Suerte de Jackson aferrada a un puñado de votos: la decena de diputados que resolverán el desenlace de la acusación

El ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson

En teoría, la derecha tendría un piso de 67 legisladores para acusar al titular de Desarrollo Social, descontando a María Luisa Cordero, hoy desaforada, y a Joaquín Lavín León, quien no ha apoyado ningún libelo contra ministros de Boric y hoy estaría en reflexión. No es el único voto en suspenso. En la misma condición están el independiente Enrique Lee; el DC Eric Aedo; el Amarillo Andrés Jouannet; los PDG Karen Medina y Rubén Oyarzo; y el grupo de legisladores Demócratas, liderado por Miguel Ángel Calisto (Ind.) y Joanna Pérez.


Ni la derecha tiene los votos suficientes para aprobar la acusación constitucional contra Giorgio Jackson ni el oficialismo los tiene para salvar al ministro de Desarrollo Social.

El cuadro está casi empatado entre los dos grandes bloques políticos que necesariamente requieren de la adhesión de diputados independientes y de sectores no alineados (que no se identifican ni con el gobierno ni la oposición), como la DC, el Partido Demócratas, Amarillos o el Partido de la Gente.

Adicionalmente ambos sectores requieren una disciplina estricta de sus filas, aspecto en el que la derecha ha fracasado sistemáticamente en sus anteriores libelos acusatorios que fueron rechazados por la Cámara.

De hecho, los triunfos que se ha anotado el oficialismo, al derribar las acusaciones contra los ex y actuales ministros: Izkia Siches, Marcela Ríos, Marco Antonio Ávila y el mismo Jackson, se sustentan en el férreo alineamiento de las fuerzas gubernamentales, en el apoyo de la DC, de Demócratas y de la mayoría del PDG y en los descuelgues opositores.

De partida, uno de los votos en suspenso que hay en la derecha ante el nuevo libelo anunciado por el Partido Republicano, es el diputado Joaquín Lavín León (UDI), quien no ha respaldado ninguna presentación para destituir secretarios de Estado de la administración del Presidente Gabriel Boric.

Gabriel Boric y Giorgio Jackson.

Incluso, en la acusación contra Siches (exministra del Interior), Lavín aprobó la cuestión previa, en línea con el oficialismo, por considerar que la acusación no reunía los requisitos formales ni siquiera para ser presentada. En los procesos contra Ríos (extitular de Justicia) y el mismo Jackson, el hijo del exalcalde se abstuvo. Luego en el último juicio constitucional contra Ávila (actual ministro de Educación), Lavín derechamente votó en contra.

Frente al nuevo libelo, al que las bancadas de Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli) ya le dieron su respaldo, según fuentes de su comité, el diputado por Maipú -comuna donde su esposa Cathy Barriga fue alcaldesa- habría señalado que, antes de opinar, prefiere conocer el texto que está en etapa de elaboración.

No es la única duda en el bloque opositor. El independiente Enrique Lee (elegido en cupo de Chile Vamos, pero hoy asociado a la bancada Independiente-Social Cristiana) también ha sido reticente de estos instrumentos constitucionales. Si bien votó junto a la derecha rechazando la solicitud de Siches de desechar la acusación por razones formales y aprobó el anterior libelo contra Jackson, no votó en las sesiones donde se cayeron las presentaciones contra Ríos y Ávila.

Consultado por La Tercera sobre su disposición frente a la nueva arremetida contra el ministro de Desarrollo Social, Lee dijo “lo voy a estudiar primero y el último día voy a dar mi posición”. Y agregó: “Lo que ha pasado en el último tiempo con las acusaciones es que se fortalecen las personas que son acusadas, me he dado cuenta que hay otras vías para mejorar la situación”.

Esta semana, además, la derecha recibió otra mala noticia, pues confiaban en que tendrían el apoyo del diputado de Amarillos Andrés Jouannet, quien en semanas anteriores dijo que estaba recopilando por su cuenta antecedentes para una posible acusación contra Jackson. Sin embargo, el mismo Jouannet tomó distancia del libelo impulsado por los republicanos. “Hay que tener mucho cuidado, porque las acusaciones constitucionales, primero tienen que tener un fundamento jurídico de fondo, que permita acusar a un ministro y eso es lo que vamos a ver nosotros. Lo segundo, es si están los votos, porque si no lo están, finalmente se termina fortaleciendo, en este caso, al ministro Jackson”, comentó.

En términos generales, la bancada DC (Eric Aedo, Alberto Undurraga, Ricardo Cifuentes, Héctor Barría y Felipe Camaño) mantiene el suspenso, aunque históricamente siempre han votado en defensa de los ministros acusados, por lo tanto, no hay señales de que esa posición vaya a cambiar con Jackson. No obstante, dentro de este grupo, Aedo -quien hoy ejerce como jefe de un comité mixto que reúne a democratacristianos, radicales, liberales y algunos independientes- es quien ha asumido el discurso más severo con el gobierno y con los traspasos de dineros a fundaciones. Aedo, quien representa a la Región del Biobío, donde se ha detectado que una fundación usaba fondos fiscales para comprar lencería, ha pedido públicamente que Jackson deje el gobierno. “Le pido al Presidente Boric que reflexione”, señaló.

Si bien están inclinados a apoyar la acusación, hasta ahora mantienen la incógnita los integrantes del subcomité del Centro Democrático Unido (CDU, integrado por ex DC, algunos de ellos hoy militantes del Partido Demócrata, como Joanna Pérez, Érika Olivera, Miguel Ángel Calisto y Jorge Saffirio). No obstante, históricamente ellos han sido detractores del instrumento de las acusaciones. Además, este grupo está una situación políticamente amarrada con el oficialismo, debido al acuerdo administrativo que les concedería un período en la presidencia de la Cámara y la eventual conformación de alianzas o pactos por omisión para las próximas elecciones.

En una entrevista a La Tercera, Calisto señaló que “frente a los argumentos entregados hasta este minuto, creemos que hay mayores antecedentes para concurrir a la acusación constitucional del ministro Jackson”, sin embargo, dijo que la posición final la adoptarán una vez que conozcan la presentación de los republicanos.

Todavía impredecible es el voto de Carlos Bianchi (independiente asociado a la bancada PPD) y el ex PPD René Alinco (quien conforma un comité con Jiles).

Lo mismo sucede con la mencionada situación de la bancada PDG, integrada por los militantes Karen Medina, Rubén Oyarzo y Gaspar Rivas y el independiente Francisco Pulgar. Por lo general, los temas de gobierno dividen a este subcomité. La diferencia es que ahora Rivas ya anunció que apoyará el libelo, sin embargo, otros como Oyarzo y Medina siguen con dudas.

El conteo de votos

En teoría, la acusación contra el ministro de Desarrollo Social tendría un piso de 67 legisladores, descontando al mismo Lavín y a la diputada María Luisa Cordero, hoy desaforada (22 UDI, 22 RN, cuatro Evópoli, 12 P. Republicano, además de Gonzalo de la Carrera y al menos seis de los siete integrantes de la bancada Independientes-Social Cristiana).

A ellos se sumará el PDG Gaspar Rivas y eventualmente la independiente Pamela Jiles, quien es una rival declarada de Jackson. Con ambos, la base hipotética de un libelo podría ser de 69 votos.

Por otro lado, el oficialismo, que tiene una base de 64 votos, podría crecer a 68 si se confirma el alineamiento de al menos tres independientes asociados a sus bancadas (Camila Musante, Mónica Arce, Viviana Delgado y Félix González).

Una duda en este grupo era la actitud que adoptaría el diputado Raúl Soto (PPD), quien públicamente ha pedido la salida de Jackson, sin embargo, esta semana asumió con cautela el libelo. “Hasta este momento, no hay argumentos suficientes para apoyar una acusación. Lo que no obsta a que siga considerando que el ministro es un problema para el gobierno y que sería bueno que dé un paso al costado”, dijo. Aunque no vote en contra del libelo, una posible abstención de Soto también favorecería a Jackson, pues las abstenciones se suman al rechazo. Sin embargo, un escenario distinto es si sale de la sala o no llega a votar, pues bajaría el piso de apoyo al ministro.

El diputado Raúl Soto.

Con todas esas variables, el desenlace de esta inminente presentación, al igual que en procesos anteriores, sigue en manos de grupos no alineados.

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