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Qué es la “visa antiwoke” de Rusia para atraer a ciudadanos de otros países y qué busca el Kremlin con este programa

La describen como una iniciativa que brinda “asistencia humanitaria a personas que comparten los valores espirituales y morales de Rusia”. Quienes la han recibido, acusan que sus creencias se están erosionando en el mundo occidental. Analistas afirman que el visado tiene un carácter estratégico.

Qué es la “visa antiwoke” de Rusia para atraer a ciudadanos de otros países y qué busca el Kremlin con este programa. Foto: archivo.

En agosto de 2024, el mandatario de Rusia, Vladimir Putin, anunció un permiso de residencia para los migrantes que deseen vivir en el país y compartan las ideas tradicionales y conservadoras que promueve el Kremlin.

La “Visa de Valores Compartidos” va dirigida a ciudadanos o residentes permanentes de la mayoría de los países europeos, Estados Unidos, Australia y Japón, entre otras decenas de territorios.

De acuerdo a las autoridades rusas, el objetivo de este visado es “brindar asistencia humanitaria a personas que comparten los valores espirituales y morales de Rusia”.

Es por esto que la “Visa de Valores Compartidos” también es conocida informalmente como la “visa antiwoke”.

El término woke tiene su origen en Estados Unidos y hace referencia, a grandes rasgos, a una forma despectiva que algunos grupos conservadores utilizan para aludir a quienes defienden políticas más liberales o progresistas en temas como, por ejemplo, los derechos de la comunidad LGBTIQ+.

Cabe recordar que dicho movimiento, en Rusia, es considerado “extremista”.

En redes sociales y en los medios estatales rusos se relatan casos en los que migrantes occidentales que residen en Rusia, o tienen previsto hacerlo, elogian el país como un mejor lugar para vivir.

Estas personas tienden a expresar duras críticas contra los cambios que han ocurrido en sus países de origen, en ámbitos generalmente relacionados a la religión, la familia, la migración, el rol de las mujeres en la sociedad, y la diversidad sexual y de género.

Describen a Rusia como un país que mantiene valores tradicionales y conservadores. Y, a su vez, acusan que estos se están erosionando en el mundo occidental.

Según afirmó una portavoz del Ministerio del Interior ruso a Deutsche Welle, 1.156 personas solicitaron la “Visa de Valores Compartidos” hasta mayo de 2025, es decir, nueve meses después de la implementación del programa.

La portavoz detalló que la mayoría de estos individuos, 224, tienen nacionalidad alemana.

Los aspirantes a este visado no necesitan demostrar conocimientos de ruso ni de la cultura o las leyes locales.

No obstante, sí deben declarar su desacuerdo con las políticas de su país de origen.

La “Visa de Valores Compartidos” permite la residencia en el país por tres años, pero puede renovarse y, eventualmente, quienes la hayan obtenido y cumplan con los requisitos establecidos pueden solicitar la ciudadanía rusa más adelante.

A quiénes atrae la “visa antiwoke” de Rusia para residir en el país

Registros divulgados por los canales oficiales del Ministerio del Interior ruso a mediados de agosto de 2024 muestran a una familia estadounidense de cinco miembros, quienes recibieron permisos para vivir y trabajar en Rusia, tras abandonar su residencia en Estados Unidos.

El padre de la familia, Leo Hare, declaró en ese entonces: “Siento como si me hubieran puesto en un arca de seguridad para mi familia”.

“Quiero agradecer al presidente Putin por permitir que Rusia se convirtiera en un buen lugar para las familias en este clima mundial”, agregó el hombre de 61 años.

Su esposa, Chantelle Hare, de 51 años, afirmó: “En cierto modo, siento como si me acabara de casar con Rusia”.

“Espero construir un futuro aquí con mi familia. Espero con ilusión las oportunidades que tendrán mis hijos”.

Desde la cartera del Interior describieron a los Hare en el pie de una publicación de Telegram como “otra familia estadounidense que ha elegido nuestro país para vivir”.

Y aseguraron que, “en el futuro, Leo y Chantelle planean obtener la ciudadanía rusa, entendiendo que en nuestro país los valores tradicionales están protegidos por el Estado”.

Según rescata el Washington Post, los Hare se han descrito a sí mismos como una familia de “migrantes morales”, quienes optaron por mudarse a Rusia en busca de valores tradicionales y conservadores que, según ellos, se están perdiendo en los países occidentales.

La mencionada familia estadounidense recibió asilo en Rusia apenas unos días antes de que Putin firmara, en agosto de 2024, el decreto que ofrece la “Visa de Valores Compartidos” a los ciudadanos de más de 40 países.

Entre estos se encuentran Estados Unidos, Reino Unido y la mayor parte de las naciones miembro de la Unión Europea.

Desde ese entonces, se han viralizado historias de extranjeros que han llegado a Rusia con este visado. Y sus casos han recibido una amplia cobertura de los medios estatales rusos, afines a los intereses del Kremlin.

La legisladora rusa Maria Butina, quien figura como la principal impulsora de este programa, afirmó al citado periódico estadounidense que desde inicios de este año hasta principios de julio se emitió esta visa a alrededor de 700 personas.

De la misma manera, comentó, cientos de extranjeros han llegado a Rusia con visas de trabajo, estudios o como cónyuges de ciudadanos rusos.

“Las personas LGBT y los migrantes son las dos principales razones de por qué la gente se muda”, afirmó Butina.

Qué es la “visa antiwoke” de Rusia para atraer a ciudadanos de otros países y qué busca el Kremlin con este programa. Foto: archivo.

Y agregó: “Sienten que hay demasiados migrantes en Europa o no aceptan los valores LGBT”.

Butina es conocida en Estados Unidos como la activista política rusa que fue acusada de infiltrarse en círculos políticos conservadores para promover los intereses de Moscú.

En 2018, fue condenada en el país norteamericano por actuar como agente extranjera no registrada, lo que le significó una pena de 18 meses de prisión.

Posteriormente, fue liberada y deportada a Rusia, en octubre de 2019.

Actualmente, junto con ejercer sus labores como legisladora, dirige una organización llamada Welcome to Russia, la cual ayuda a extranjeros que desean obtener la “Visa de Valores Compartidos”.

A finales de 2024, en noviembre, Butina también estrenó un programa llamado Familia - Rusia en la señal estatal rusa RT, en el que se relatan historias de personas que han abandonado sus países para mudarse a Rusia.

Dicho medio de comunicación se encuentra bajo sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Y se le ha acusado ampliamente de ser una vía de propaganda y desinformación del Kremlin.

Aunque Rusia espera que quienes lleguen al país con la “Visa de Valores Compartidos” tengan los recursos suficientes para su sustento, el gobierno también ha desarrollado iniciativas para ayudarles con la vivienda y la inserción laboral.

Asimismo, quienes consiguen un permiso de residencia, pueden obtener pensiones y pagos por hijos, además de acceder a atención médica, entre otros beneficios.

En la entrevista con el Post, Butina aseguró que Rusia considera este visado como “una misión humanitaria”.

“Nuestro trabajo no es atraer gente. Siendo sinceros, es bastante difícil. Hay que adaptar a estas personas, ayudarles con su trabajo, encontrar una escuela para sus hijos. Es un proceso muy complejo”, declaró.

“Probablemente sería más correcto llamarlo una visa de asilo espiritual. La gente se muda porque busca el arca de Noé, no porque Rusia los busque”.

Sin embargo, una investigación periodística del medio independiente ruso Important Stories reportó que RT presuntamente financia a una red de blogueros que producen videos en los que migrantes que llegan a Rusia elogian al país y critican al mundo occidental.

Según se afirma, el Kremlin ha recurrido a estas medidas para fortalecer su imagen, en medio de un escenario en el que Rusia ha enfrentado sanciones internacionales y en el que sus tropas continúan con la invasión a gran escala que iniciaron en Ucrania, en febrero de 2022.

Qué busca Rusia al ofrecer su “visa antiwoke” para residir en el país

La jefa del Departamento de Sociología del Instituto de Estudios de Europa del Este de la Universidad Libre de Berlín, Katharina Bluhm, describió este programa de visado como parte de “una política simbólica”.

La especialista dijo a Deutsche Welle que “con esta visa y las historias positivas sobre Rusia, el país busca dar a sus propios ciudadanos el mensaje: ‘Miren, hay gente que viene acá porque les ofrecemos lo que echan de menos en el decadente Occidente’”.

Junto con ello, según el análisis de Bluhm, la medida busca comunicar a los ciudadanos de otros países: “‘Pueden venir a nosotros si todo eso les molesta tanto. Representamos la mejor Europa, la Europa del patriotismo, los valores tradicionales y los roles de género que ya no existen en ningún otro lugar’”.

Sin embargo, también hay otros factores, tales como la baja tasa natalidad que Rusia —al igual que otros países del globo— ha enfrentado durante años.

En el caso del país presidido por Putin, a este escenario se le suman las pérdidas humanas y el aumento de la migración desde que las fuerzas rusas iniciaron la invasión a gran escala en Ucrania.

El académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), Guido Larson, concuerda con ese análisis.

En conversación con La Tercera, afirma que “una primera dimensión está relacionada con lo que en la teoría política internacional se denomina soft power (o ‘poder blando’)”.

“Está ligado a concepciones de cultura, de valores y de ciertos paradigmas normativos. Y de cómo ello incide un impacto en la opinión política mundial”.

Refiriéndose al visado, Larson afirma que “hay un intento de alinearse con cosmovisiones más conservadoras”, lo que puede llevar a un incremento del “poder blando” por parte de Moscú, en términos de persuasión y atracción de personas con perspectivas afines.

Qué es la “visa antiwoke” de Rusia para atraer a ciudadanos de otros países y qué busca el Kremlin con este programa. Foto: archivo.

Junto con ello, sugiere el experto, el programa busca contrarrestar la visión de Rusia que subrayan los principales líderes y medios de comunicación occidentales, que suelen describir al Kremlin esencialmente como un actor no confiable y que no ha respetado el derecho internacional, tras tomar medidas como desarrollar la guerra en Ucrania.

“Otra dimensión tiene que ver con una posición más bien estratégica de la Federación Rusa. Si uno revisa sus últimos diez años bajo distintos tipos de iteraciones y mecanismos, lo que han tratado de hacer es, en alguna medida, fomentar divisiones internas en la civilización occidental como un todo”.

Con esto último, Moscú espera implementar “una discusión de fondo respecto al modelo occidental de sociedad”, especialmente entre los sectores más conservadores y en contraposición a los que defienden políticas más liberales y/o progresistas.

“Yo creo que esto está dado por diseño y no es simplemente un efecto colateral”, comenta Larson. “Es una política que trata de fomentar una división”.

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