Curiosity: tras un extenuante viaje de 10 años, rover de la Nasa llega al lugar más misterioso de Marte

Imagen del rover de un área que forma el estrecho "Paso Paraitepuy", el 14 de agosto. Foto: Nasa

Según los científicos, la zona puede tener la respuesta de qué pasó con el agua en Marte y cómo el planeta rojo se convirtió en un desierto.


Desde su aterrizaje en Marte hace ya 10 años, el rover Curiosity de la Nasa ha estado explorando el el cráter Gale, en el monte Sharp, un macizo de casi cinco kilómetros. El robot ha estado investigando rocas que sirven como registro para saber cómo Marte ha evolucionado de un planeta húmedo habitable a un entorno desértico frío.

Luego de su travesía a través de un estrecho paso bordeado de arena, el rover Curiosity llegó ahora a la “unidad de sulfatos” en una región del monte Sharp que los investigadores llevaban buscando durante mucho tiempo, pues está repleta de minerales.

Según la Nasa, los científicos plantean la hipótesis de que hace miles de millones de años, los arroyos y estanques dejaron atrás los minerales cuando el agua se secó. Si esa hipótesis es correcta, estos minerales podrían ofrecer pistas tentadoras sobre cómo y por qué el clima del planeta pasó de tener un clima más parecido al de la Tierra, a uno de desierto helado.

Poco después de llegar al monte Sharp, el rover descubrió una gran variedad de tipos de rocas y signos de agua pasada, entre ellos nódulos con textura de palomitas de maíz y minerales salados como sulfato de magnesio (la sal de Epsom es un tipo), sulfato de calcio (incluido el yeso) y cloruro de sodio. (sal común de mesa). Con esto los científicos creen que la región salada se formó cuando el clima de Marte se estaba secando.

Imagen del "Paso Paraitepuy" captada por el rover Curiosity de Marte. Foto: NASA/JPL-Caltech.

El astrónomo Juan Carlos Beamin y coordinador científico del Centro de la Comunicación de las Ciencias comenta que el hecho de que Marte haya tenido agua “es muy interesante, porque permite entender cómo fue el proceso de desaparición y de transformación desde un planeta con ríos y lagos a un desierto congelado, arenoso y muy frío como lo vemos hoy”.

Antes de que el Curiosity aterrizara en Marte los científicos ya sabían de los minerales salados, pues la región había sido captada por el Orbitador de Reconocimiento de Marte de la Nasa en 2005, un satélite artificial que orbita alrededor del planeta vecino, por lo que los científicos estaban ansiosos por ver este terreno de cerca.

Con la llegada de Curiosity, los científicos comprobaron que había una amplia variedad de tipos de rocas. Para investigarlas el robot utiliza un taladro rotatorio de percusión, o martillo neumático, en el extremo de su brazo de dos metros para pulverizar muestras de roca para su análisis.

32 muestras de rocas del rover Curiosity de Marte de la Nasa. Foto: Nasa/JPL-Caltech/MSSS.

Beamin dice que el Curiosity ha sido una de las misiones más exitosas de Nasa en Marte, “nos ha ayudado a comprender mejor su clima y su geología mediante el análisis de rocas y de pequeñas perforaciones de rocas. Determinar si en el pasado reunió las condiciones para albergar vida y estudiar la posibilidad de futuras misiones tripuladas, por ejemplo, midiendo los niveles de radiación a los que está expuesta la misión, entre muchas otras”.

Kathya Zamora-Garcia, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la Nasa y la nueva gerente de proyecto de Curiosity, explicó en un comunicado el funcionamiento del rover a través de una de las rocas apodada ‘Canaima’: “Como hacemos antes de cada ejercicio, sacudimos el polvo y luego pinchamos la superficie superior de Canaima con el taladro. La falta de marcas, de rasguños o hendiduras era una indicación de que podría resultar difícil de perforar”.

Los frenos desgastados en el brazo del robot llevaron al equipo a concluir que algunas rocas más duras pueden requerir demasiado martilleo para perforar de manera segura: “Hicimos una pausa para considerar si eso representaba algún riesgo para nuestro brazo. Con el nuevo algoritmo de perforación, creado para minimizar el uso de percusión, nos sentimos cómodos recolectando una muestra de Canaima. Resultó que no se necesitó percusión”, comenta Zamora-Garcia.

Un camino difícil

El viaje a la región rica en sulfatos llevó al Curiosity a través de un terreno traicionero, y tardó más de un mes en navegar con seguridad para llegar finalmente a su destino. Si bien es científicamente interesante, el terreno más rocoso de monte Sharp hace que sea más difícil encontrar un terreno donde las seis ruedas de Curiosity estén estables.

Mientras las rocas afiladas pueden dañar las ruedas del Curiosity (a las que les queda mucha vida útil), la arena puede ser igual de peligrosa, ya que puede hacer que el rover se quede atascado si las ruedas pierden tracción. Los conductores del rover deben navegar con cuidado por estas zonas.

Imagen de un pozo de perforación llamado "Edimburgo" captada por el rover Curiosity de Marte de la NASA. Foto: Nasa/JPL-Caltech/MSSS.

Si el rover no es estable, los ingenieros no se arriesgarán a desmontar el brazo, en caso de que se golpee contra las rocas irregulares. “Cuanto más y más interesantes se vuelven los resultados científicos, más obstáculos parece lanzarnos Marte”, dijo Elena Amador-French del JPL, coordinadora de operaciones científicas de Curiosity.

Pero después de enfrentar esos riesgos, el equipo fue recompensado con algunos de los paisajes más inspiradores de la misión. “Cada mañana recibíamos nuevas imágenes y nos quedábamos asombrados”, dijo Amador-French. “Las crestas de arena eran preciosas. Se veían pequeñas y perfectas huellas del rover en ellas. Y los acantilados eran preciosos: nos acercamos mucho a las paredes”.

El rover Curiosity cumplió diez años en Marte y aún le queda tiempo para nuevas aventuras, ya que recientemente se extendió su misión por otros tres años, lo que le permite continuar entre la flota de importantes misiones astrobiológicas de la Nasa.

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