Los empresarios que hicieron grandes fortunas con innovadores emprendimientos
Iniciaron sus proyectos desde cero y hoy lideran gigantescos holdings, manejan fortunas sin precedentes y generan un gran número de empleos. Exitosos emprendedores que sin haber pasado por alguna escuela de negocios usaron conceptos académicos para llevar a cabo sus exitosas ideas.

Miles de personas alrededor del mundo sueñan con hacerse millonarios con su negocio propio, poder ayudar a la comunidad con una iniciativa o simplemente, poder llevar al mercado una idea propia y ser sus propios jefes. Experiencias hay muchas, unos lo logran, otros fracasan, pero también hay emprendedores que partiendo desde cero han logrado construir imperios que trascienden por sobre todas sus expectativas.
El caso más emblemático en este listado es sin duda el estadounidense Steve Jobs, el CEO de Apple estuvo un semestre en Reed College en Oregon. Abandonó la universidad para trabajar en diferentes proyectos de computación y después de años de trabajo consiguió desarrollar al gigante tecnológico que hoy lo hace dueño de una fortuna que supera los 5.500 millones de dólares.
A principios de la década de los 90 volar en avión era un servicio al que pocos podían aspirar, pero Richard Branson ya pensaba en volar al espacio, y hoy, a comienzos de una nueva década, Branson ya piensa en viajar hasta el fondo del mar. Este empresario británico comenzó sus operaciones cuando tenía 16 años, en ese entonces ya tenía una revista junto a un amigo. Meses después, crearon una compañía llamada "Virgin", que vendía y distribuía discos de música por correo. Nunca imaginaron que sería el comienzo de Virgin Group, uno de los holdings más poderosos del mundo, que agrupa a más de 200 empresas, entre las cuales destaca la línea aérea Virgin Atlantic, y los innovadores proyectos de Virgin Galatic, la primera empresa que llevará a turistas comunes y corrientes al espacio, y la nueva creación denominada Virgin Oceanic, donde la gente podrá viajar hasta las profundidades del océano. Actualmente, Branson es considerado una de las 200 personas más ricas del mundo, con un patrimonio que supera los 4 mil millones de dólares.
Erik Kaster cambió la universidad por trabajar junto a su abuelo. Desde los 16 años se desempeñó como su ayudante, pero su verdadera intención era convertirse en su aprendiz. En la práctica Erik aprendió todo sobre negocios y comenzó a trabajar en su gran pasión, el diseño y el arte. Para combinar ambas actividades, fundo la empresa Eleek, organización que construye diferentes piezas de albañilería con materiales reciclados que obtiene de los depósitos de basura o chatarra, la mayoría ubicados en Oregon, Estados Unidos.
La historia de Divine Bradley está más ligada a la acción social. Vivió toda su vida en Brooklyn, Nueva York, y cuando era apenas un escolar empezó a mostrar su preocupación por los jóvenes de su barrio que no tenían un lugar para reunirse y tenían que quedarse en las calles, cerca de los peligros como las drogas, pandillas y violencia racial. Sin tener ningún interés de por medio, abrió el subterráneo de su propia casa e improviso una sede social, donde sus amigos podían jugar pool, ping pong y otras actividades recreativas.
El éxito que tuvo su improvisado plan lo motivó para continuar desarrollando su función social pero a una escala mayor. Reunió a los vecinos que frecuentaban su sótano y fundó el "Team Revolution", una organización conformada por varios grupos de jóvenes que recorrían Nueva York para recaudar fondos para construir otros centros sociales. Lograron reunir 25 mil dólares que ayudaron a materializar la primera etapa del plan de Bradley, que hoy concentra sus esfuerzos en replicar el modelo de gestión en otros barrios de Nueva York y en otras ciudades de EEUU, donde además agregó programas sociales.
En Estados Unidos, Divine es conocido como el Social Entrepreneur (emprendedor social) y recorre el país dando charlas en universidades y otras organizaciones para explicar su modelo de gestión, siempre bajo el lema "The best way to predict the future is to create it" ("La mejor manera de predecir el futuro, es creándolo").
A fines de la década de los 90 dos amigos del colegio, Jeffrey Kalmikoff y Jake Nickell se ganaban la vida vendiendo poleras a sus compañeros y profesores. Utilizaban diseños innovadores y con frases cómicas que llamaban la atención de todo el mundo. Cuando cursaban su último año escolar en Chicago, EEUU, participaron de un concurso de diseño, el cual ganaron sin problemas y obtuvieron mil dólares de premio. Invirtieron el dinero y a mediados de 2000 crearon la empresa Threadless, comenzaron vendiendo por internet con la particularidad que los usuarios podían diseñar sus propios modelos. El éxito les permitió arrendar un pequeño local en las afueras de Chicago.
Actualmente, Threadless mantiene su sistema de diseño vía web, está presente en varias ciudades de Estados Unidos y se ha convertido en una de las empresas textiles más grandes del país. Pese al éxito, Kalmikoff dejó su puesto como CEO de la organización para continuar con proyectos personales. De todas formas, continúa recorriendo EEUU junto a Nickell dando charlas a grandes empresarios y universitarios.
EMPRENDIMIENTO CHILENO
En Chile, el ejemplo más similar de estos casos es Luis Martínez Moreno, más conocido como "El Conejo", quien conquistó Nueva York vendiendo el tradicional maní confitado. Pero el comienzo no fue nada sencillo. Martínez trabajo como ascensorista, junior y salvavidas de piscinas públicas, ganando muy poco dinero y trabajando en condiciones extremas.
Siguiendo el ejemplo de varios comerciantes extranjeros que trabajan en Estados Unidos, Martínez probó suerte con el maní. Construyó un carrito y salió a vender a las esquinas más famosas de la ciudad, algo que no es nada sencillo, ya que los vendedores defienden su territorio de trabajo como si fuera una verdadera guerra. Utilizando su ingenio, el chileno logró establecerse en los mejores sitios de la ciudad, calles turísticas y lugares típicos, lo que le permitió crecer a cifras gigantescas. Pasó de tener un carro de ventas a 18, dándole empleo a más de 20 personas, la mayoría chilenos.
En Estados Unidos consolidó una fortuna, lo cual le permitió replicar su modelo de negocio en Chile, donde instaló más de 160 carros por todo el país a la espera de sumar unidades en diferentes países de sudamérica, aprovechando un acuerdo con empresas de retail como Easy y Jumbo. Para explicar el gran éxito que ha tenido, pese a no contar con formación académica, su explicación siempre ha sido "no soy ingeniero, pero soy ingenioso", una de las claves que hacen la diferencia al momento de convertirse en un emprendedor exitoso.
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