El viernes pasado, en absoluto silencio, Claudio Bravo llegó a Chile. Ninguna cámara lo esperaba. El capitán de la Selección se retiró rápidamente hacia su hogar, sin el acoso periodístico que acostumbra a recibir cada vez que pisa tierra nacional. En su mente no estaba la intención de sumarse a la delegación chilena, que dos días después viajó a Estados Unidos para iniciar la preparación de la Copa América.

La cabeza de Bravo no ha estado enfocada en los próximos desafíos futbolísticos. Emma, su hija menor, que nació el pasado 27 de marzo, ha estado con problemas de salud y, por lo mismo, durante estos últimos días, el futbolista ha pasado gran parte del tiempo en la Clínica Alemana, en Vitacura, realizándole una serie de exámenes.

Su mujer, Carla Pardo, a través de Instagram, explicaba el difícil momento que atraviesa Emma. "Esto no se lo doy a nadie, me dolía hasta el alma de ver sufrir a mi pequeña. Pero ya pasó, se está recuperando y lo mejor es que estamos en casa", publicó en abril. La pequeña, sin embargo, ha seguido bajo observación.

En la Selección no ocultan su preocupación. Es un asunto complejo. A tal punto que los funcionarios evitan entregar detalles del momento del capitán. Ni siquiera Arturo Salah, presidente de la ANFP, quiso confirmar su arribo a Estados Unidos: "Lo hará durante estos días", dijo el timonel, en su llegada a San Diego. El portero, efectivamente, no estará hoy en el amistoso ante México, pero la buena noticia para la escuadra nacional es que ya se embarcó ayer a Estados Unidos, desde Santiago.

Hoy ya debería ponerse bajo las órdenes de Juan Antonio Pizzi. Cerca de las 8 de la mañana (hora del Pacífico, en EE.UU.) arribaba al país del norte y luego se trasladaba a San Diego, para ver el compromiso amisto con el conjunto azteca.

Obviamente, esto tiene contento al DT, quien ha seguido atento la situación del oriundo de Viluco. Pizzi y su ayudante, Manuel Suárez, han conversado regularmente con el futbolista. Su estado de ánimo les preocupa, más aún cuando asumen su rol de líder al interior del equipo. "Quiero manifestar que nos preocupa más el bienestar de Claudio y su entorno que la aceleración por integrarse a la Selección", sostuvo el técnico de la Roja.

Sus compañeros también están atentos a su situación. "He hablado con él. Está mucho mejor, pero ese es un tema que es muy privado. Tiene que hablarlo el entrenador con Claudio. Ojalá todo esté bien por Claudio y su familia. Es complicado cuando uno tiene problemas así", señaló Arturo Vidal. "Todos queremos que Claudio Bravo esté con nosotros", dijo, hace unos días, Cristopher Toselli.

Lo bueno para el cuerpo técnico es que llegó antes de lo estipulado, puesto que se esperaba su arribo a la Selección para el viernes, incluso. Al arquero ya se le había planteado que era totalmente entendible si no aceptaba jugar la Copa América Centenario, debido a su problema personal. Y, por lo mismo, el hecho de que ya esté con sus compañeros indica que los peores días del capitán ya pasaron.

Pizzi cuenta con Bravo, cuyo último partido se remonta al 30 de abril, cuando se lesiona jugando por Barcelona contra el Betis. La misión del rosarino, ahora, es recuperar por completo al líder de la Roja, el dueño del arco y la jineta del equipo.