Leo Quinteros, el regreso de un cantautor esencial de los 2000: “Somos una generación Fotolog”
Nombre clave en la escena de músicos independientes de comienzos de los 2000, en los últimos años hizo apariciones esporádicas e incursionó en la literatura infantil. Tras más de 10 años, prepara un nuevo disco y se alista para un show a banda completa en Sala Master. "Soy yo mismo, haciendo lo que siempre hago, escribir canciones”, dice.
Cada tanto, el escenario llama de vuelta al cantautor Leo Quinteros (Arica, 1975). Nombre clave en la escena de músicos independientes de los primeros años 2000, fue contemporáneo y aliado de artistas como Matorral, Alejandro Gómez, entre otros, en un momento en que grabar y publicar música era una labor que requería pasión y arrojo. Publicó discos como 1A (2004) y Los accidentes del futuro (2007), en que desplegó un cancionero de letras urgentes y filosas, con buena recepción de la crítica. Pero desde hace algunos años, sus presentaciones en vivo eran más bien esporádicas y acotadas a lugares pequeños.
No estaba retirado ni mucho menos. Simplemente no montaba espectáculos y se asomaba cuando había alguna chance. “Cada cierto rato aparecí en todos estos años haciendo alguna cosa. Teloneando el lanzamiento del disco de algún amigo o haciendo un show acústico en un café”, dice a Culto. Y en esas instancias notó que aún la música fluía. “En las últimas pequeñas cosas que hice, sentí una vibra como ‘oye, después de tanto rato todavía estos caballeros se saben las canciones’”.
En parte, esa distancia de Leo Quinteros con los escenarios se explica por el hecho de que no había lanzado nuevo material. Lo último fue el álbum Antártica (2013), hace más de una década. También porque diversificó sus intereses; incursionó en la literatura infantil, publicando El cuento del Pirata Comearañas y la Pizza del Tesoro, que se distribuyó en Colombia, Perú, México, Estados Unidos y próximamente en Brasil. Asimismo, parte de sus escritos se sumaron al volumen Nunca se supo: Poemas de Músicos Chilenos (2025), editado por Chinoy y Joaquín Miranda Puentes. Y además participó en la banda sonora de películas como Andrés lee i escribe (2016) de Daniel Peralta.
A pesar de esa actividad, Quinteros no dejó de escribir canciones. Y en un momento, notó que ya tenía material suficiente como para volver a trabajar en un disco. “Se fue acumulando música, composiciones y cosas que te empiezan a rebalsar, quería sacar todas estas cosas de la cabeza y ponerlas en un disco. Y creo que es el momento”, asegura. Así, comenzó a trabajar en un nuevo disco, todavía sin título definitivo, con la producción musical de Javier Barría, otro contemporáneo de esos años en que la independencia fue la norma. “No éramos muy cercanos, pero en el ámbito de la música siempre estaba cerca y creo que también hay una afinidad musical”, dice.
Leo Quinteros comenzó a trabajar con Barría entre febrero y marzo de este año. No perdió el tiempo y le entregó 60 demos de canciones. “Él se tomó el tiempo de escucharlos. Ahora redujimos a 12 canciones que son las que estamos grabando ahora. Javier es un músico muy fino, también es un poco más estructurado musicalmente que yo y creo que hacemos un buen juego, en el sentido que ordena un poco la casa. Es un placer trabajar con él, tiene una mirada musical bien profunda”.
-Hoy la tendencia es sacar singles antes que discos ¿por qué mantener ese formato?
-Un disco ofrece una mirada más global, donde las canciones no existen solas, sino que existen en relación a la canción que viene antes, a la canción que viene después. Se ordenan de una manera que no es antojadiza, también se ordena musicalmente, con los acordes con que empiezan, con los acordes que terminan. Hay un recorrido, es más parecido una novela que a un cuento suelto.
-¿Cómo suena este nuevo material?¿hay algún vínculo con lo que te conocimos?¿pruebas algo distinto?
-En mi discografía hay colores bien marcados; hay un disco que es como muy sónico, el 1A (2004), otro que es casi piano y guitarra, el Leo Quinteros, ahora! (2006). En este caso, yo creo que en algún momento lo planteé como un disco de rock, en el sentido de la música antigua del rock, pero que no pretende buscar un sonido vintage o algo así. Suena como grabado en el 2025. No pretende ser rock retro o algo así, es un sonido actual.
-Fuiste parte de una generación de músicos independientes que surgió tras la caída de los sellos ¿qué te dejó esa experiencia?
-Empezamos a sacar discos un poco hechos en casa, con más facilidades que antes y también con más riesgo que antes, porque imagino que en la época de la plata dulce en los 90, ahí había productores, gente poniendo la máquina y todo. En cambio, cuando esta generación aparece nadie te dice cuánto delay, o cuánta distorsión tienes que ponerle a las cosas. Entonces, creo que había un ánimo más juguetón. Y creo que es una generación súper particular, porque termina la industria y no hay nada. El streaming parte después. Esta generación es como un valle entre esas dos cosas, en que la gente se bajaba la música pero iba a las tocatas y se compraba los discos de los músicos independientes porque no tenía otra manera de tener esa música. Y personalmente, yo disfruté mucho esa escena. Creo que era una escena muy rica en en creatividad. Se tocaba en lugares rarísimos, ciclos de tocatas en unas tanguerías, en unas comidas chinas, era ir a todas. Y ahí yo creo que salió mucho talento, hay mucha música ahí y creo que es un periodo que, particularmente, por el hecho de estar en este valle, no está tan registrado. Somos una generación Fotolog.
-Desde esa época hasta acá ¿cuánto ha cambiado tu manera de escribir canciones?
-Ha cambiado harto. Creo que, si bien siempre tienen un origen intuitivo, las canciones que vienen en este disco cuentan distintos momentos, porque son escritas en distintos años. No es como los demás discos en que son épocas súper claras. O sea, el 1A es un disco que se hace en un mes, Los accidentes del Futuro en un par de meses, pero súper concreto. En cambio, acá, fue la recolección de todo lo que he escrito alrededor de nueve años. El personaje me parece un poquito bipolar, de repente está enojado, de repente encontró la belleza en el mundo. Las letras son un poco más introspectivas. Los primeros discos siempre tienen estas cosas como de mirar un poco la sociedad y ahora es mi experiencia viviendo la experiencia humana.
-En estos años publicaste cuentos infantiles, poesía ¿cuánto de ese interés en la literatura repercute en la música?
-Yo creo que mucho. Las letras son fundamentales para mí. Si bien puede ser un poquito la parte más intelectual de la música, cuando están bien hechas también son rítmicas y tienen su propia vida sonora. A mí me gusta la escritura, me interesa, me gustan los cantautores, las cantautoras, todo. Es parte de mi interés total.
Además de trabajar en un nuevo disco, Leo Quinteros también se alista para un regreso a los escenarios en toda regla. El próximo viernes 18 de octubre, a las 19:30 horas, se presentará en un concierto en Sala Master (Miguel Claro 509, Providencia) acompañado por una banda integrada por Leo Saavedra, Gabriel Parra y Águila Espacial. “El concierto busca reconectar con la gente, con el público más cercano y tocar un repertorio variado de distintos discos. Y voy a presentar algunas canciones nuevas, no necesariamente en el formato que van en el disco, sino que todavía un poquito despojadas, todavía están en la cocina. Pero creo que es interesante mostrar un poco de eso”.
El show será transmitido por Radio Universidad de Chile. Ya se agotaron las dos primeras preventas pero aún están disponibles boletos de entrada general en el sitio web de Portaltickets. Para Quinteros, este show no supone realmente una vuelta. “No lo veo tanto como un regreso -dice-. No es que se desarmó una estructura gigante y ahora vuelve a armarse otra cosa. Soy yo mismo, haciendo lo que siempre hago, escribir canciones”.
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