Fundada en 2018, la Academia de Cine de Chile da nuevos pasos en su propósito de consolidarse nacional e internacionalmente.

Según comparten sus representantes a Culto, la institución crea el Premio Lihuén a la Mejor Película Iberoamericana, un nuevo galardón destinado a reconocer al mejor largometraje del cine de la región. Se entregará a partir de este 2025 y de manera anual, detallan.

“Este hito da cuenta de la madurez y sostenibilidad que hemos ido construyendo como Academia, en constante aprendizaje con las instituciones hermanas en la región y con el apoyo de EGEDA y el Ministerio de las Culturas las Artes y el Patrimonio. Nuestro objetivo es que este esfuerzo consolide en Chile una instancia de intercambio con la comunidad cinematográfica iberoamericana y entre las personas que sostienen esta industria”, indica Gabriel Díaz, vicepresidente de la Academia de Cine de Chile.

María Elena Wood, presidenta de la entidad, explica que la elección del nombre fue decidida entre los miembros de la organización, que reúne a directores, productores, actores, guionistas, montajistas, directores de fotografía, entre otros oficios del mundo audiovisual.

“Buscamos un concepto que se relacionara con el arte cinematográfico, que tuviera identidad nacional, se complementara con el logo de la Academia, que es un haz de luz, e incorporara cualidades para transformarse en una marca distintiva. Dentro de las opciones disponibles ofrecimos alternativas a los miembros de la Academia y democráticamente eligieron Lihuén, que significa luz en mapudungún. Estamos felices con la respuesta y valoración que está teniendo este naciente reconocimiento en las academias cinematográficas de iberoamérica: ya hay diez películas que aspiran a recibir el Premio Lihuén 2025”, indica Wood.

La candidatas surgen de la postulación de cada país y este año son Aún estoy aquí, la cinta de Walter Salles con la que Brasil ganó el primer Oscar de su historia; El eco, de Tatiana Huezo (México); El jockey, de Luis Ortega (Argentina); La infiltrada, de Arantxa Echevarría (España); La suprema, de Felipe Holguín Caro (Colombia); Pérez Rodríguez, de Humberto Tavárez (República Dominicana); Revoluçao (sem) sangue, de Rui Pedro Sousa (Portugal); Agárrame fuerte, de Ana Guevara y Leticia Jorge (Uruguay); Los herederos, de Pablo de la Barra (Venezuela), y Tumbadores, de María Isabel Burnes (Panamá).

La ganadora será escogida a partir de la votación de los más 400 miembros de la Academia de Cine de Chile. El mismo grupo que en otro momento del año tiene la misión de seleccionar al filme que representa al país en los Oscar.

“Esperamos que el premio no solo sirva como un reconocimiento a la excelencia cinematográfica y a la diversidad cultural y artística de nuestros pueblos, sino también como un símbolo de unidad y cohesión entre nuestras academias e instituciones cinematográficas en un escenario internacional en que nuestro cine está ganando cada vez más fortaleza”, concluye la productora.

Durante el periodo 2025–2027 Chile ocupa la presidencia de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine (Fiacine), entidad que agrupa a 14 organizaciones de este tipo.

Cuatro de ellas ya entregan un galardón a Mejor Película Iberoamericana: Goya en España, Ariel en México, Macondo en Colombia y Colibrí en Ecuador. A partir de este año se añaden Venezuela, Argentina y Chile.