Pulso

Cosas de trader

Barbarians at the Gate podría estar entre las buenas novelas de ficción escritas si no fuera porque no tiene nada de ficción, ya que narra al pie de la letra un hecho de la vida real: la batalla campal por la toma de control de RJR Nabisco. Todo parte con un CEO que se quiere quedar con una de las mayores compañías de Estados Unidos y un directorio pillado por sorpresa pero que sale rápidamente en la búsqueda de ofertas competitivas, en pocas semanas la empresa ya estaba en el juego: los mayores inversionistas de la época estaban decididos a tomar el control de ella. En el libro usted podrá sentir todo el clima (o más bien clímax) financiero de los 80, egos hasta el cielo, ambiciones sin límite de ceros, y personajes de la vida real bien parecidos al Gordon Gekko del cine.

Entre las tantas cosas que se cuentan en el libro está el estilo diferente de dos de las fuerzas en contienda. Por un lado los traders, representados por Salomon Brothers con John Gutfreund a la cabeza, por el otro los especialistas en leveraged buyouts (LBO), KKR con Henry Kravis al mando. El estilo trader de los primeros era el de actuar rápido, no pensarla mucho, moverse como si estuvieran en una mesa de dinero, si la contraparte ofrecía 100, ellos ofrecían 101, prohibido dejar un peso más de lo necesario, tampoco les importaba mucho cómo reaccionaría la competencia ante sus movidas. El estilo LBO por otra parte buscaba primero no tener competencia sino que hacer una oferta única incorporando a todos los interesados incluida la administración (que estaba con la competencia), sólo si esto no resultaba había que dar un golpe mortal en el momento más oportuno (nada de entrar al juego de 100 tú, 101 yo, 102 tú ... infinito). Como usted probablemente sabe, quien se llevó la empresa por USD24 mil millones y se anotó la mayor adquisición de la historia hasta ese momento fue KKR, entiendo que no fue al final un buen negocio para ellos, pero claramente fue uno muy bueno para los accionistas de RJR Nabisco para quienes la competencia entre oferentes les permitió obtener el mejor resultado posible.

La semana pasada me acordé de esta historia mientras presenciaba la junta de accionistas de Iansa. Ahí estaba el trader, quien había lanzado una OPA a $25,84, previo a la junta la había subido a $26,6, y al final de la junta, cuando no conseguía los votos necesarios para cambiar los estatutos de la compañía, ofrece $27,4. Había gente que se sorprendía por lo inusual del asunto, yo me acordaba del “estilo trader” que narra el libro. Para hacer la junta más inusual aún, pero mucho más sabrosa para los accionistas, me hubiese gustado ver al Henry Kravis chileno tomando la palabra, discurseando algo como el “greed is good” de Gekko, y ofreciendo unos $40.

*El autor es ingeniero civil PUC y MBA The Wharton School.

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