Qué es la “flota fantasma” de Rusia y cómo es utilizada para evadir las sanciones de Occidente
Ante las sanciones que se le han aplicado tras el inicio de la invasión a gran escala en Ucrania, el país ha intensificado la actividad de estos barcos dedicados a comercializar su petróleo, según informes. Se estima que el número de buques con bandera falsa aumentó en al menos un 65% en 2025.
A lo largo de la invasión a gran escala que Rusia inició en Ucrania en febrero de 2022, el país presidido por Vladimir Putin ha aumentado la actividad de su “flota fantasma”, lo que le ha permitido evadir las sanciones de Occidente en cuanto a la comercialización del petróleo ruso.
Rusia figura como uno de los tres principales exportadores de petróleo de todo el globo, junto con Estados Unidos y Arabia Saudita.
De acuerdo a los datos de la Administración de Información Energética de Estados Unidos, el país produjo alrededor del 10% del petróleo mundial en 2024, es decir, dos años después de que estallara la guerra.
Antes de que las tropas rusas entraran en el territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022, la mayoría de sus exportaciones se realizaban a través de tanqueros occidentales.
Sin embargo, según las estimaciones de la firma de análisis financiero S&P Global, actualmente hasta cuatro de cinco tanqueros que transportan petróleo ruso carecen de un seguro reconocido por alguna de las 12 compañías mutuas de seguros del Grupo Internacional de Clubes de Protección e Indemnización, que cubren aproximadamente el 90% de toda la carga marítima.
Especialistas consultados por la BBC afirmaron que lo anterior sugiere que la “flota fantasma” de Rusia transporta hoy el 80% del petróleo ruso, a través de un sistema mediante el que se evaden las sanciones occidentales.
De esta manera, ofrecen crudo a compradores que buscan precios más económicos.
Entre los clientes que han comprado petróleo transportado por la “flota fantasma” se encuentran firmas en países como Irán y Venezuela.
No obstante, también se han registrado adquisiciones por parte de empresarios occidentales, según informaciones rescatadas por el citado medio.
Pero las operaciones de la “flota fantasma” van más allá de la exportación de petróleo.
También, según acusaciones de líderes occidentales, ha sido utilizada para realizar actos de sabotaje y espionaje contra los países de la OTAN en Europa, así como contra cables y oleoductos submarinos que utilizan.
Las estimaciones de S&P Global afirman que casi uno de cada cinco tanqueros en alta mar forma parte de la flota clandestina. Se trata de barcos usualmente antiguos que circulan bajo banderas poco conocidas y comercializan crudo desde países sometidos a sanciones.
Según la firma de análisis financiero, el 50% transporta únicamente petróleo y sus derivados rusos, mientras que el 20% solo iraníes y el 10% solo venezolanos.
El 20% restante no está afiliado a ningún país en específico y transporta crudo producido por más de uno de los países sancionados, según S&P Global.
Los más grandes trabajan para los tres países mencionados y navegan principalmente hacia India y China, que figuran como los mayores importadores marítimos de petróleo y derivados.
Turquía, Singapur y los Emiratos Árabes Unidos son algunos de los compradores en menor escala del petróleo ruso.
Qué es la “flota fantasma” de Rusia y cómo es utilizada para evadir las sanciones occidentales
El economista jefe del Instituto de la Escuela de Economía de Kyiv, Benjamin Hilgenstock, describió en una entrevista con la BBC a la “flota fantasma” rusa como “una flota paralela de petroleros que le permite eludir las sanciones”.
Aseguró que generalmente son barcos “viejos”, que “no reciben el mantenimiento adecuado” y “es poco probable que estén suficientemente asegurados contra derrames” de crudo.
“Aproximadamente tres cuartas partes de las exportaciones marítimas de petróleo de Rusia deben partir de puertos en los mares Báltico y Negro, lo que significa que estos buques transitan por aguas europeas varias veces al día”, agregó Hilgenstock.
Con el objetivo de evitar ser descubiertos, realizan transferencias de petróleo de barco a barco en aguas internacionales, en zonas donde la vigilancia es menor.
En ciertas ocasiones, eligen instancias con condiciones climáticas complejas, para así reducir el riesgo de ser encontrados en medio de las transacciones.
Los buques de la “flota fantasma” suelen desactivar o manipular sus sistemas de identificación automática, para que así no se pueda acceder a datos como su nombre, ubicación, tipo de barco, velocidad o trayectoria.
Junto con ello, ocultan datos de propiedad a través de cambios en su bandera de registro o mediante la navegación sin bandera.
Los operadores pueden llegar a cambiar el nombre del buque en múltiples ocasiones dentro de un mismo mes.
Las embarcaciones también pueden convertirse en lo que se conoce como “buques zombie”, es decir, que emiten números de registro únicos de la Organización Marítima Internacional asignados a buques destinados al desguace.
De acuerdo a datos obtenidos por el citado medio de la firma de análisis marítimo Windward, el número de buques con bandera falsa aumentó en al menos un 65% en los primeros ocho meses de 2025.
Se estima que la flota clandestina cuenta actualmente con unas 1.300 embarcaciones.
A mediados de septiembre, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que la Unión Europea (UE) y muchos de sus países miembros “mantienen una postura bastante hostil hacia Rusia”.
“Creen erróneamente que la continuación de las sanciones podría influir en la política de Rusia”, dijo, antes de sugerir que Moscú es “inmune” al efecto de las sanciones occidentales.
En octubre, el gobierno ruso manifestó que “se reserva derecho a responder” a las sanciones de la UE y que las de Estados Unidos “no suponen un problema”.
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