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Las nuevas alianzas entre países que definen el tablero global

En medio de la incertidumbre provocada por los aranceles que ha impuesto Donald Trump a distintos países -incluso a aquellos que eran sus socios comerciales y estratégicos, sumado a la creciente amenaza de Rusia en Europa, y el temor de un conflicto de China en Taiwán-, Estados clave están buscando nuevas asociaciones. Incluso, Washington estaría presionando a algunos de sus aliados para que se decanten por un bando.

La guerra de Rusia en Ucrania, que ya se extiende por más de tres años, y los desafíos que esto presenta para la seguridad europea -sumado a la política de aranceles que ha implementado Donald Trump tras su llegada a la Casa Blanca en enero pasado- no solo han provocado un remezón geopolítico, sino que también se ha producido un quiebre en las alianzas tradicionales. Así, los distintos países buscan establecer nuevas estructuras de poder.

Una de las características distintivas de este nuevo orden mundial emergente es la redistribución del poder global. El sistema de alianzas económicas, militares y diplomáticas occidentales, cuidadosamente cultivado por Estados Unidos durante décadas, fue durante mucho tiempo una fuente de fortaleza en tiempos de crisis. Sin embargo, la administración de Donald Trump lanzó una guerra comercial global para recalibrar los desequilibrios comerciales, sobre todo con China, pero también con aliados de larga data, como Canadá y la Unión Europea.

El auge de las alianzas regionales también está configurando el panorama, pero estos bloques son más impredecibles que nunca. Organizaciones como los Brics -que ha sumado a cinco nuevos miembros desde el año pasado- y la Asean fomentan la cooperación entre países con objetivos compartidos, lo que amplifica su influencia colectiva en los asuntos globales. Los expertos han señalado que aunque esta multipolaridad ofrece oportunidades de colaboración, también introduce complejidades, ya que las naciones compiten por influencia en áreas como el comercio, la tecnología y la seguridad.

El Presidente Donald Trump en el Salón Oval. Foto: Archivo

Por otro lado, Canadá y la Unión Europea se han unido. Reino Unido y la UE han logrado un acercamiento cinco años después de que Londres abandonara oficialmente el bloque. Y ahora este trabaja para estrechar relaciones comerciales con India y Sudáfrica, así como con países sudamericanos y asiáticos.

La Unión Europea no es la única potencia mundial que ha adoptado esta estrategia. Canadá también se está acercando al sudeste asiático, mientras que Brasil y México trabajan para profundizar sus vínculos. De esta manera, cual cubo de Rubik, los países buscan reacomodar sus alianzas, tanto económicas como geopolíticas.

El triángulo europeo

En este contexto, el triángulo Londres-París-Berlín resucitó este jueves con la firma de un tratado de defensa histórico, en una clara muestra de cómo los líderes europeos se están uniendo para enfrentar un panorama de seguridad perturbado por la política exterior, conocido como “Estados Unidos primero” de Trump y el ataque de Vladimir Putin a Ucrania.

Es así como un acuerdo anglo-alemán fue firmado por el primer ministro Keir Starmer y el canciller Friedrich Merz durante su visita a Londres, que abarca energía, cooperación económica y migración, además de defensa. Se basa en un pacto firmado en octubre pasado, en virtud del cual ambos acordaron cooperar en defensa mutua, con ejercicios militares conjuntos y el desarrollo de armas sofisticadas.

El tratado incluye el compromiso de ambos países de considerar cualquier amenaza contra uno de ellos como una ofensiva contra el otro, declarando que se “asistirán mutuamente, incluso por medios militares, en caso de un ataque armado contra el otro”.

El Presidente de Francia, Emmanuel Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer. Foto: Archivo

“Reino Unido y Alemania han avanzado en los últimos años en el fortalecimiento de la cooperación en materia de seguridad y otras relaciones con Francia”, dijo a The New York Times, Mark Leonard, director del centro de estudios Council of Foreign Relacions. Sin embargo, la relación británico-alemana ha evolucionado con mayor lentitud. “La firma de este tratado es realmente un gran paso adelante”, añadió.

Este acuerdo antecedió al encuentro que tuvieron la semana pasada Francia y Reino Unido en el que hicieron una declaración en la que señalaron que toda amenaza externa provocaría una respuesta de ambas naciones y que los dos se coordinarán en materia de política, capacidades y operaciones nucleares.

“La causa inmediata de este acercamiento es el efecto conjunto de Putin y Trump. La tarea de liberar a Europa de su excesiva dependencia, que ha durado décadas, del poder militar estadounidense es tan vasta que resulta esencial una estrecha cooperación trilateral en materia de defensa, seguridad y política exterior entre Londres, París y Berlín. Las bases para ello se están sentando ahora”, escribió el diplomático británico Peter Rickets en el diario Financial Times.

Australia y Japón

La sombra de China, tanto a nivel de la guerra comercial como ante un posible conflicto, ha hecho que Estados Unidos presione a ciertos países para que tomen un bando. Eso fue lo que ocurrió con Japón -con el que Washington se encuentra negociando de manera infructuosa un acuerdo de aranceles- y Australia.

Según el Financial Times, el Pentágono les estaría pidiendo a ambos países que dejen claro qué papel desempeñarían si Estados Unidos y China entraran en guerra por Taiwán, en un esfuerzo que ha frustrado a los dos aliados estadounidenses más importantes en el Indo-Pacífico.

Elbridge Colby, subsecretario de Defensa de Estados Unidos para políticas, escribió en X que el Pentágono estaba implementando la agenda de Trump de “restaurar la disuasión y lograr la paz mediante la fuerza”. Añadió que esto incluía “instar a los aliados a aumentar su gasto en defensa y otros esfuerzos relacionados con nuestra defensa colectiva”. Un funcionario de defensa estadounidense dijo que el “tema principal” de las discusiones con los aliados era “intensificar y acelerar los esfuerzos para fortalecer la disuasión de una manera equilibrada y equitativa”.

“Se están llevando a cabo planes operativos concretos y ejercicios con aplicación directa a una contingencia en Taiwán con Japón y Australia”, dijo al diario una fuente familiarizada con las negociaciones. “Pero esta solicitud sorprendió a Tokio y Canberra porque Estados Unidos no ofrece garantías de un cheque en blanco a Taiwán”.

Shigeru Ishiba, primer ministro de Japón, habla durante una conferencia de prensa en su residencia oficial en Tokio, Japón, el lunes 11 de noviembre de 2024. Foto: Archivo Kiyoshi Ota

Tokio no podía ignorar la presión estadounidense respecto de un posible conflicto con Taiwán, dada la naturaleza “desigual” de su relación, dijo al diario South China Morning Post, Chen Yang, investigador visitante del Instituto de Estudios Japoneses de la Universidad de Liaoning.

“El gobierno japonés no declarará públicamente, y es poco probable que lo haga, qué papel desempeñaría en una supuesta contingencia en Taiwán”, afirmó Chen.

En cambio, Japón puede señalar su apoyo con medidas como profundizar la cooperación en seguridad y defensa con Estados Unidos o aumentar las compras de armas estadounidenses, según Chen, que dijo que era muy probable que Tokio también “usara este (tema) como un recurso de presión en las negociaciones arancelarias con Estados Unidos”.

En este sentido, el caos comercial provocado por los aranceles está obligando a los aliados de Estados Unidos a acercarse o bien a tomar distancia. Mientras esto sucede, la Unión Europea intenta posicionarse en el centro de un nuevo mapa comercial global. El bloque se enteró este fin de semana de que Washington le impondría aranceles del 30% a partir del 1 de agosto, y ahora, como muchos de los socios comerciales de Estados Unidos, también busca amigos más confiables.

“Vivimos tiempos turbulentos, y cuando la incertidumbre económica se une a la volatilidad geopolítica, socios como nosotros debemos acercarnos más”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen el domingo en Bruselas, en una conferencia de prensa junto al Presidente indonesio, Prabowo Subianto.

La agencia Bloomberg informó el lunes que la UE está reforzando su cooperación con países importantes como Japón y Canadá, y planea ampliar la coordinación con países perjudicados por las políticas arancelarias de Trump. Esto fue interpretado por los analistas como un cambio de enfoque de la UE hacia la cooperación multilateral, dado que las negociaciones se encuentran en un punto muerto, con Washington manteniendo los aranceles sobre automóviles y productos agrícolas.

La UE ha intensificado recientemente su cooperación con diversos países. El mes pasado, estableció una alianza de seguridad y defensa con Canadá, y la próxima semana celebrará una cumbre con Japón y firmará un acuerdo para la construcción conjunta de una red satelital.

Además, la UE se centra en ampliar su red comercial con los países de Asia-Pacífico. Recientemente, se ha debatido la posibilidad de unirse al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP), que incluye a Japón, Vietnam y Singapur, y se están llevando a cabo negociaciones con la India para concluir un TLC antes de finales de año.

“Los aranceles estadounidenses se basan en un realineamiento geopolítico y en la decisión de tomar partido entre Estados Unidos y China. Si Europa no quiere tomar partido, no hay problema, pero conlleva un riesgo adicional que no estoy convencida de que los ciudadanos de la UE sean conscientes de que tendrán que pagar en el futuro ni estén dispuestos a asumirlo”, escribió en X la experta en geopolítica austríaca, Velina Tchakarova.

Wendy Cutler, vicepresidenta del Instituto de Política de la Sociedad Asiática, señaló al portal Business Korea, que actualmente “los países que tienen dificultades para satisfacer las demandas estadounidenses están cooperando mutuamente y existe una fuerte tendencia a reducir la dependencia de Estados Unidos”.

En la misma línea, el diario The New York Times señaló: “Ahora, la atención se centra en la fuerza con la que los países que excluyen a Estados Unidos pueden unirse para responder eficazmente a este país”.

Sin embargo, el consenso predominante es que es prematuro afirmar que se ha formado una coalición oficial antiestadounidense. Esto se debe a que aún no se ha dado una respuesta conjunta a los aranceles de Trump en sistemas multilaterales como la UE, los Brics y la Asean.

El profesor Alexander Hind, de la Universidad de Melbourne, dijo a Business Korea que “es prematuro afirmar que los países del sudeste asiático se han unido en un solo frente”, pero añadió que “si la administración Trump continúa alterando el orden comercial, la situación podría cambiar”.

Eso si esta tendencia está entrelazada con una estrategia de distanciamiento de China. “Se están llevando a cabo discusiones dentro de la UE para visualizar un nuevo orden comercial que excluya tanto a EE.UU. como a China”, escribió The New York Times. La desconfianza de la UE hacia China ha estado creciendo recientemente, debido a problemas como el control de Beijing de las exportaciones de imanes de tierras raras, los conflictos arancelarios de los vehículos eléctricos y el apoyo militar a Rusia.

Richard Hausmann, de la Universidad de Harvard, escribió en un ensayo en Foreign Policy que “China es el mayor ganador geopolítico de las guerras comerciales de Trump. Mientras que una invasión de Taiwán podría haber implicado sanciones comerciales paralizantes por parte de una alianza occidental unida, China ahora se enfrenta a un Occidente desunido”, indicó.

Imagen oficial de cumbre del BRICS en Rio de Janeiro a comienzos de julio, 2025. Foto: Archivo

“La cohesión occidental se erosionará aún más a medida que China profundice sus lazos económicos con países occidentales, ahora rechazados por Estados Unidos. Si el objetivo de Trump era fortalecer la posición global de China, es difícil imaginar cómo podría haber sido más eficaz”, añadió.

Al parecer, consciente de esta tendencia, China está acelerando la expansión de la cooperación con los Brics (que cuenta con 11 Estados miembros, incluida Indonesia, que se unió este año, que representan la mitad de la población mundial y el 40% de la economía global, superando al G7 en 20 billones de dólares) y los países del Sur Global (países emergentes y en desarrollo no europeos).

Pero “lo que define hoy a los Brics es una ambición más sutil y estratégica: aislarse de la influencia de Washington y, al mismo tiempo, cooperar para construir una base industrial conjunta de alta tecnología”, escribió el diario The Guardian en un editorial.

“La visión de los Brics de un crecimiento inteligente y limpio se ajusta a las deficiencias del orden global. Pero no están unidos: el potencial verde de Rusia está sepultado bajo su política de combustibles fósiles. Arabia Saudita se protege, coqueteando con los Brics, mientras se aferra a Estados Unidos, con acuerdos en juego. La mayoría de los Estados miembros del grupo temen que una China poderosa pueda superar al resto”, añadió.

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