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Llegan las fotos perdidas del baterista de Blur: “Miro a mis compañeros de banda y aún veo a esos jóvenes de 20 años”

Dave Rowntree, el baterista de Blur, registró con su cámara personal los primeros años de la banda ícono del britpop. Así acumuló imágenes de cuartos de hoteles, fiestas, y sus primeros viajes a EE.UU. y Japón. Buena parte de estas acaban de editarse en el libro No one to know you. En exclusiva con Culto, el músico se explaya sobre esa experiencia y aborda la actualidad de la banda. “Por ahora no hay planes, pero nunca hay planes”.

Una de las fotos de Dave Rowntree: Damon Albarn, Graham Coxon, el director de iluminación de Blur, Dave Byers y Alex James.

Solo hay dos objetos que Dave Rowntree (Colchester, 1964), el baterista de los británicos Blur, lamenta haber perdido. Uno, la foto polaroid autografiada de la propuesta de arte del álbum Think Tank (2003), regalada por el célebre artista Bansky y que extravió en alguna mudanza. El otro, un CD que contenía una mezcla alternativa de la canción El mañana, de Gorillaz, que le entregó Damon Albarn para escucharla en su auto. El compacto se quedó en el reproductor de su Mazda MX5. Tiempo después lo vendió y nunca más lo encontró.

Otro objeto, igualmente valioso, estuvo a muy poco de sumarse a esa penosa lista: una caja de metal. Durante años, Rowntree almacenó ahí decenas de fotos que él mismo tomó con su cámara personal. “Las guardé en la caja porque las fotos estaban sueltas, esparcidas por varios sitios en cajas de cartón -dice el músico a Culto desde Reino Unido-. Pensé: «No quiero perderlas. Las guardaré». Tenía una caja de aluminio, las metí ahí. Yo decía, «Genial, ahora puedo estar tranquilo». Pero luego la perdí“.

Durante años, Rowntree ignoró la ubicación de la caja de metal. Hasta que, de súbito, apareció entre un aglomerado de roñosas cajas que se le habían rezagado tras una mudanza. “Tenía un montón de cajas de cartón que nunca me había molestado en desempaquetar cuando me mudaba de casa. Todavía no me había molestado en desempaquetarlas porque sabía lo que había dentro y era solo basura”, recuerda.

Por ello, su impulso inicial, fue deshacerse de esas cajas. “Pensaba: «¿por qué voy a molestarme en desempaquetarlas?». Así que estaba literalmente a punto de tirarlas, pero pensé, bueno, mejor compruebo que sean la basura que creo y ¡oh, sorpresa!, la caja metálica con las fotos estaba allí. Mis ángeles de la guarda me estaban cuidando ese día, te lo aseguro, porque estuvieron a punto de acabar en el contenedor".

Graham Coxon y Damon Albarn. Una de las fotos incluidas en No one you know.

Entonces Rowntree notó que tenía entre sus manos una valiosa colección de fotos. Estas se concentran en los primeros años de Blur, entre fines de los ochenta y los primeros años noventa. Por entonces, eran una desconocida banda de la escena alternativa que trataban de hacerse un nombre en Londres. Ahí planteó el paso evidente, publicar un libro.

“Era la primera vez que veía las fotos en años, desde que las hice, de hecho. Y me sorprendieron bastante. Había capturado algo único con esas fotos. Eso fue lo que me dio la idea de escribir un libro”, comenta.

Durante años, el músico pensó en escribir algún libro sobre su experiencia en las filas de Blur. Ya lo hizo su compañero Graham Coxon, con sus memorias Estrofa, coro, ¡monstruo! (Clubdefans, 2024). Pero las fotos le permitieron presentar una idea distinta. Y así se llegó a No one you know, el libro que revisita en imágenes los primeros años de Blur.

El título del libro, de alguna forma resume el espíritu de esos años iniciales de la banda. Viene de una frase que se le ocurrió a Kenny, el bromista conductor del autobús en que el grupo se desplazó durante su primera gira por EE.UU. en 1992. En esos días eran unos absolutos desconocidos en Norteamérica. Habían lanzado su primer disco, Leisure (1991), pero tocaban en pequeños clubes y bares de mala muerte. Recién comenzarían a tener notoriedad con su segundo álbum, Modern life is rubbish (1993).

“La gente fuera del Reino Unido, cuando leía la prensa musical británica, creo que se imaginaba que había bandas enormes en el Reino Unido, en las portadas de Sounds y del NME -dice Rowntree-. Pero, en realidad, la gente que aparecía en la portada de esas revistas tocaba en conciertos para 100 personas. Así que la gente se imaginaba que en aquella época éramos una banda bastante grande, pero éramos muy pequeños. Tocábamos en locales diminutos, tocábamos una música muy poco comercial. Parecía improbable que bandas como la nuestra llegaran a ser lo suficientemente grandes como para tener una carrera”.

Por ello, cuando el grupo alquiló un destartalado bus para moverse durante su primer periplo por América, el conductor decidió jugarles una broma. En el frontal del vehículo escribió la frase No one you know (nadie que conozcas). “Le preguntaban en las áreas de servicio, ya que era obvio que era un autobús de gira: «Oye, ¿a quién llevas en el autobús?». Así que era para burlarse de nosotros. No llevaba a nadie que tú conocieras. Pero también pensé que describía aquella época de nuestra carrera. La realidad era que nadie sabía quiénes éramos".

-La historia oficial dice que esa primera gira estadounidense no fue muy buena para Blur, pero en las fotos del libro se les ve pasándola muy bien ¿cómo lo recuerdas?

-Sí, fue increíble. Todas esas primeras veces fueron realmente impresionantes, cosas que te cambian la vida, de verdad. Ninguno de nosotros había estado nunca tan lejos, en Estados Unidos, Sudamérica, Canadá o Japón. Esos lugares solo los habíamos visto en la televisión, y allí estábamos. En un autobús de gira, algo con lo que solo habíamos soñado, algo que hacían otras personas, pero no nosotros. Fueron momentos maravillosos, realmente emocionantes. Conocimos a mucha gente de todo el mundo que se convertiría en nuestros amigos y que luego tendría mucho éxito. Así que, sí, fue una época realmente loca.

El libro concentra las imágenes que Rowntree tomó con su cámara Olympus OM10, que usaba película de 35mm. Un interés que siempre estuvo en su vida. “Hago fotos desde que era niño -cuenta-. Me regalaron una cámara por mi cumpleaños cuando tenía siete u ocho años. Así que llevo haciendo fotos desde entonces. Mis padres me animaron. Ambos eran músicos, ambos artistas. Pensaban que era una buena forma de mantenerme alejado de los problemas. Pero nunca me interesó la fotografía. No compraba libros de fotografía, ni estudiaba a otros fotógrafos. Solo me interesaba hacer fotos”, acota. Aún tiene esa cámara consigo. Es de las cosas que no ha extraviado.

Dave Rowntree en una de las fotos incluidas en No one you know.

-¿Qué impresión te provocó verte a ti y a los otros integrantes de Blur tan jóvenes en las fotos?

-Así es como los sigo viendo. Cuando miro a mis compañeros de banda, sigo viendo a esos jóvenes de 20 años. Y de vez en cuando veo un atisbo de cómo somos en realidad. Y pienso: «Dios mío». Y luego vuelvo a verlos como jóvenes. Son amigos, nunca los ves envejecer. Es muy extraño cómo funciona la vida.

El libro suma algunos notables aciertos, como mostrar a los integrantes de Blur en otras facetas. Por ejemplo, al cantante Damon Albarn tocando la batería. O al menos intentándolo. “La batería es uno de los pocos instrumentos que Damon no domina -apunta Rowntree-. Así que lo dejaremos ahí. Esa fue una de las únicas veces que le vi sentarse detrás de una batería y dijo: «esto es bastante difícil. Voy a dejarlo». Así que pensé en capturar ese momento".

Aparte de contener fotos en camarines, fiestas, hoteles, situaciones casuales donde se ve a los músicos junto a gente de su staff y su círculo cercano, el libro es asimismo un documento de las primeras giras internacionales de la banda. Además de EE.UU., en ese 1992 también visitaron Japón por primera vez.

La experiencia en el país del sol naciente está registrada en notables fotos, que dan cuenta del interés de Rowntree; imágenes del tren bala, los impresionantes templos, y los entusiastas fans japoneses que le tomaban fotos al grupo. También una hilarante visita a un programa de TV donde compartieron con una banda japonesa de metal, Seikima II, que a la manera de Kiss, usaban estrafalarios trajes y maquillaje.

El músico todavía sonríe al recordar lo que más le llamó la atención de Japón. “El aspecto futurista del lugar, especialmente de Tokio. No estaba preparado para eso. Sin duda, en los años 90, Japón estaba a la vanguardia del progreso tecnológico. Ahora creo que ese protagonismo ha pasado un poco a China. Pero en aquella época, todo lo más nuevo se diseñaba y construía en Japón. Para alguien como yo, interesado en la tecnología, en las máquinas y en la electrónica, fue alucinante”.

“Y lo segundo fue la increíble calidez de los japoneses. Nos acogieron con los brazos abiertos. Una vez más, no tenían ni idea de que éramos un grupo pequeño. Pensaban que éramos un grupo enorme porque aparecíamos en la portada de los periódicos. Así que la bienvenida fue probablemente desmesurada, fue como estar con los Beatles, de verdad. Chicas gritando, gente persiguiéndonos por la calle. Fue como: «¡Guau, estábamos totalmente preparados para esto!»“, agrega.

Damon Albarn mira fijo a la cámara, Álex James se toma la cabeza. Los días de locura de Blur en su primera visita a Japón. Una de las fotos de Dave Rowntree.

Las fotos del libro abarcan hasta la medianía de los años noventa, más menos coincidiendo con el cenit de popularidad de Blur. “Por una razón u otra, perdí el interés por fotografiar al grupo, y ahora lo lamento. Pero, en realidad, si hubiera seguido, hace tiempo que habría sacado un libro, así que probablemente fue mejor que lo dejara. Luego llegó la fotografía digital y, sinceramente, perdí todo el interés por la fotografía. La fotografía digital es algo muy diferente, me parecía muy desechable”.

-¿Hubo fotos que te hubiera gustado incluir y no pudiste?

-Sí, estaba limitado por el número de páginas que podíamos tener. Bueno, hay bastante menos de la mitad de las fotos que tengo. Tuve que descartar algunas fotos que me gustaban mucho porque no encajaban muy bien con las demás que había. Así que tengo otras fotos que podría usar para otra cosa. Quién sabe para qué.

-¿Y cómo decidiste qué fotos incluir y cuáles dejar afuera?

-Lo más difícil fue decidir qué fotos incluir y en qué orden colocarlas. Así que contaban una historia. Me llevó mucho tiempo. Empecé a intentarlo por mi cuenta y me costó mucho. Entonces recurrí a mi amiga Miranda Sawyer, periodista musical y escritora británica. Le pedí que me ayudara. Juntos lo resolvimos. Al final, decidí hacerlo agrupando las fotos en grupos de tres o cuatro que parecían tener algo en común.

-Con Blur lanzaron su último disco, The Ballad of Darren, en 2023 ¿tienen planes de un nuevo disco o salir de gira?

-Por ahora no hay planes, pero no le des demasiada importancia porque nunca hay planes. No somos una banda que se haya sentado nunca a planificar nada. Es un poco molesto porque significa que tienes que estar preparado para dejarlo todo en el último momento y hacer cosas sin sentido. Pero, por ahora, no hay absolutamente nada sin sentido en la agenda. Nada de nada. Pero como digo, esa es la normalidad. De repente nos llaman por teléfono y nos dicen: «¿Quieren tocar en el tejado del Palacio de Buckingham?». Tenemos que decidirlo: «Oh, hay que empezar los ensayos en una semana». Y entonces todo vuelve a empezar.

-Pero hoy es un buen momento para el britpop, Oasis está a punto de salir nuevamente de gira y Pulp acaba de lanzar un buen disco. La gente parece no olvidar al britpop ¿por qué crees que esa época sigue siendo tan popular, incluso entre los jóvenes?

-Está bien que sea así, pero creo que ahora estamos en un momento en el que los años 90 están lo suficientemente lejos como para que hayan pasado de ser la música aburrida que escuchan tus padres a ser algo que los jóvenes pueden descubrir por sí mismos y decir: «Oye, papá, ¿has oído hablar de Oasis? Acabo de descubrir un grupo nuevo genial, Oasis». La música es así, ¿no? Acabo de ver que Tom Jones va a actuar en algún sitio y he pensado: «Tom Jones». Era muy famoso en los años 60 y, luego, en los 70, estaba tan pasado de moda que daba vergüenza. En los 80, era como «Tom ¿quién?». Y, de repente, en los 90, redescubrimos a Tom Jones y se convirtió en un tesoro nacional. Tom Jones era genial, ¿verdad? Pero ahora estamos en esa situación con Blur, Oasis y Pulp. Hemos pasado de «Dios mío, qué basura eran en los 90» a «Son tesoros nacionales. Siempre me han encantado». Me alegro de que los jóvenes lo estén descubriendo, porque nuestro público es cada vez más mayor. Si se hacen demasiado mayores, tendremos que tener sillas de ruedas preparadas para que puedan entrar y mantas para taparlos y que no pasen frío ajaja (ríe). Y luego, de repente, el público vuelve a ser joven. Es una mezcla muy variada. Pero vuelve a haber muchísima gente joven entre el público. Es maravilloso. Perfecto. Justo lo que queremos.

Antes de despedirse, Rowntree nos revela su particular vínculo con el país. “Tengo una debilidad especial por Chile. Así que espero poder visitarte cuando se publique el libro. Aún no sé si podré, pero me encantaría. Tengo algunos amigos en el telescopio Alma, el gran radiotelescopio de Chile. Así que espero poder visitarlos también. Crucemos los dedos. A ver si puedo”.

El libro No one you know se publicará en septiembre a través de la editorial independiente Hero. Aún no tiene fecha de publicación en Chile, pero ya se puede preordenar en su sitio web.

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