La huella de Robert Redford: cómo los cineastas chilenos encontraron una segunda casa en Sundance
El festival que se celebra cada año en Park City, Utah, es uno de las legados más robustos del actor y director fallecido esta semana. Aunque su foco principal está en los nuevos filmes independientes de EE.UU., la amplitud de mirada del certamen ha permitido que títulos como La Nana (2009), Joven y Alocada (2012) y La Memoria Infinita (2023) comiencen su recorrido en ese lugar. Aquí, en diálogo con Culto, algunos realizadores nacionales comparten sus historias y valoran la iniciativa de Redford.
Robert Redford visitó Chile en más de una ocasión. En 2002, no mucho tiempo después de estrenar Juego de espías (2001) junto a Brad Pitt, el actor y cineasta estadounidense estuvo en el sur en compañía de Richard Gere, otra estrella capaz de repartir su tiempo entre su oficio y su dedicación a las causas humanitarias.
Pero quizás el vínculo más permanente y fluido con nuestro país fue también uno más oblicuos: a través del Festival de Sundance y el Instituto Sundance, las iniciativas que fundó en Park City, Utah, en 1978 y 1981, respectivamente, para potenciar la escena de cine independiente y brindar respaldo a nuevas voces fuera del radar de los grandes estudios de Hollywood. Su primer foco estuvo en apoyar a directores estadounidenses, pero no tardó en abrir las puertas a realizadores de otras latitudes.
Marialy Rivas tiene gratos recuerdos de sus distintos viajes a Sundance. La primera vez que estuvo en el lugar fue en enero de 2012, para asistir al estreno mundial de Joven y alocada, su ópera prima. La cinta protagonizada por Alicia Rodríguez fue exhibida en la competencia enfocada en los largometrajes de ficción provenientes de fuera de Estados Unidos, el mismo apartado en que ese año se proyectaron Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood; Madrid, 1987, del español David Trueba, y El último Elvis, del argentino Armando Bo.
“Muchos festivales tienen alfombras rojas, el razzle dazzle que la industria necesita, pero Sundance no está estructurado de esa manera. Como hace muchísimo frío, es imposible distinguir quién es quién entre las enormes parkas de los asistentes, todo es sobre las películas y sus creadores. Es un festival de cine donde las películas son el centro”, indica la directora a Culto.
Joven y alocada terminó ganando el reconocimiento a Mejor guión. Un espaldarazo a ese filme en particular, pero también a una carrera en ciernes. Apenas unos meses después, en mayo, Rivas fue seleccionada para participar en el laboratorio de guiones del Instituto Sundance. Durante esa instancia, donde postuló con Princesita, conoció la otra cara del encuentro fundado por Redford, la de un espacio que permite aprender de mentores con mayor experiencia y de colegas de similar recorrido mientras las ideas aún están en progreso. Algo que ratificó en 2015, cuando –con su segunda cinta ya filmada pero no terminada– fue parte del Sundance Institute Music and Sound Design Lab consagrado a largometrajes de ficción.
“El Lab de escritura me conectó con grandes asesores que me dieron consejos y tips para el guión de Princesita. Además, el hecho de frenar e irse a la montaña varias semanas a pensar y hablar de tu película con grandes artistas y profesionales del cine es una experiencia inolvidable. Lo mismo pasó con el Lab de Sonido, con el que fui a los estudios de George Lucas y tuve la suerte de trabajar con Princesita ya montada en varias escenas y explorar la música y el sonido para la misma. El diseño sonoro es el 50% de una película, y nuevamente pasar semanas concentrada pensando y siendo asesorada por profesionales de la industria fue algo impagable”, explica.
La realizadora de Joven y alocada no duda en describir a Sundance como un certamen “que vincula a nuestra industria directamente con la industria de Estados Unidos, que es una de las más grandes del mundo. Ahí radica su importancia”.
Contemporáneo a Rivas, Cristián Jiménez llegó al festival a comienzos de 2017 para presentar Vida de familia. La película –codirigida junto a Alicia Scherson y con guión coescrito en colaboración con Alejandro Zambra– apelaba a la comedia negra para narrar la vida de un hombre que se queda a cargo de una casona del Barrio Yungay y se inventa una identidad mientras los dueños están ausentes.
“Vida de familia tenía un agente de ventas norteamericano. Pienso que eso pudo influir. Es una película ambiciosa, pero pequeña, incluso para los estándares de lo que Alicia y yo habíamos hecho antes. Ese toque indie, sin duda, puede haber sido relevante”, apunta, junto con destacar que “el aire que se respira a la salida de las películas es aire de montaña. Cuando fui había 14 bajo cero. Y eso le da una onda especial. No es un festival de alfombras rojas, ni vestidos de noche, ni smokings. Tuvimos varias funciones, en distintos horarios, también de mañana, y todas estuvieron muy llenas”.
Aunque estima que “sigue siendo un espacio muy relevante, sobre todo para acceder a estrenar en Estados Unidos, que es muy difícil”, el director repara en una particularidad propia de este y otros festivales norteamericanos. “Uno asocia muy fuerte Sundance al cine de Estados Unidos, sobre todo por el impacto que tiene en el cine de ese país y en levantar y poner en valor a cierto tipo de películas o directores o incluso empresas. Ese es claramente su foco principal. La competencia internacional es muy importante y es un honor estar ahí, pero la energía del lugar vibra sobre todo alrededor del cine de Estados Unidos”.
Y agrega: “No tengo ninguna anécdota directamente con Robert Redford. Sí conocí a gente con la que tengo vínculos fuertes hasta hoy. De hecho, esta semana le mandé un proyecto a un productor que conocí en Sundance”.
Últimos años
Valeria Hofmann debutó en Park City en 2023 con AliEN0089, cortometraje de 22 minutos con Mariana Di Girolamo en el rol de una joven que relata los abusos sufridos en un videojuego de guerra en línea.
“Varias películas que marcaron mi experiencia como directora se estrenaron aquí, y justamente en la misma sección donde se mostró AliEN0089, Midnight, dedicada al cine de género y con funciones nocturnas. El hecho de que Sundance percibiera el corto como una obra de terror fue interesante, porque en Europa lo percibieron más experimental”, plantea la directora y guionista, galardonada con el máximo premio de la sección que reúne a los cortos internacionales de ficción (según el jurado, se trataba de “una obra impactante”).
Hofmann guarda recuerdos similares a los de Rivas y Jiménez. “Hay algo natural en el lugar donde se realiza el festival y en el invierno de febrero, que obliga a preocuparse primero del frío, segundo del transporte, y dejar el glamour al final”, sostiene. “Pese al frío, el ambiente general es muy cálido: la gente se acerca a comentar las películas y se percibe una comunidad que sigue los estrenos con mucho interés”.
Dentro del grupo de largometrajes chilenos que han comenzado su recorrido en el certamen –La nana (2009), Crystal Fairy y el cactus mágico (2013), Matar a un hombre (2014), La vaca que cantó una canción hacia el futuro (2022), La memoria infinita (2023), entre otros– uno de los más recientes es Brujería (2023), el segundo trabajo de ficción de Christopher Murray.
“Intuyo que les resonó adentrarse en un conflicto político-colonial a través de un relato de brujería, nacido de ese enigmático mundo que es Chiloé. Recuerdo con mucho cariño el estreno y también las otras cuatro funciones. Todas con un público muy sensible, entusiasta y dialogante, con lecturas políticas muy lúcidas. El festival abre mucho espacio de conexión con el público y eso es muy significativo para uno como creador”, señala.
Para el realizador de El Cristo ciego (2016), “el gran valor de Sundance radica en abrir un espacio internacional para nuevas narrativas y miradas, desde un entorno como el estadounidense, muy marcado por la inercia de un cine estandarizado”.
Para entonces, en 2023 Robert Redford ya no estaba encargado de brindar el típico discurso que inaugura el evento. Esa posta ya la había tomado Amy Redford, su hija. “En todos los textos y mensajes se recordaba su legado y el de quienes fundaron el festival. Existía una conciencia de que estos eran sus últimos años de vínculo directo, y eso hacía que se lo recordara de una forma especial. Su hija lo transmitía con mucha emoción”, detalla Valeria Hofmann.
La idea de que el encuentro se avecina a una nueva etapa se acentúa por un factor tangible: en 2026 será la última vez que se desarrolle en Park City, Utah, y a partir de 2027 se celebrará en Boulder, Colorado. La nueva sede, aseguró la organización, “combina el encanto de un pueblo pequeño con una comunidad comprometida, una belleza natural única y una escena artística vibrante, lo que la convierte en el lugar ideal para el crecimiento del festival”.
Marialy Rivas cree que la iniciativa creada por Redford es tan robusta que es inmune a cambios de sedes o a la muerte de su propio fundador. “Sundance hace un esfuerzo consciente de ser inclusivos en la búsqueda de talentos y de crear comunidad. Una comunidad de artistas que se ayudan unos a otros. Cuando una idea es potente, no pasa por la presencia de quien la inventó, la idea se expande y crece en cada uno de los cineastas que fueron acogidos por este magnífico festival. Robert Redford ha dejado un legado de amor por el cine independiente que todos los cineastas alrededor del mundo agradecemos profundamente”, concluye.
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