Alejandra Martí, directora ejecutiva del GAM: “Los públicos están volviendo al centro”
Alejandra Martí asumió el cargo tras la salida de Felipe Mella, con el desafío de gestionar un déficit de $656 millones, culminar la segunda etapa del edificio y posicionar el GAM como parte de un corredor cultural en la Alameda, sector golpeado por la crisis de seguridad. En medio del año del Nobel de Mistral, la humanista enfrenta los desafíos de un cambio de gobierno y políticas culturales.
Alejandra Martí recibe a Culto en una nueva oficina, cuya vista da hacia los pasillos públicos del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). El día soleado atrae a los visitantes como un imán.
“Nuestra vocación pública es estar abiertos. Esto no lo teníamos en las casas de ópera, para mí ha sido nuevo, porque son edificios cerrados. Para mí ha sido ‘guau’”, dice, recordando su experiencia en recintos cerrados, como el Gran Teatro del Liceo en Barcelona, el Teatro Municipal de Santiago u Ópera Latinoamérica (OLA) de la Red de Teatros de Iberoamérica, donde trabajó ocho años.
La licenciada en Humanidades y Master of Business Administration (MBA) llegó al GAM en un momento clave, en que la institución cumple su quincena. Eso sí, la búsqueda de dirección ejecutiva no fue fácil. La oferta de trabajo se publicó a fines de octubre de 2024 y recién en febrero de 2025, cuatro meses después, se informó la elección de Martí para llenar el cupo que dejó Felipe Mella, en medio de cuestionamientos por su alto sueldo y el déficit presupuestario del GAM.
“(El proceso) demoró porque postuló mucha gente de perfiles muy diversos, el directorio quería una persona humanista, pero que tuviera gestión y la capacidad de internacionalizar. Creo que mi currículum se ajustaba en esas tres variables”, explica.
Respecto a su predecesor, dice cautelosa: “Esto es una posta, soy súper respetuosa de los directores y del pasado de la institución, porque creo que cada director vive sus tiempos. A mí me tocó navegar con estos”.
Estos tiempos implican un déficit presupuestario de $656 millones, el término de la construcción del nuevo edificio y los desafíos propios de un recinto en el corazón de Santiago.
La seguridad, asegura Martí, es una de las prioridades del GAM. Por ello, integran una mesa de trabajo con el Gobierno de Santiago, el municipio, empresarios del barrio y vecinos. “Son cosas lentas, pero que se terminan haciendo. Por ejemplo, nosotros estamos trabajando en mover nuestra reja del metro hacia la Alameda. Hay una salida que es muy insegura. Ya está diseñada la reja, se empezará a construir y vamos a poder generar oferta, al instalar un café de paso”, anuncia.
Además, dispondrán de las cámaras del recinto para labores de seguridad municipio. “GAM es un vecino de la comuna que no solamente genera externalidades negativas, en el sentido del ruido o de atraer mucha gente, sino que también es un vecino que puede aportar a seguridad”.
Esas directrices se enmarcan en la propuesta de nueve instituciones culturales de instaurar la Alameda de las artes, un corredor cultural por Santiago. “El desafío es claro: debemos recuperar este espacio público que aún presenta signos de deterioro e inseguridad. Frente a eso, la cultura y sus instituciones ofrecen una estrategia concreta de regeneración urbana, con beneficios sociales, económicos y simbólicos de largo plazo”, escribieron en una columna publicada a inicios de mes en El Mercurio.
Además de Martí, firmaron la propuesta representantes de la Biblioteca Nacional de Chile, el Centro Cultural CEINA, el Teatro Municipal de Santiago, el Centro Cultural La Moneda, entre otros.
“Regina Rodríguez (directora del CCLM) partió liderando este movimiento. Tenemos un espacio geográfico, una gran cantidad de instituciones culturales interesantes que estamos atrayendo público. Nosotros estos últimos tres meses estamos con un porcentaje de ocupación del 79%. El año pasado, fue 54%. O sea, estamos con ventas históricas. Los públicos están volviendo al centro”, afirma Alejandra Martí.
La humanista también llegó con la misión de conmemorar los 80 años del Nobel de quien nombra el recinto: Gabriela Mistral. El GAM, al igual que otros edificios, se vistió de la autora de Tala y de Doris Dana, su compañera. En junio se presentó ya terminado el nuevo mural conmemorativo, Oyéndote el corazón, de Fab Ciraolo.
“Me interesa relevar cómo nos hacemos cargo de que es una gran pensadora latinoamericana, no solo poeta. Nosotros en el colegio estudiábamos a la poeta Mistral, pero se ha ido descubriendo, desclasificando y publicando escritos de ella que son tremendamente interesantes. Como Centro Cultural Gabriela Mistral tenemos un compromiso con ella para seguir esta línea de filosofía, literatura, reflexión de futuro y pensamiento. Mi idea es poder incluir el trabajo en coproducción con editoriales para publicar libros en la línea de pensamiento”, dice.
GAM mira al futuro
Con una presentación en su computador, Alejandra Martí nos explica los cinco objetivos que guían el camino del GAM. Es más, afirma que tener dirección hace que los trabajadores estén “tranquilos”.
Ya antes, la expresidenta del directorio Claudia Barattini afirmó que el ambiente de trabajo no era bueno, a pesar de todos estaban felices de integrar la organización. “En mi visión, es que está sin un plan de gestión vigente: no hay indicadores, no hay metas”, dijo a Culto hace poco más de un año.
Alejandra Martí, con su plan, propone un panorama completamente distinto: metas ambiciosas, a corto y largo plazo. Una de ellas es establecer el GAM como la casa de la creatividad de Chile y América Latina.
Para hacerlo, es crucial resolver la sostenibilidad económica del espacio. Por ejemplo, explica que el edificio gasta $120 millones anuales en energía y que en total, los gastos de operación y mantención del edificio bordean los $1.000 millones, la quinta parte de su presupuesto. Recordar que el GAM es una Institución Colaboradora en el Acceso al Arte y la Cultura, que recibe por asignación directa cerca de $4.202 millones desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Martí destaca que el GAM brinda gratuitamente el espacio para diferentes actividades, como el Festival Santiago a Mil, Art Stgo o la Feria Ch.ACO. “Eso más o menos son otros 2.000 millones de pesos, nosotros entregamos mucho como servicio, pero tiene que ser eficiente en su gestión”.
Su ojo está puesto en el mundo privado. “Generamos una propuesta de valor que va a hacer más atractiva. Tenemos que ver cómo dialogamos con los propósitos específicos de cada empresa; la cultura y la creatividad crean valor en la sociedad. No queremos salir a pedir plata para ser eternamente subvencionados, creamos un valor en la sociedad y somos tremendamente atractivos para empresas que están buscando crear valor”.
-¿Ve esa apertura en el sector privado?
“Absolutamente. Cada oveja con su pareja, creo que hay privados que se van a acercar por ciertos proyectos, otros por otros”.
Otro de los objetivos del GAM es el posicionamiento internacional. Para cumplirlo, Martí está trabajando en un circuito sur global que incluirá a Sao Paulo, Buenos Aires y Santiago.
-Dada su experiencia internacional. ¿Cómo se ve a Chile en lo cultural, respecto al contexto latinoamericano y mundial?
Chile en sus últimos 15 años ha crecido mucho en una institucionalidad cultural muy robusta. La otra particularidad interesante es que Chile tiene una visión que colabora en lo público y lo privado, eso no necesariamente se ve en otros países latinoamericanos. Además, Chile también tiene un uso de tecnología avanzado, entonces se mira desde la gestión y el uso de la tecnología hacia los públicos.
-Había esperanza en el sector cultural respecto a este gobierno. ¿Cómo lo evalúa usted?
Creo que las políticas de estado de cultura no se pueden ver en uno o en dos gobiernos, son políticas que trascienden, de continuidad. Al menos desde nuestra relación con GAM y el Ministerio de Cultura hemos tenido un tremendo apoyo, una tremenda visión de la ministra. Por supuesto que van a quedar proyectos en deuda, pero creo que estamos viviendo años difíciles económicamente a nivel mundial. Los países no estamos ajenos a esas acciones.
-Se viene un cambio de gobierno. Hay tendencia al avance de la ultra derecha. ¿Cómo eso podría impactar a un centro cultural como este?
Viendo la historia de GAM, ha tenido dos directores que han traspasado distintos gobiernos de colores políticos distintos. Creo que esa es otra particularidad de Chile, su capacidad de blindar a sus espacios culturales más allá de los cambios políticos. Eso me ha tocado verlo poco en países latinoamericanos, donde efectivamente con los cambios políticos cambian los directores.
-¿Estos cambios políticos podrían influir en las líneas editoriales? Como lo que pasa en Estados Unidos.
En los 20 años de carrera que tengo trabajando en artes escénicas, en todas las instituciones que he trabajado han habido independencia, o sea, el gobierno o el Estado no influyen en los contenidos. Creo que en eso en Chile ha habido tremenda escuela. Desde el tiempo que llevo en el GAM, de lo que preguntado, nunca se ha influido en contenidos. Por lo tanto, creo que así debe seguir siendo; independencia creativa.
La diversificación de los públicos es otra de las directrices que plantea Martí, enfocada en potenciar los segmentos menores de 18 años y mayores a 65. Eso va de la mano con modificaciones en la programación, que actualmente se enfoca en música clásica y popular. Su idea es fomentar la literatura, las artes visuales y las artes mediales, que integran la tecnología en su quehacer. “Armaré un comité curatorial”, afirma.
El debate en torno a quién expone en espacios tan concurridos como el GAM o el Centro Cultural de Valparaíso se hizo visible con el caso la exposición Te Amo, Mon Laferte visual.
-¿Hay que democratizar los espacios?
Es una conversación eterna en el mundo artístico, porque cuando programas dejas gente afuera, eso es inevitable. En GAM tenemos cinco disciplinas, tenemos la ventaja de cumplir con un sector artístico amplio. Es normal, de lo que he visto en mi trayectoria, que hay gente que queda enojada, es como inevitable. Lo cual no implica que no podamos ser lo más inclusivos posible y claros en esos procesos. Tenemos deberes de promover la nueva creación y el talento emergente, pero también tenemos obligaciones económicas que cumplir con la venta de entradas.
Los cambios en el GAM continúan. La Etapa 2 de construcción, que contempla una sala de 1.800 butacas y 2.500 en cancha, va a tiempo, asegura Martí.
La relación con el directorio, además, es fluida. Tras la salida de Claudia Barattini, este es dirigido por el vicepresidente Pablo Aranda. Aún no hay nueva presidencia definitiva.
“Llegué a un directorio ordenado, creo que en la institucionalidad cultural chilena hay una deuda en las gobernanzas de los directorios en general. Acá el directorio es muy bueno, estoy teniendo suerte en ese sentido”, concluye.
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