Álvaro Peralta Sáinz
Cronista gastronómico.

Crítica gastronómica de Don Tinto: In-Huinchi, a pesar de todo

31 ago 2024 06:00 AM

Foto: Instagram In-Huinchi.

Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico.

Un domingo cualquiera a media tarde nos pilló en pleno Apoquindo esquina Chesterton. Teníamos hambre y por la tele daban un partido que me interesaba. Así las cosas, la tradicional fuente de soda In-Huinchi, que está justo en ese lugar, nos funcionaba perfecto para sacarnos todos los balazos de una sola vez.

Aunque la tarde estaba agradable y había mesas disponibles en la terraza, nos ubicamos en el interior del local para quedar bien ubicados, cerca del televisor. Tras revisar la carta pedimos un chacarero ($7.950), el que como venía descrito con mayonesa incluida, debí solicitar a la manera tradicional. Es decir, sin esta emulsión de huevo y aceite. Mi acompañante pidió un crudo ($10.500), el que prefirió -según le ofreció la mesera- que viniese armado desde la cocina. ¿Para beber? Una garza de Austral Calafate ($4.400) y un schop Cristal de medio litro ($3.500), los que llegaron a la mesa en tan solo unos minutos.

Poco después tuvimos en frente nuestro la comida ordenada. Partamos por el crudo, que consistía en una buena cantidad de carne -en mi impresión churrascos cortados a cuchillo- más cebolla, cilantro y un aliño bastante cargado al limón pero muy celebrado por mi acompañante. El crudo venía acompañado por las correspondientes tostadas en pan de molde más “extras” de ají verde, pepinillos agridulces y una muy rica mayonesa. En resumen, un crudo algo pasado de limón pero aún así bien rico, bien presentado y con una textura agradable pocas veces vista en este tipo de locales.

¿El chacarero? De tamaño mediano, con buena cantidad de carne, tomate y ají verde (que se pidió abundante). ¿Los bemoles? Porotos verdes de esos que vienen congelados y que quedan chiclosos y un pan algo blando y con semillas de sésamo encima, más apto para una hamburguesa en clave gringa que en un sandwich tan criollo como el chacarero. Aún así, como dicen por ahí, se dejaba comer.

Más allá de los detalles lo cierto es que pudimos cumplir con los objetivos de ese domingo. Es decir, comer algo y ver el partido de fútbol que daban por la tele. Aunque claro, el crudo y sobre todo el chacarero tuvieron sus fallas. Y ni hablar de la tele, porque en algún momento la imagen del partido se congeló y debimos terminar viendo el juego en el teléfono de los gentiles ocupantes de la mesa del lado. Aún así, a pesar de todo, se trató de un buen momento. Buenos momentos que se pueden seguir viviendo en las numerosas fuentes de soda que hay en la ciudad y el país. ¿Por cuánto tiempo más? Difícil saberlo.

CONSUMO TOTAL: $26.350