Consumo de alcohol y falta de vitamina D serían factores de incidencia de Covid-19 en Magallanes

Investigadores del Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes, analizan una elevada ingesta alcohólica y la deficiencia de esta vitamina en lugares del planeta y su implicancia en enfermedades asociadas a los procesos de inflamación.


El consumo de alcohol y la falta de vitamina D serían dos factores importantes en la incidencia y gravedad de los casos de Covid-19, especialmente en las zonas de altas altitudes a nivel mundial. Este sería uno de los factores que explicaría los índices de la enfermedad en la Región de Magallanes, uno de los lugares de nuestro país donde más casos activos se han mantenido en relación a su número de habitantes, desde el inicio de la crisis sanitaria.

Tomando como base sus estudios anteriores, sobre los efectos de la ingesta excesiva de alcohol a nivel muscular y sobre el sistema nervioso –especialmente en los adolescentes-, los doctores Waldo Cerpa y Daniela Rebolledo, del Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes (Cebima), decidieron observar ambos factores de manera conjunta y analizar la generación de alteraciones en inflamación como implicancia en el Covid-19.

“En todos los lugares llamados de altas latitudes -ya sea en el hemisferio norte o en el hemisferio sur- el consumo de alcohol suele ser bastante mayor de lo que hay en los lugares tropicales. Esto se puede explicar por factores como el frío, la temperatura o la luminosidad, pero lo importante es que este consumo se produce en una población con deficiencia de vitamina D, que se genera debido a la baja exposición al sol”, explica el Dr. Waldo Cerpa, subdirector del Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes, CEBIMA.

“Lo interesante de esto es que, uno de los efectos que produce la deficiencia en vitamina D, es que las personas sean más propensas a desarrollar procesos inflamatorios, que es exactamente lo mismo que hace el alcohol. Por ese motivo decidimos con la Dra. Rebolledo realizar un estudio en que se relacionen ambos factores en la Región de Magallanes. Tal vez, esa inflamación, que es lo que se especula que podría desencadenar una serie de enfermedades, podría ser un factor de riesgo para el Covid-19. Estos estudios son inéditos, se sabe de los efectos de la deficiencia de vitamina D, pero no se había analizado –hasta ahora- de manera conjunta con la ingesta de alcohol”, dice Cerpa.

Punta Arenas es una de las comunas que ha tenido más casos por habitantes.

Zonas de altas latitudes

El investigador explica que las altas latitudes corresponden a zonas que se ubican más cerca a los círculos polares, como es el caso de Punta Arenas (Círculo Polar Antártico). Además, en los meses invernales pasan periodos de tiempo en los que el sol no asciende por encima del horizonte, siendo dicho fenómeno conocido como ‘noche polar’.

Otros países con ciudades próximas al Círculo Polar Ártico son Rusia y Groenlandia, mientras que Estados Unidos posee un territorio en la costa norte de Alaska, a unos 2.000 km del Polo Norte, donde la noche absoluta se extiende aquí desde mediados de noviembre hasta finales de enero.

“Tomando estos antecedentes decidimos enfocarnos en encontrar una respuesta para observar por qué en la Región de Magallanes hay un importante nivel de casos, en relación a otras regiones menos australes del país. Por lo tanto, las posibilidades de generar el COVID-19 estaría unido a estos factores”, explica Cerpa.

El experto señala que existen grupos científicos que asocian la gravedad del virus SARS-CoV-2, a la deficiencia de vitamina D, y punta Arenas lidera en este punto. Si a esto le sumamos las altas tasas de consumo de alcohol que tiene la región, podríamos estar frente a un fenómeno muy relevante.

Acumulación de procesos inflamatorios

Sabemos que las personas que consumen alcohol, incluso en casos de ingesta de grandes cantidades durante los fines de semana acumulan procesos inflamatorios en el cerebro, especialmente en el caso de los jóvenes. Esto también provoca en el largo plazo algunas alteraciones cognitivas, pero lo interesante es que le dimos una mirada más local, porque una de las cosas que ocurre en Punta Arenas es que el tipo de bebida que se consume es de alta graduación”, destaca Cerpa.

La forma de ingerir alcohol de la población actual se puede dividir en dos grupos: las personas que tienen un consumo crónico y que puede ser más moderado. “Como aquellos que beben una copa de vino durante el almuerzo, que no es algo bajo, pero sí es moderado y quienes consumen en un patrón conocido como atracón, esto es alto consumo en corto tiempo, el consumo de fin de semana, asociado a los jóvenes, y que de acuerdo con las investigaciones actuales parece tener consecuencias a largo plazo que aún no son investigadas en detalle”, subrayó el subdirector de CEBIMA.

Financiamiento internacional

Esta investigación está postulando a un financiamiento internacional, lo que permitirá establecer los efectos de estos factores, no solo en la Región de Magallanes, sino en lugares extremos del planeta.

“Nos interesa avanzar en esta línea y conseguir financiamiento porque es algo que podría tener un impacto importante desde la perspectiva local porque son dos eventos que se asocian a las personas que viven en Punta Arenas: el tener baja vitamina D por la baja luminosidad y alto consumo de alcohol, que es algo que claramente ocurre en esta ciudad y en las altas latitudes del hemisferio norte”, enfatiza el Dr. Cerpa.

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