2020, el año en que se derrumbó el crecimiento y el empleo, y que la economía chilena jamás olvidará

La economía tendrá una inédita caída del PIB en 2020. El cierre de las ciudades hizo que la actividad prácticamente se paralizara y con ello se frenara la demanda. En línea con aquello, el empleo recibió el primer golpe: se perdieron 1,8 millones de plazas laborales en el peor momento de la crisis.


Se esperaba que en el último trimestre, la actividad pudiera mostrar cifras azules. Eso hasta conocer el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de octubre. La caída de 1,2% no estaba en el escenario de ningún analista y enfrío las perspectivas para el año. Tanto así, que el propio Banco Central, en su último Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre, recortó su proyección de crecimiento pasando del rango -5,5 / -4,5% a uno entre -6,25 / -5,75%, como corolario del año.

La caída que experimentará la actividad en 2020 supera las contracciones de la crisis bancaría de 1982, asiática de 1998 y subprime de 2008. Es que el shock fue inesperado y violento. El cierre de las ciudades hizo que la economía prácticamente se paralizara y con ello se frenara la demanda.

El mayor impacto tuvo lugar en el segundo trimestre del año. En los meses abril- junio la economía simplemente se desplomó: El producto Interno Bruto (PIB) cayó 14,1%, la mayor baja trimestral desde la década de los 80 y el nivel de la economía retrocedió a 2013. Luego, el tercer cuarto mostró una menor caída: -9,1%.

Los sectores más afectados por la situación sanitaria han sido comercio y servicios, aunque este último el más perjudicado y al que más tiempo le tomará recuperar su nivel de prepandemia. Además ese sector explica cerca del 50% del producto.

Mario Marcel ipom junio

Para el año, el Banco Central espera que el consumo baje 6,3%, mientras que para la inversión se prevé que sufra una fuerte merma de 13%.

“Este año quedará marcado en la historia económica con una de las peores recesiones globales de las que se tenga registro. Más del 90% de los países cayó en recesión este año, pero no solo eso, la caída de la actividad fue muy profunda y en un muy breve período de tiempo, todo lo cual hace de esta crisis sanitaria y económica, un hecho inédito”, afirma el economista de Clapes UC, Hermann González.

El impacto en el empleo

La repercusión inmediata de la caída de actividad es en el empleo. Y a diferencia de otras crisis, el impacto no solo se vio reflejado en el empleo formal sino que también en el informal, situación que antes no se daba. Esto por la naturaleza del shock que afectó la demanda por el confinamiento de la economía.

Según los datos del INE, en el trimestre mayo-julio, se produjo el peak: El empleo cayó 20,6%, la más alta desde que hay datos comparables, e implicó una pérdida de 1.837.000 puestos de trabajo en doce meses. Sin embargo, se produjo otro hecho a la vez: salieron de la fuerza de trabajo 1,5 millones de personas lo que permitió que el desempleo no subiera más del 13,1% que registró en ese trimestre.

Dentro de los análisis que se hicieron en el año, comenzó a aparecer un concepto, que si bien siempre estuvo presente en las mediciones que hace el INE, ahora tomó mayor relevancia: inactivos potencialmente activos. ¿En qué se traduce? En personas que están fuera del mercado laboral, pero que en cualquier momento pueden ingresar a buscar empleo, generando una mayor presión. En el trimestre móvil abril-junio superaron los 2 millones de personas en esa condición, anotando el peak de la crisis. En el último informe que reportó el ente estadístico llegaron a 1,5 millones.

“Hubo una importante pérdida de empleo, pero también cayó la fuerza de trabajo y por eso la tasa de desempleo se mantuvo relativamente baja”, acota el economista de Rojas y Asociados, Patricio Rojas. Anticipa que la recuperación será “lenta” y que es probable que se tome todo 2021 y buena parte de 2022 para situarse en niveles prepandemia.

Entre agosto y octubre, se han recuperado casi 600 mil empleos. De ese total, el 68% corresponde a empleo informal y un 22% de esos nuevos puestos de trabajo tienen algún grado de subempleo, lo que refleja que si bien hay recuperación, está es frágil y sujeta a la evolución de la pandemia. De hecho, en ese período se generaron 332.660 plazas laborales de asalariados privados, de ellos, 158 mil (47,7%) tiene una fecha de término.

“Todavía quedan más de 1,3 millones de puestos de trabajos que recuperar, por lo que aún queda un largo camino por recorrer en esta materia”, puntualiza González

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