Durante los casi 100 años que ha estado abierto, Abbey Road ha albergado todas las grandes marcas de música clásica, jazz, cine y pop, desde Yehudi Menuhin hasta Pink Floyd, desde Star Wars hasta Oasis, desde Noël Coward hasta Glenn Miller. En cierto sentido, fue el primer estudio de grabación especialmente diseñado. Dado el hecho de que la mayoría de los registros hoy en día se hacen en computadoras, también puede ser el último. La mayoría, como la mayoría de las empresas modernas, trabajan desde casa en estos días.

Sin embargo, las bandas [como Los Tres] todavía quieren grabar en Abbey Road debido a los Beatles. Como todo lo demás en el negocio de la música, su interés en grabar donde grabaron los Beatles se debe a razones que se basan en parte en su creencia en la tecnología y en parte en su creencia en su opuesto, que es la magia.

Abbey Road, o como se llamaba en ese momento, EMI Recording Studios en St John’s Wood, fue solo el segundo estudio de grabación en el que los Beatles habían estado cuando llegaron allí en 1962. Fueron tan afortunados en la elección de EMI como lo fue su compañía discográfica EMI al hacerlos firmar.

En los años siguientes, ellos y su productor George Martin ampliaron enormemente el vocabulario de lo que un grupo pop podía hacer en un estudio. Cualquier cosa que quisieran, desde una orquesta completa tocando un solo acorde hasta la doble pista automática que hacía que la voz de John Lennon sonara tan de otro mundo, el estudio y sus ansiosos técnicos podían proporcionar.

Los Beatles nunca necesitaron ir a ningún otro lado. Era su lugar de trabajo. Esa es la ciencia. Cuando tomaron esa famosa foto en el paso de cebra en el verano de 1969, fue al final de su último trabajo juntos. La única imagen utilizable era una de ellas que se alejaba del estudio. Esa es la magia.

Por David Hepworth, periodista y autor del libro Abbey Road: The Inside Story of the World’s Most Famous Recording Studio.