Nacional, entre ellos el diputado Miguel Mellado, el senador Alejandro Kusanovic y el propio expresidente del partido Carlos Larraín.
A diferencia de republicanos, en Chile Vamos destacan el contar con un equipo programático fuerte -unas 500 personas, entre ellas 40 destacados economistas-, lo que esgrimen como una muestra de gobernabilidad, pero también hay quienes lo ven como una cantera desde donde Kast puede reclutar profesionales, con lo que cubriría la falta de equipos, su talón de Aquiles hasta ahora.
“Es muy difícil que los convocados por Kast le digan que no”, dice una fuente de RN.
Contener las fugas -frente a las cifras de las encuestas, que mantienen a Matthei en tercer lugar- ha sido una de las tareas de los presidentes de los partidos. Pero el fantasma de mirar para el lado sigue vigente. Más aún después de las declaraciones de Ruth Hurtado, en orden a que varios militantes de Demócratas se sumarían a la campaña de Kast, incluso antes de la primera vuelta.
“Para nosotros, Matthei es quien va a obtener el pase a la segunda vuelta. Y, en el caso hipotético de que llegara a ganar Kast, veo difícil que llame a Chile Vamos a participar del gobierno, dado que ellos tienen dos aliados que tienen mucha gente, que son los libertarios y los socialcristianos”, dice la diputada Ximena Ossandón (RN).
La situación más compleja la vive la UDI. Muchos de sus militantes tienen sintonía con el mundo republicano, debido a que la mayoría salió de sus filas, mientras que otros están en las antípodas. Así, posturas como las del exministro Claudio Alvarado -quien cuestionó a la exalcaldesa por la estrategia de confrontar a Kast y no decir que lo apoya en segunda vuelta-, contrasta con posiciones como las del alcalde de Providencia, Jaime Bellolio, quien desde hace años es un duro detractor del abanderado republicano.
De ahí que hablar sobre si la UDI pondrá o no a sus militantes a disposición de otro posible gobierno de derecha no tiene sentido para el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez. Su visión es que “al final uno tiene que estar al servicio de un proyecto, y ese proyecto tiene que ser conversado. ¿Me cierro a la posibilidad?, no. Pero si hoy día estoy en condiciones de decir que nos vamos a incorporar, tampoco”.
La mira -aparte de la presidencial- está puesta en las parlamentarias, elección en que se librará la verdadera contienda por la hegemonía y donde el crecimiento de republicanos podría darse a costa de la UDI. De ahí que la postura que el partido adopte depende mucho del futuro del propio Ramírez, quien apostó por salir de su zona de confort en el distrito 11 (La Reina, Vitacura y Lo Barnechea), para competir por el 9 (Recoleta, Conchalí, Huechuraba), y arrebatarle ese bastión a la izquierda.
Quienes no tienen grandes dificultades son los militantes de Evópoli. En 2021, ese partido entregó su apoyo a Kast en segunda vuelta, pero decidieron oficialmente no participar de su gobierno si llegaba a La Moneda, postura que podría reeditarse esta vez.
Pero no hay una decisión institucional tomada. “Toda nuestra energía está puesta en la candidatura de Evelyn Matthei. Y como lo ha dicho ella, vamos a buscar trabajar con todos quienes quieran conformar este gran equipo que se llama Chile, poniendo los problemas por delante y viendo cómo nos hacemos cargo de nuestras diferencias para resolver los problemas de los ciudadanos”, dice el timonel Juan Manuel Santa Cruz.
La estrategia de Chile Vamos es concentrarse en las propuestas país en lo que resta de campaña, conscientes de que las aguas no están quietas. Un indicador lo sufrió Matthei hace poco más de una semana, tras afirmar que “me da miedo que (Kast) pueda correr mucho los límites si llegase a ser Presidente”.
La rebelión de quienes en su sector no están dispuestos a confrontar a Kast no alcanzó los ribetes de fines de julio, cuando la exalcaldesa anunció que estaba dispuesta a judicializar el tema de los bots, lo que desencadenó varios descuelgues. Pero sí hubo voces que no compartieron el diseño de enfrentar a Kast, entre ellos, Camila Flores (RN), Andrés Celis (RN), Claudio Alvarado (UDI), Mario Desbordes (RN) y Víctor Pérez (UDI).
Con estas sensibilidades sobre la mesa se mueven las candidaturas de Kast y Matthei en la recta final, conscientes de que no solo van a necesitar apoyos mutuos en una segunda vuelta, sino que también respaldos para encabezar posiblemente un tercer gobierno de derecha, tarea que no se ve fácil.
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